España prima la economía, el Covid y Ucrania en su liderazgo de la UE
Asumirá la presidencia rotatoria en la segunda mitad de un año de elecciones
El 2023 se presenta como un año clave para España en la escena internacional. Y es que en el segundo semestre del año asumirá la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. Lo hará por quinta vez y será el próximo 1 de julio que recogerá el testigo de la presidencia de turno de los primeros seis meses del 2023 en manos de Suecia. Todo ello en un ejercicio marcado por las convocatorias electorales.
Entre las tres prioridades de España está la recuperación económica. Ya no sólo se trata de la salida coordinada de la pandemia, sino el golpe adicional que ha supuesto el conflicto en Ucrania con los elevados precios de la energía. En este marco, fuentes diplomáticas apuntan como objetivo la “coordinación” de medidas a nivel comunitario para apuntalar esa recuperación, de la mano de los fondos Next Generation y la partida complementaria correspondiente al Repower EU, para romper con la dependencia energética de Rusia.
Y considerando la recomendación por parte de la UE, en el arranque del año, de realizar test Covid a los viajeros procedentes de China, parece que la pandemia podría encarnar otra de las prioridades de la presidencia. A España le preocupan las últimas noticias sobre el brote de contagios en China, han informado fuentes diplomáticas, motivo por el cual exige ya a los pasajeros procedentes del país asiático una prueba negativa de Covid.
La guerra de Ucrania será otra de las prioridades de la agenda española, según han explicado fuentes diplomáticas que no descartan que el conflicto pueda alargarse hasta la segunda mitad del año. Así la respuesta de la UE, la ayuda a Ucrania y la reconstrucción del país serán dos elementos que guiarán las conversaciones.
Más allá de estas tres cuestiones, que determinarán el tipo de presidencia que será la española, emergen otras cuestiones de relevancia. Y en un momento en el que la UE mira a su entorno para extender nuevas relaciones comerciales, España quiere aprovechar su estrecha relación con América Latina.
Será así que ya en el arranque de la presidencia, en julio, está previsto que se celebre una Cumbre entre la UE y los países de América Latina y el Caribe (UE-Celac). El último encuentro de este tipo tuvo lugar en 2015 y con esta nueva convocatoria España trabajará no sólo en aspectos comerciales y económicos de la relación sino en impulsar la colaboración en temas sociales y de educación.
Aunque mira también al Mediterráneo y se propone mejorar las relaciones con la vecindad sur. Todo ello en un marco en el que las relaciones con proveedores gasísticos como Argelia se han convertido en cruciales para la UE. Otra de las cuestiones sobre la mesa serán las relaciones con Marruecos, con la pólvora del Qatargate y el conflicto del Sáhara azuzando las perspectivas de los acuerdos de pesca en aguas marroquíes.
El reto para España es sustancial
Será la última presidencia completa antes del final de este ciclo legislativo
pues el país asumirá la última presidencia rotatoria completa antes del final del ciclo legislativo europeo que marcará las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2024, que dará lugar en paralelo a un nuevo colegio de comisarios en el seno del Ejecutivo comunitario.
Será un año en el que los ciudadanos se darán cita en las urnas, con elecciones generales, municipales y autonómicas. Por tanto, una presidencia de la Unión Europea que confiere al Gobierno de Pedro Sánchez una oportunidad de oro para jugar bien sus cartas.
En lo que respecta a las reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, la posición de España quedó clara el pasado abril cuando se unió con Países Bajos para pedir que se creen colchones fiscales para reducir la deuda, con estrategias a medio plazo a medida de cada país. En este marco reclamaron también una regla de gasto con normas sean más comprensibles, fáciles de aplicar y anticíclicas.