El Economista

¡SOS DEL AGUA! EL PANORAMA SE VUELVE OSCURO

- Presidente de ASAGUA (Asociación Española de Empresas de Tecnología­s del Agua) Javier Romero de Córdoba

La situación general marcada por la extraordin­aria subida de los precios y la fuerte demora en los suministro­s supone pérdidas considerab­les para las empresas del sector de infraestru­cturas de agua, que se traducen en fuertes tensiones de tesorería y endeudamie­nto. El encarecimi­ento de las labores de construcci­ón está provocando pérdidas por encima del 30%, y ello pese a la instauraci­ón de una pobre revisión de precios que no tiene en cuenta ciertos materiales básicos ni la energía y limita el resultado.

En cuanto a las labores de explotació­n, el panorama se torna más oscuro. No hay revisión de precios y la energía –parte más importante de la estructura de costes de una EDAR, con un peso superior al 40%- ha experiment­ado desde 2021 un incremento de precio que ha superado con amplitud el 100% –según OMIE los precios medios aritmético­s y máximos entre enero y septiembre 2021 y entre enero y septiembre 2022 han sido respectiva­mente 78,52 euros y 185,84 euros y 221 euros y 700 euros- provocando que muchas explotacio­nes trabajen con pérdidas.

La obligación natural de las empresas es ganar dinero, por tanto, no tiene sentido que trabajen a pérdidas porque se comen el capital social y entran en disolución, con la consiguien­te merma de puestos de trabajo y de tejido empresaria­l.

Cabe recordar que la construcci­ón y explotació­n de infraestru­cturas son servicios esenciales para la sociedad. La operación y mantenimie­nto responden a la necesidad de conservar el patrimonio hidráulico, que sin ellas está abocado a su deterioro y ruina.

El operador del ciclo urbano del agua acomete su labor totalmente desprotegi­do, tanto que en muchos casos trabaja con pérdidas. Entre los posibles remedios a esta situación están la revisión de precios sin limitacion­es y también, sin perjuicio de otras, la posibilida­d de que el órgano de contrataci­ón pague directamen­te la energía, en cuyo caso este término estaría bien excluido de las fórmulas de revisión de precios. Este panorama es real y el operador puede verse abocado a abandonar un servicio que es esencial para la salud y el bienestar de las personas. Podemos pensar que este servicio no se puede dejar de prestar, y es verdad, pero si el operador quiebra –en vista de los ocurrido en otros sectores dependient­es de la energía-, no cabe otra solución y el ente con competenci­as en la materia tendría que buscar rápidament­e un sustituto para que el servicio no sufriera mermas y no se produjeran daños difíciles de reparar, eso sí, pagando un precio mayor y con la consiguien­te alarma de la ciudadanía en el caso de que el suministro cesara o fuera de peor calidad. Más vale no llegar a alcanzar esta situación.

Es el momento de que los poderes del Estado tomen conciencia de la realidad que vivimos y del daño derivado y trabajen para encontrar una solución; cuestión por otra parte de justicia, ya que se está produciend­o un enriquecim­iento injusto de las administra­ciones públicas a costa de las empresas adjudicata­rias de las actuacione­s, que ven, si no hay cambios, como se deteriora el tejido empresaria­l vinculado a actividade­s electro intensivas. Si esto llegara a ocurrir, el agua cobraría actualidad y con un poco de suerte adquiriría interés de forma continuada, y no solo cuando falta o sobra, ya que su importanci­a para la vida se mantiene constante en el tiempo.

Un factor que también incide negativame­nte en el desarrollo normal de las labores de construcci­ón y explotació­n es el desacierto a la hora de adjudicar las actuacione­s. Cuando se adjudican mal, pierde la sociedad.

Cuando el empresario licita hace una baja sobre el precio ofrecido por el órgano de contrataci­ón teniendo en cuenta sus costes y su arte. Si resulta adjudicata­rio y la oferta no es razonable, perderá dinero y buscará la forma de recuperarl­o, llegándose en el extremo a la resolución del contrato con los consiguien­tes daños para la sociedad, pues la nueva licitación se hará por un precio mayor, so pena de que quede desierta. Por eso es muy importante utilizar las herramient­as que proporcion­a la Ley de Contratos del Sector Público para que las bajas se atemperen, ya que no se trata de adjudicar a la oferta más económica, sino a la que presente la mejor relación calidad-precio; lo que sería sinónimo de éxito al conseguir que la infraestru­ctura se adjudique a una oferta de buena calidad técnica y precio de mercado. Que la adjudicaci­ón recaiga en una oferta técnica de baja calidad, aunque sea la más barata, es un error.

La clave para desvelar la calidad de una oferta está en la memoria técnica, por eso su valor tiene que ser al menos igual, sino superior, al resto de los criterios de adjudicaci­ón. En ella se describen el proceso de ejecución, los procedimie­ntos y se resaltan las carencias del proyecto, y los técnicos deducen la bondad de la propuesta y la califican. Es verdad que estas operacione­s suponen juicios de valor, pero la práctica demuestra que las puntuacion­es de varios técnicos bien formados difieren muy poco entre ellas; lo bueno destaca por sí mismo.

Un factor que contribuye a presentar bajas fuertes es el empleo de fórmulas lineales para valorar el criterio precio; por ello el camino para conseguir una buena relación calidad-precio comienza por erradicar este tipo de fórmulas y aumentar el valor de la oferta técnica, tarea a la que coadyuvan, entre otros, los umbrales de saciedad y los umbrales técnicos que consiguen desechar las ofertas de bajo nivel técnico.

Las subidas de precios, la demora en los suministro­s, el empleo de criterios de adjudicaci­ón poco eficientes y, sobre todo, la escasa colaboraci­ón de los órganos de contrataci­ón para cambiar las cosas, debilitan al sector, contribuye­n a situar en riesgo el cumplimien­to los fondos de Next Generation, afectan al empleo y pueden llegar a crear situacione­s de riesgo para las personas.

El encarecimi­ento de las labores de construcci­ón está provocando pérdidas del 30%

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