La amenaza latente de la deuda
El Gobierno carece de un plan para rebajar el déficit a pesar de que España pagará un 20% en intereses por la deuda en 2025
La subida de los tipos de interés encarece la financiación y supone un claro riesgo para los países con un alto volumen de deuda, como es el caso de España. A pesar de ello, el impacto es aún limitado debido a la adecuada estrategia del Tesoro de incrementar la vida media del pasivo nacional, que ha pasado de los 6,5 años a los 8 en los que se situó a partir de 2022. Esto permite que el Estado sólo tenga que refinanciar un 13% de la deuda con letras, lo que mantendrá a raya el coste de financiación en este 2023. Pero la cosa cambiará en los siguientes años. En concreto, CaixaBank indica que España pagará casi un 20% más en intereses en 2025. Esto supone que la factura se elevará hasta los 41.000 millones, 12.000 millones más que en 2022. Un lógico encarecimiento que no sólo responde al alza del precio del dinero sino también al hecho de que a partir de marzo el BCE dejará de comprar deuda española. Si se tiene en cuenta que el eurobanco adquirió 30.000 millones el pasado año, salta a la vista que su decisión obliga a nuestro país a salir más al mercado a financiarse, lo que elevará la factura. En este contexto, el Gobierno debería haber llevado medidas de ajuste en vez de empeñarse en seguir estirando el chicle del gasto con un claro objetivo electoral. Una política económica que no es adecuada, además, en un momento en el que los mercados muestran más sensibilidad a los desequilibrios públicos. Esto puede disparar las primas de riesgo en cualquier momento, que es lo que ocurrió a Reino Unido el pasado año. Ante este riesgo, lo aconsejable es optar por la austeridad y por un plan para bajar la deuda a medio plazo por debajo del 100% del PIB, nivel que los mercados consideran sostenibles. Por desgracia, el Gobierno carece de una hoja de ruta al respecto.