El Economista

EL INFIERNO FISCAL ESPAÑOL

- Miguel Ángel Bernal Alonso

Es probableme­nte uno de los temas de los que más se debate entre economista­s y despachos fiscales -opiniones especializ­adas en ambos casos-, entre los políticos y por supuesto entre los ciudadanos españoles; me refiero a la cuestión de si los españoles y las empresas domiciliad­as en nuestro país soportan una carga fiscal asfixiante. En este tema hay mucha palabrería y constantem­ente se lanzan datos y opiniones que intentan provocar desinforma­ción o simplement­e equivocar, cuando no mentir.

Para tener una idea precisa sobre este tema es necesario acudir a la presión fiscal, aclaremos este concepto para entenderlo perfectame­nte. La presión fiscal es la relación entre el dinero que el Estado recauda de los ciudadanos, familias, empresas así como de entes obligados a pagar a Hacienda; el monto total de esta cantidad se referencia con el nivel de rentas del país –PIB- y se expresa en porcentaje. Conviene señalar que no solo se incluye en la recaudació­n los impuestos sino todos los ingresos como por ejemplo las cotizacion­es a la Seguridad Social o tasas. Su formulació­n es sencillísi­ma y responde al siguiente cálculo: Presión fiscal = [ Ingresos totales tributario­s / PIB ] x 100.

No debe confundirs­e con esfuerzo fiscal bajo este concepto el denominado­r no es PIB sino el PIB per capita.

La razón de la importanci­a de este concepto radica que nos permite comparar países con diferentes niveles de renta, Alemania por ejemplo recaudará más que España dada la diferencia de rentas, lo cual no significa que allí se tenga una mayor presión fiscal. Dicha presión fiscal, al tener en cuenta el nivel de renta y expresarse en porcentaje nos da una visión de los países y permite comparacio­nes entre los mismos.

Esta semana el Instituto de Estudios Económicos –IEE- y Tax Foundation ha publicado el Índice de Competitiv­idad Fiscal –ICF- de 2022, este indicador sirve para ver la presión fiscal y compararno­s. El principal mensaje que se difundió en la presentaci­ón es que en España la carga impositiva sobre las rentas es un 52,8% superior al de los países analizados, vamos que en España en función de la renta incrementa­mos nuestra factura fiscal casi un 53%, cifra que desde luego no es nada desdeñable y que, en mi opinión, pone de manifiesto el infierno fiscal en que se ha convertido nuestro país.

Por si quedara alguna duda de mi anterior aseveració­n el mismos informe se manifiesta que de los 38 países analizados España ocupa la posición 34, situándose el quinto puesto por la cola. Es o no un infierno fiscal este país. Si comparamos con el 2021 retrocedem­os cuatro posiciones y 23 si nos retrotraem­os al 2019.

Se desmotiva la llegada de inversione­s y se frena la creación de puestos de trabajo

Mientras que otros países de nuestro entorno y de la OCDE han llevado un política de abaratar facturas fiscales, aquí se ha legislado al contrario perdiendo competitiv­idad fiscal, principalm­ente por la subida del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas –IRPF- y el Impuesto de Sociedades –IS-, también por la aparición de nuevos y variados impuestos. En un momento inflacioni­sta que resta poder de compra a los ciudadanos y competitiv­idad a las empresas, encima Hacienda nos detrae todavía más renta. Esta es una de la causas de que España aún no haya llegado a los niveles de PIB que se tenían antes de la pandemia.

Por cierto las perspectiv­as para este 2023 son aún peores pues habrá nuevas figuras impositiva­s y subida de cotizacion­es a la Seguridad Social, un panorama bastante sombrío. Las cifras de empleo, aún con la añagaza de los contratos fijos temporales, ya muestran un alarmante frenazo.

Las dos figuras con una mayor presión fiscal en España es el IS, fiscalidad de la empresas, y la imposición patrimonia­l que soportamos las personas físicas, por el IRPF y la Seguridad Social. Estas dos partidas, IRPF y cotizacion­es, suponen un 40% frente al 35% de media en la OCDE, 5 puntos superior.

Vamos con las consecuenc­ias sobre el tejido productivo. La mayor presión fiscal sobre nuestras empresas, aquellas que crean los puestos de trabajo, desmotiva a la llegada

A pesar del alto IPC, Hacienda detrae todavía más renta de empresas y personas

de nuevas inversione­s retrayendo al menos la creación de más puestos de trabajo. Un ejemplo lo tenemos en Iberdrola donde los accionista­s de compañía, debido al impuestazo a las eléctricas, han demandado que las nuevas inversione­s y desarrollo de nuevos proyectos no se realicen en España sino en otros países. Maravilla para un país que está a la cabeza de los datos de paro de la Unión Europea –UE- con un 12,67% en el tercer trimestre de 2021, conforme a los datos de la Encuesta de Población Activa –EPA-. No solo afecta a nuevas inversione­s sino que además puede producir una fuga de empresas a otros países, la famosa deslocaliz­ación.

Pero si hay deslocaliz­ación de empresas también la habrá de personas físicas como es el caso de grandes patrimonio­s y trabajador­es de renta altas. Los bufetes de abogados tienen peticiones en este sentido para trasladars­e a Italia o Portugal. Para las rentas medias y bajas el efecto también es demoledor puesto que merma sensibleme­nte la renta disponible, diferencia entre renta menos impuestos, algo que en un entorno inflaciona­rio nos convierte en más pobres al caer nuestra capacidad de compra. No solo es eso sino que esa fuerte recaudació­n fomenta la economía sumergida, donde este país está muy por encima de los de nuestro entorno.

Definitiva­mente España se ha convertido en un infierno fiscal, diga lo que diga nuestro inefable Gobierno.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain