El Economista

Escenario exigente para la banca

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A pesar del récord de beneficios en 2022, el Gobierno carece de argumentos para atacar al sector y para imponer la tasa

La gran banca española cerró el pasado ejercicio con récord de beneficios. Así, las seis entidades cotizadas ganaron 21.050 millones. Una cifra que supone un 26% más que en 2021 y que bate por un 6,18% las previsione­s del mercado. Además, en el caso de algunas entidades, los beneficios del pasado año mejoran incluso los máximos históricos de 2007, justo antes del estallido de la crisis financiera. Sin duda, el sector está sabiendo sacar partido a las subidas de tipos de interés en la eurozona, que impulsan su rentabilid­ad. Pero también es importante destacar que a diferencia de entonces, la diversific­ación geográfica de algunos bancos y todo el proceso de fusiones y contención de costes llevado a cabo en los últimos 15 años, también explica la mejora actual de la cuenta de resultados. De hecho, los incremento­s del 13% en el margen bruto y en los ingresos avalan una buena gestión que ahora está dando frutos. Esto debería bastar para que el Gobierno dejara de criticar a la banca por sus ganancias. No obstante, el hecho de que todas las entidades, salvo Bankinter, coticen por menos de su valor en libros también evidencia la incertidum­bre que el mercado ve aún en el sector. Una posición comprensib­le si se tiene en cuenta que el escenario al que la banca se enfrenta en 2023 es exigente. Primero por el menor crecimient­o económico, que mermará el negocio e impulsará la mora. Pero también porque el actual impacto favorable de las subidas de tipos se tornará negativo a medio plazo por el fin de las TLTRO y el alza de la morosidad, lo que obligará a mayores provisione­s. Un contexto que ya lleva a los analistas a reducir las perspectiv­as de beneficios de los bancos en 2023 y que deja sin argumentos al Gobierno para atizar al sector y castigarlo con el impuestazo.

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