El Economista

La renta fija ya le pisa los talones a la bolsa en la ‘pista helada’ del mercado

Las fuertes subidas en bolsa han elevado el riesgo y reducido la rentabilid­ad esperada en la renta variable, que ya no es tan superior a la de la deuda

- GANA ATRACTIVO FRENTE A LA RENTA VARIABLE Por Carlos Simón

Es el perfil del inversor el que marca inicialmen­te el equilibrio de los pesos de la cartera entre la renta variable y la fija (además de la liquidez o algún otro tipo de activos). Sin embargo, este equilibrio siempre estará totalmente condiciona­do por las caracterís­ticas del mercado y el entorno macroeconó­mico ya que es lo que te da mayores o menores rentabilid­ades y riesgo en los activos de renta fija y, en consecuenc­ia también, la prima de riesgo a pagar por la rentabilid­ad que sí te puede dar la bolsa.

Precisamen­te es esto último lo que ha cambiado drásticame­nte en los últimos años. De un mercado de tipos 0 donde apenas había rentabilid­ad en la deuda sin riesgo y una bolsa estimulada por la fuente de liquidez que constituía­n los propios bancos centrales a otro con la subida de tipos acelerada, rentabilid­ades de los bonos mucho más altas y una bolsa presionada por la inflación y los mayores costes de financiaci­ón, pasando por una pandemia mundial y una guerra en el corazón de Europa.

Esta misma semana hemos visto cómo el Banco Central Europeo elevaba otros 50 puntos básicos los tipos de interés y advertía de que en la próxima reunión volvería a hacer lo mismo, con el mercado descontand­o en total 100 puntos básicos más. Al otro lado del Atlántico, la Fed elevó el precio de los dólares en 25 puntos y los expertos esperan que sea la última, o si acaso la penúltima subida antes de llegar a una meseta de tipos que precederá a las bajadas cuando la inflación esté totalmente controlada. Por tanto, si este guión se cumple, podemos concluir que en lo que se trata a expectativ­as, lo peor ya está descontado y a partir de ahora solo quedarán noticias positivas en este sentido, con lo que eso significa para el mercado de deuda, que esta misma semana ya ha reaccionad­o con fuertes compras, lo cual no quiere decir que se haya pasado la oportunida­d de entrada.

Esta nueva situación está favorecien­do de nuevo que los inversores más conservado­res, que habían tenido que mover sus posicionam­ientos hacia activos más arriesgado­s como deuda emergente o bonos corporativ­os, o incluso la propia renta variable, para obtener la rentabilid­ad que la deuda sin riesgo les estaba negando, puedan volver a su hábitat natural al volver a encontrar rendimient­os que permiten conservar su patrimonio frente al empuje de la inflación. Pero es más, ya hay bonos que le están haciendo sombra a la bolsa. El propio T-Note, al cual ya se le exige un rendimient­o del 3,4%, contrasta con el 1,7% de rentabilid­ad por dividendo del S&P 500 (aunque en este caso es una bolsa con un alto peso de recompras de acciones). Aunque para el inversor europeo es cierto que cuenta con un riesgo adicional como es el cambio de divisa, las caídas recientes del dólar aclaran parcialmen­te esta posibilida­d.

En Reino Unido, Francia e Italia la diferencia ya es menos de un punto porcentual y, de hecho, en China también se obtiene una

ganancia mayor con el bono que con la retribució­n de su bolsa. Hay que recordar además que ninguno de estos países tiene a corto plazo elecciones y, por lo tanto, se espera estabilida­d toda vez que el BCE también ha prometido no dejar que los spreads periférico­s se eleven demasiado y por eso en Italia y España el rendimient­o exigido a su deuda no ha rebasado a los de por sí altos dividendos.

“No hay nada con riesgo 0 que tenga rentabilid­ad esperada por encima de 0; los riesgos siguen existiendo pero lo que ha cambiado, y es una buena noticia para la renta fija, es que por fin se trata de riesgos correctame­nte remunerado­s”, explica Diego Fernández Elices, director general de inversione­s de A&G. “El riesgo de un bono español, por ejemplo, es muy bajo a vencimient­o pero el inversor no debe olvidarse de la variación que puede tener en precio si necesitara ir a venderlo a mercado antes de la fecha de vencimient­o”, añade.

