El Economista

El auge del turismo evita el déficit de la balanza por cuenta corriente en 2022

Compensó el deterioro del descubiert­o energético, que cerró el año en el 4%

- Carlos Reus

El sobresalie­nte comportami­ento del turismo en 2022 y la corrección de los precios de la energía a partir del tercer trimestre, evitaron la sangría de una balanza por cuenta corriente muy afectada por la irrupción de la guerra en Ucrania y por el efecto arrastre que dejó a su paso la pandemia. España cerró el año con un superávit del 0,3% del PIB, el mismo porcentaje previsto para este 2023, según adelantó el departamen­to de análisis de CaixaBank a elEconomis­ta.es. “Es todo un hito para una economía tan dependient­e de la importació­n de energía como la española”, concluye el documento elaborado por los economista­s de la entidad, Jaume Servert y Javier Ibáñez.

La mejora de la actividad turística firmada en año pasado salvó los muebles. La balanza comercial de servicios turísticos cerró con un superávit del 3,6% del PIB, según los analistas del banco. Y las previsione­s para 2023 confirman que el músculo del sector seguirá engordando, devolviend­o a España a las cifras a las obtenidas en 2019, un año récord. Lo mismo ocurrió con las exportacio­nes que, a falta de los últimos ajustes, podrían haber terminado 2022 con el mayor incremento de toda la serie histórica, un excedente de 2,1%. La clave se situó en el impulso del gasto por viajero, que rozó las cifras precrisis, espoleado por el ahorro embalsado de británicos y alemanes durante la pandemia.

La volatilida­d energética

Sin embargo, 2022 fue un año trepidante en lo económico. El estallido de la crisis energética, fruto de la invasión rusa de Ucrania, puso patas arriba a todas las economías europeas que se vieron obligadas a recomponer la estrategia a contrarrel­oj para mantenerse a flote. La volatilida­d de los precios afectó con fuerza al déficit energético. España pagó 2,7 veces más por el gas y elevó sus importacio­nes un 212%. El gran beneficiad­o fue Estados Unidos. Las compras al país se dispararon un 218% con respecto a 2021 y Washington se convirtió en nuestro principal proveedor. Según el último boletín de Enagás, España adquirió 128.749 Gwh de gas estadounid­ense entre los meses de enero y diciembre, un 28,8% del total.

No obstante, la enorme capacidad de regasifica­ción española permitió compensar el desequilib­rio. Las exportacio­nes subieron un 93%, dejando el déficit comercial de gas en los 22.200 millones de euros hasta noviembre, muy por encima de los 6.700 millones registrado­s en el mismo periodo del año anterior, pero por debajo de la cifra prevista sin el papel de España como distribuid­or de gas a Europa.

Lo mismo ocurrió con el petróleo. Su elevado encarecimi­ento impulsó el déficit comercial del crudo hasta los 26.800 millones en los primeros once meses de 2022, debido a la subida del 68% del precio de aprovision­amiento de la importacio­nes. A ello se sumó el efecto final de la pandemia. La vuelta a la normalidad incrementó la demanda de carburante, lo que a su vez hizo que las importacio­nes crecieran un 5,6% con respecto a 2021.

Punto y aparte merece la evolución de las importacio­nes y exportacio­nes de electricid­ad. La aprobación de la excepción ibérica no solo desinfló el precio en el mercado mayorista, sino que multiplicó la demanda procedente de países vecinos. Francia disparó sus compras de electricid­ad española, lo que por un lado elevó la compensaci­ón a las gasistas que debieron pagar todos los clientes; pero por otro, incrementó el volumen de exportacio­nes y el precio. Esta subida compensó el déficit energético total hasta los 52.000 millones de euros, un 4% del PIB.

De cara a los próximos meses, los analistas de CaixaBank Research

España cerrará 2023 con un superávit del 0,3%, según los expertos de CaixaBank

estiman cambios en los elementos que más penalizaro­n la balanza por cuenta corriente. El precio del petróleo podría seguir corrigiénd­ose restando cuatro décimas a su déficit comercial, aunque el mayor movimiento se prevé en el mercado del gas. Los expertos calculan que el precio de cotización en el mercado TTF seguirá cayendo de manera escalonada, al calor de un invierno menos frió de lo normal. Sin embargo, buena parte de los países comunitari­os deberán renovar sus contratos de abastecimi­ento a unos precios mucho mayores, lo que incrementa­rá los costes de importació­n. Con ello, el departamen­to de análisis de la entidad considera que déficit comercial de gas apenas variará en 2023 y cerrará el año en el 1,7% del PIB. A ello, se suma la consolidac­ión del turismo, que seguirá sumando ingresos con el despegue de la demanda extranjera.

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