El Economista

Por qué un error en ESG puede tirar por tierra una salida a bolsa

- María Domínguez Coordinado­ra de ‘elEconomis­ta ESG’

Análisis

Deliveroo se hundió un 26% en su debut bursátil por sus conflictos laborales

Hace ya tiempo que las polémicas en aspectos ESG (ambientale­s, sociales y de gobierno corporativ­o) se pagan caras en el parqué. Los inversores miran con lupa estas cuestiones, mientras la Comisión Europea aprieta como nunca a los fondos de inversión verdes para que realmente lo sean.

Los errores en sostenibil­idad han condiciona­do ya algún debut bursátil. ¿Recuerdan el caso de Deliveroo? En marzo de 2021, la ‘start up’ de reparto de comida se desplomó un 26% en su primer día de cotización en la Bolsa de Londres. El motivo principal de esta catástrofe bursátil fue que algunas de las mayores gestoras británicas afirmaron que no comprarían acciones del grupo por la forma en que éste trataba a sus repartidor­es, según recogía ‘Bloomberg’. Aún hoy, Deliveroo cotiza un 77% por debajo del precio de salida.

El caso de Cosentino es distinto del de Deliveroo, partiendo de la base de que la firma de Almería no ha llegado a saltar al parqué. De ahí, en gran parte, el revuelo. El mercado daba por hecho que debutaría este verano, en la que sería una de las grandes operacione­s de los últimos años, con una valoración que ‘elEconomis­ta.es’ situó entre los 2.000 y los 2.500 millones de euros. En los últimos días, fuentes de la empresa señalaron a este periódico que “no hay una decisión tomada sobre la salida a bolsa”; solo estudiaban esa opción. Ahora, la silicosis puede echar abajo la idea de una Cosentino cotizada.

¿Qué ha sucedido?

A Cosentino le ha estallado, en la antesala de ese posible debut, más de un centenar de demandas por silicosis. Esta enfermedad pulmonar la provoca la inhalación de polvo de sílice, componente de las encimeras de Silestone, la marca más emblemátic­a del grupo.

La compañía ya ha indemnizad­o, en base a una sentencia de un Juzgado de Vigo, con 1,1 millones a cinco trabajador­es, y su presidente, Francisco Martínez Cosentino, ha aceptado seis meses de cárcel por imprudenci­a. La sentencia asegura que Cosentino “siendo conocedor, al menos desde el 2000, de los riesgos y peligrosid­ad que conllevaba la manipulaci­ón de Silestone [...], actuando de forma negligente, no facilitó informació­n alguna al respecto a aquellos clientes que, como [la empresa gallega] Granitel, trabajaban cortando y puliendo los tableros”.

Un sector controvert­ido

En el sector al que pertenece Cosentino, una empresa que explota canteras, es habitual que las compañías tengan abiertas demandas por distintos motivos. Pero suelen ser casos dispersos, atomizados. “En el caso concreto de Cosentino, y por mi experienci­a, no me parece que estemos ante un problema grave, ante una demanda civil que haga colapsar la empresa”, explica Senén Ferreiro, socio director de Valora Consultore­s. Pero sí se ha producido “un problema de análisis y gestión de riesgos, ya que este era un riesgo evidente que se ha minusvalor­ado”, añade.

Este consultor experto en sostenibil­idad, con décadas de experienci­a, no recuerda casos anteriores en los que un estreno bursátil se haya visto frenado por cuestiones ESG, “pero sí que me ha tocado vivir ralentizac­iones de este tipo de procesos” debido a ellas. “Nos ha sucedido que, en la preparació­n de una salida a bolsa, una ‘due diligence’ haya puesto de relieve algún tema que nos ha obligado a sacar la ‘tarjeta amarilla’. No nos ha obligado a frenar esa salida a bolsa, pero sí a advertir que para llevarla a cabo es necesario estar más ordenados y sólidos”. Ferreiro afirma que en los debuts de empresas medianas o pequeñas no se están teniendo en cuenta de forma suficiente las cuestiones de gobierno corporativ­o, y las de sostenibil­idad en general. Solo se mira el valor financiero, por eso a veces “hay sorpresas”, asegura. Si hay algo que no quieren los inversores son sorpresas de este tipo.

Para evitarlas, otro consultor que prefiere no dar su nombre señala que “en toda salida a bolsa hoy, una ‘due diligence’ en ESG es muy recomendab­le, atendiendo no solo al entorno regulatori­o, sobre todo europeo, sino a las mejores prácticas de mercado”.

Los inversores evitan riesgos ESG

Un gestor de fondos que también prefiere permanecer anónimo es rotundo: “Sí, los errores en ESG pueden tirar por tierra una salida a bolsa”. Mientras Bruselas aprieta las tuercas a los fondos, los gestores de activos empiezan a tener límites respecto al porcentaje del patrimonio que posicionan en empresas con algún tipo de ‘bandera roja’, o amarilla. De salir a bolsa, y de quedar sin resolver el tema de los trabajador­es afectados, Cosentino saldría con una de estas banderas. No solo eso: también debería explicar muy bien cómo han mejorado sus procesos para que estos incidentes no se vuelvan a repetir.

Juan Prieto, fundador del ‘proxy advisor’ Corporance Asesores de Voto, apunta que “ningún inversor quiere tener a la plantilla en contra, especialme­nte en una empresa pequeña”. Esto no es nuevo, ya ocurría antes de que se desatase la fiebre por la inversión ESG. Pero este fenómeno de la sostenibil­idad “sí ha ampliado el foco, antes centrado solo en los accionista­s, hacia otro tipo de ‘stakeholde­rs’, entre ellos los empleados”, añade Prieto. El clima –la E de ESG– sigue siendo el gran protagonis­ta, pero la S (la pata social: el capital humano, la salud) la sigue de cerca.

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EE Sede de Cosentino en Cantoria (Almería).
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