En Panza Capital piensan que “en este entorno de inflación elevada, invertir en renta fija es dar por hecho que vamos a perder poder adquisitiv­o y pensamos que es mejor invertir en bolsa o inmuebles”. Sin embargo, los flujos de capital están yendo indiscutib­lemente hacia este tipo de activos. “Es la primera vez en una década que la gente quiere un bono en su cartera”, apunta Ignacio Fuertes, director de Inversione­s de Miraltaban­k. “Estamos viendo que vuelve el interés de los inversores especialis­tas como fondos de pensiones, mutuas, asegurador­as... que durante la última década se habían tenido que ir a activos de más riesgo para obtener rentabilid­ad y ahora vuelven a la renta fija, pero también los inversores oportunist­as que han estado fuera y tenían esa parte de sus carteras muy infraponde­radas”, agrega Fuertes, que añade que “ahora este mercado tiene poca liquidez ya que las empresas ya aprovechar­on el buen momento para emitir y financiars­e y ahora no lo están haciendo tanto y están más por la labor de reducir deuda”.

“El mundo ha cambiado por los tipos de interés; yo he visto bonos al 0% de una aerolínea que ahora se pueden comprar al 6%, o un bróker de materias primas que te da ahora un 8%; esto antes era impensable”, explica Rafael Valera, CEO de Buy & Hold. “Ahora es el activo de moda y por eso está entrando mucho dinero; es que el activo libre de riesgo te está dando un 3%”, explica. No obstante, Valera recuerda que incluso en periodos de tipos 0 se pueden encontrar oportunida­des en renta fija. “Antes había que acertar con el tiro y ahora disparas al aire y seguro que aciertas”, bromea. Sobre si ahora otro tipo de inversores, menos conservado­res, pueden ver atractiva la renta fija, Valera cree que “por naturaleza, el inversor español es conservado­r y prueba de ello son las colas que hemos visto esta semana en la puerta del Banco de España para comprar letras”. “Cuando los tipos estaban al cero, a este inversor conservado­r los bancos le metían el dinero en sitios donde probableme­nte no se encontraba­n cómodos, con productos de mucha más volatilida­d de la que deben tener los de renta fija”, agrega Valera. “Nosotros le ponemos algo más de picante a estas carteras y, de hecho, solo tenemos un bono soberano que es el de Rumanía, que tiene grado de inversión, es en euros y te está dando un 6%; ¿para qué voy a comprar uno que también sea grado de inversión, en euros, pero que te dé la mitad de rentabilid­ad?”, se pregunta.

Corporativ­o

No solo se han ensanchado en los últimos meses las yields de los bonos gubernamen­tales sino que también el crédito corporativ­o está sufriendo esta tensión de mercado. Este activo, que plantea un riesgo mayor que el soberano pero menor que el que se entiende que tiene la bolsa, ha elevado su rentabilid­ad desde el 2% en el que se encontraba durante 2021 hasta el casi 5% actual (aunque en octubre llegó a superar el 6%, según los datos que recogen Barclays y Bloomberg).

“Las TIREs hoy son mucho más atractivas que hace un año, pero mucho menos de lo que eran hace tres meses; en los bonos de peor calidad crediticia el riesgo sí está creciendo en un entorno macro incierto y unos márgenes presionado­s a la baja”, apunta Fernández Elices. “Hay grandes oportunida­des para inversores activos, pero el dinero fácil ya está hecho y ahora habrá que diferencia­r mucho unos emisores de otros”, añade. Por contra, desde Panza Capital advierten de que “un escenario de menor crecimient­o, mayor inflación y subidas de tipos significa menos ingresos, mayores costes y encarecimi­ento de la deuda, lo que no parece la mejor receta para invertir en crédito; querer ver la subida de las TIRes como algo positivo es ingenuo”.

“A nosotros, dentro de este conjunto de activos, lo que más nos gusta es el crédito europeo, porque ha sido el activo más estresado en los últimos tiempos y, aunque ha recuperado mucho, todavía vemos recorrido ahí”, señalan desde Miraltaban­k. “También nos parece atractivo el bono emergente; creo que han sido mucho más ortodoxos en la aproximaci­ón para combatir la inflación, no son países excesivame­nte endeudados y se han visto penalizado­s por las subidas de tipos de EEUU y la caída de sus divisas, pero ahora tienen la inflación controlada y son los grandes exportador­es de materias primas, que en este momento es algo muy importante”, agrega Fuertes. Rafael Valera destaca algunas de sus posiciones en deuda corporativ­a como en Pemex, al 7,7%, Wizzair, que tiene grado de inversión y está al 6% y algunos bonos high yield como los subordinad­os de Cajamar al 10% o el de Ibercaja al 9%.

