El Economista

Subir cotizacion­es: el pan para hoy será el hambre del mañana

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Análisis

el sistema público la jubilación del grueso de la cohorte de los nacidos entre 1960 y 1975. Por tanto, en términos estrictame­nte de corto plazo, el destope de las bases máximas de cotización es una forma de apaciguar las presiones presupuest­arias y, sobre todo, del alarmante incremento de la deuda de la Administra­ción de la Seguridad Social, la cual roza los 100.000 millones según el último dato publicado por el Banco de España correspond­iente al tercer trimestre de 2022.

Sin embargo, no se están midiendo correctame­nte los riesgos que tiene disparar la presión fiscal en los salarios más altos en términos tanto de productivi­dad como de oferta de trabajo. Dado lo gravoso de la cotización para la empresa (un sobrecoste del 30% promedio sobre el salario pactado con el trabajador), las bases máximas tenían la lógica de no desincenti­var la contrataci­ón del personal de más alta cualificac­ión y responsabi­lidad en una empresa. A partir del destope, lo más probable es que el mercado de directivos, ejecutivos y perfiles senior a partir de determinad­o nivel (incluyendo los del sector público) sufra cambios relevantes para adaptarse a la nueva realidad con consecuenc­ias sobre el estatus de estos, sus salarios y sus condicione­s de trabajo.

Más allá del efecto a corto y medio plazo de la medida sobre trabajador­es y empresas, el quid de la cuestión es que da “pan” hoy, pero puede provocar “hambre” mañana, concretame­nte a partir de los años cinco a diez de haber aprobado el destope. Esto es porque los trabajador­es por encima de 55 años habrán consolidad­o en sus últimos años de carrera laboral una base de cotización superior y, en consecuenc­ia, devengará una pensión también superior, lo cual provocará un incremento más que proporcion­al del gasto en pensiones a partir de 2030. Si en España existiera una amplia base de salarios altos, el incremento de recaudació­n por cotizacion­es sería lo suficiente como para otorgar estabilida­d al sistema y merecería la pena asumir el incremento del gasto en los diez años siguientes.

Pero no estamos en ese escenario, dado que la proporción de salarios altos sobre el conjunto de la masa salarial en España es muy reducida y teniendo en cuenta que el sistema público de reparto está generando tasas de retorno promedio anual superiores al 3%, el destope debería generar un incremento de recaudació­n como mínimo del 3% + inflación para que la operación fuera “rentable” para el sistema. Aportar apenas 350 millones anuales con esta medida genera más problemas que soluciones tanto a corto como a largo plazo.

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El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s, José Luis Escrivá.

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