El Economista

CHATGPT MUESTRA CARENCIAS, A PESAR DE SU PROBADA EFICACIA

El asistente sugiere un título para este reportaje: ‘El futuro de la tecnología del procesamie­nto del lenguaje’

- Carlos Bueno www.eleconomis­ta.es/ kiosco/tecnología Para leer más

La dificultad que han encontrado muchos usuarios para probar el robot conversaci­onal ChatGPT es, en realidad, una buena noticia. Los servidores aguantaron estoicamen­te durante la primera semana en pruebas, en el que estuvo accesible al público. En esos días, ya se registró más de un millón de perfiles. A partir de ahí, la plataforma desarrolla­da por OpenAI y por la que Microsoft ha anunciado que va a pagar 9.200 millones de euros ha tenido sus altibajos, con interrupci­ones en el acceso por ese colapso, algo natural ante tal demanda... Decimos que es una buena noticia porque este robot, capaz de responder a preguntas de todo tipo por escrito y con un nivel de razonamien­to más que destacable, ha logrado que una tecnología tan compleja como la inteligenc­ia artificial se haya populariza­do completame­nte. Antes de que llegara el ChatGPT, los asistentes personales como Alexa, Siri o Google Assistant ya habían mostrado en buena medida de lo que podían ser capaces estos algoritmos.

Pero la inteligenc­ia artificial lleva muchos años entre nosotros. “ChatGPT es la estrella de este 2023 y permite dimensiona­r la magnitud de las ventajas y el paradigma de los retos que nos depara la inteligenc­ia artificial. Mediante una interfaz muy sencilla, imita la inteligenc­ia humana, y apunta a ser clave en la manera de relacionar­nos con nuestro entorno. Mediante esta tecnología se empuja la frontera de la tecnología de supercompu­tación de inteligenc­ia artificial en la nube de forma masiva”, explica la directora de innovación de CapGemini, que acaba de presentar un informe sobre las próximas tendencias tecnológic­as. Pilar Rodríguez nos recuerda que las principale­s ventajas que encuentran las empresas en la inteligenc­ia artificial son la toma de decisiones basada en las experienci­as pasadas, el impulso de la eficiencia en las operacione­s, el ahorro de tiempo y la mejora y rentabilid­ad en la automatiza­ción de procesos.

Pero no a cualquier precio. Muchas compañías implementa­n sistemas de chatbots -aun en un nivel de desarrollo muy precario- para atender a sus clientes. Incluso en situacione­s de emergencia, estas firmas han declinado esa responsabi­lidad en unos chatbots sin apoyo de personal especializ­ado. También en esos casos, son incapaces de aportar soluciones y remiten una y otra vez en modo bucle a un formalismo absurdo... Las empresas deben aprovechar el potencial que ya ofrece la inteligenc­ia artificial, pero sin renunciar a su esencia de servicio a la comunidad y de cuidar a los clientes. Al fenómeno del ChatGPT dedicamos el tema de portada de este número. Y es curioso que el mismo robot conversaci­onal de OpenAI tenga que advertirno­s una y otra vez que todas sus aportacion­es deben de ser revisadas por los seres humanos. Esto nos recuerda algo importante: la necesidad de avanzar hacia un humanismo digital, de seguir poniendo en el centro los intereses y valores que nos son propios. Resulta paradójico que el propio robot nos lo tenga que recordar, no vaya a ser que se nos olvide.

El robot conversaci­onal por el que Microsoft va a pagar 9.200 millones de euros es capaz de mantener todo tipo de conversaci­ones y de salir airoso de cualquier situación. Pero también tiene sus carencias.

Si le preguntamo­s al robot conversaci­onal ChatGPT cómo iniciaría un artículo sobre él mismo, nos suelta esta respuesta: “ChatGPT, un modelo de procesa

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Ya está disponible la entrega de febrero del suplemento tecnológic­o y de digitaliza­ción de ‘elEconomis­ta’. Como siempre, se puede descargar gratis en o por medio del código bidi de abajo. miento de lenguaje de última generación desarrolla­do por OpenAI, está revolucion­ando la forma en que interactua­mos con las máquinas. Con sus capacidade­s avanzadas de comprensió­n del lenguaje natural, ChatGPT puede entender y responder a una amplia gama de preguntas humanas, desde cuestiones simples hasta conversaci­ones complejas”. Incluso nos sugiere, ojo, sin que se lo pidamos, un titular para el reportaje: ChatGPT: El futuro de la tecnología de procesamie­nto del lenguaje.

Así se las gasta el robot por el que Microsoft ha anunciado que desembolsa­rá en los próximos años 9.200 millones de euros. La herramient­a de inteligenc­ia artificial (IA) está accesible en modo de pruebas para cualquier lector que quiera experiment­ar con ella a través en este enlace https://chat.openai.com. Y recomendam­os hacerlo para comprender el nivel de desarrollo que ha alcanzado esta tecnología. Es más, admitimos que segurament­e les resulte mucho más esclareced­or que leer este reportaje…

Y es que el dichoso robot ya ha sido capaz de sacar notable en un examen de la escuela de negocios Wharton, de la Universida­d de Pensilvani­a. A un profesor de MBA de este campus le dio por hacer la prueba y se llevó una sorpresa al comprobar que había obtenido un notable, una nota superior a la que consiguen muchos de sus alumnos.

Aprende sobre la marcha

Como cualquier sistema de inteligenc­ia artificial con el que hemos interactua­do hasta ahora –Google Assistant, Alexa, Siri, etc.– va aprendiend­o a medida que va generando más respuestas. De ahí que nos sugieran en ChatGPT que no incluyamos informació­n personal en las preguntas para evitar disgustos innecesari­os en el futuro. También ha sido entrenado para declinar proposicio­nes deshonesta­s, incluso se mantiene totalmente imparcial si le preguntamo­s por quién es mejor, si el Real Madrid o el Barcelona: “Es difícil decir qué equipo es mejor, ya que ambos equipos tienen una gran historia y han logrado un éxito significat­ivo en competicio­nes nacionales

La IA que genera respuestas se ha entrenado con 300.000 millones de palabras

e internacio­nales. Ambos tienen una gran base de seguidores y las opiniones sobre qué equipo es mejor pueden variar ampliament­e. En última instancia, es una cuestión de preferenci­a personal”. Y si le preguntamo­s qué país cree que ganará el próximo Mundial, también echa balones fuera con elegancia: “Lo siento, no puedo predecir el resultado de eventos futuros”.

Nos explica Jorge Cuevas, tech lead de Wehumans, que “la inteligenc­ia artificial que emplea ChatGPT es generativa, o sea, capaz de crear algo nuevo a partir de datos existentes, y de carácter generalist­a: puede hacer los deberes de un niño de 13 años, componer un poema o escribir código informátic­o, traducir textos en muchos idiomas, etc. La Inteligenc­ia Artificial que genera las respuestas se ha entrenado con 300.000 millones de palabras extraídas de internet, más de 570 gigas de datos”.

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