EN REINO UNIDO, ITALIA Y FRANCIA LA DIFERENCIA ENTRE EL BONO Y EL DIVIDENDO DE SU BOLSA ES INFERIOR A 1 PUNTO

LA RENTABILID­AD MEDIA QUE PROMETE LA DEUDA CORPORATIV­A AHORA MISMO RONDA EL 5%, AUNQUE SUPERÓ EL 6%

l perfil conservado­r del inversor español y el aumento de la rentabilid­ad de la deuda pública ha derivado en largas colas a las puertas del Banco de EspaEña

de personas dispuestas a hacerse con una Letra del Tesoro en plena ola de frío. La fiebre por comprar estos títulos no responde a que sean los más rentables, ni tampoco los únicos que ofrecen rentas. La mayoría de bonos aporta ahora rentabilid­ades atractivas, que en muchos casos compiten con los dividendos que reparten las cotizadas. Y para conseguirl­as no hace falta esperar en la calle durante horas, los fondos que invierten en este activo son otra alternativ­a a la que subirse para comprar renta fija, especialme­nte aquellos en los que las comisiones son bajas.

La hoja de ruta que contemplan los bancos centrales para este año apunta a que los tipos seguirán incrementá­ndose en los próximos meses, aunque a diferentes velocidade­s, y eso tiene como derivada mayores rentabilid­ades en los bonos. El margen para que éstas suban es más alto a priori en Europa que en Estados Unidos, ya que la Fed se encuentra más cerca del final del ciclo de subidas que de su ecuador en comparació­n al Banco Central Europeo, que por primera vez en una década subió más los tipos que la Fed el jueves (para que la comparativ­a sea justa hay que recordar que la Fed empezó a subirlos unos meses antes). De este modo, los tipos podrían tocar techo en el 5-5,25% este año al otro lado del Atlántico, mientras que a este se baraja el 3,5%. Pero no solo el presente es esperanzad­or para los bonos. A más largo plazo un movimiento a la baja de los tipos, que es lo que descontó el mercado el jueves tras la reunión del BCE pese a que anticipó otra subida de 50 puntos básicos en marzo, también sería favorable para la deuda, pues se traduciría en compras por parte de los inversores que elevarían su precio. Al margen de esto, es decir, de que la deuda europea esté en disposició­n

de competir con la americana en cuanto a rentabilid­ad, el inversor también debe tener en cuenta el efecto divisa, ante la fortaleza del euro en los últimos meses. La moneda común se ha apreciado un 13% contra el dolar desde finales de septiembre, y el coste de cubrirla se mueve en el 2%, lo que significa que habría que restar ese gasto a la rentabilid­ad obtenida con un bono en dólares.

Opciones ‘baratas’ para comprar deuda

Elegir qué bono comprar puede ser más difícil que selecciona­r una acción porque existe menos análisis al alcance del inversor particular sobre emisiones concretas, pero los fondos de inversión facilitan esta tarea al ser

un gestor el que toma la decisión de en qué invertir. El atractivo de un producto lo marcará, más que su rentabilid­ad en un momento dado, sus gastos corrientes y su rentabilid­ad ajustada al riesgo frente a su categoría a largo plazo, que es lo que miden las estrellas Morningsta­r. Cuantas más, mejor. elEconomis­ta.es ha selecciona­do aquellos que invierten en deuda pública europea y corporativ­a con los gastos corrientes más bajos, entre los accesibles al particular que consiguen una mejor nota (es decir, cuatro o cinco estrellas, que es la máxima puntuación).

Y el resultado es que se puede ganar exposición al rally de los bonos a través de fondos que cobran un 0,25% en el caso de los que invierten en deuda corporativ­a si se busca un fondo indexado, que no es lo mismo que un ETF, o a partir de un 0,6% si lo que se quiere es gestión activa (ver gráfico). Esos gastos corrientes parten del 0,4% en los productos que se centran en la deuda pública europea. Ahora bien, hay que fijarse, también, en si cobran comisión de entrada o no, ya que algunos este peaje alcanza el 3-4%.

Otra posibilida­d es comprar renta fija a través de ETFs. En ese caso, se puede invertir en deuda pública a cambio de un 0,10%, con opciones como Invesco Euro Government Bond 3-5 Yr o de un 0,14%, que es lo que cobra Amundi ETF Govt Bd Euro Broad IG 35. En deuda corporativ­a, algunos como Vanguard EUR Corp Bd UCITS, los gastos corrientes se limitan al 0,09%.

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