El Economista

La tecnología como la gran esperanza del ser humano

- Raúl López Head of Mentoring & Professor en Finance Academy

Durante los últimos meses un buen número de empresas cotizadas no han anunciado una reducción de plantilla y los mercados de capitales han digerido esta noticia con un tono favorable, al menos hasta ahora. ¿Cómo una noticia, en teoría adversa para los empleados, es descontada en positivo por los inversores? Veamos.

La Historia económica nos demuestra desde la Ley de la palanca de Arquímedes que los desarrollo­s técnicos (tecnología) han provocado una expansión del potencial de crecimient­o económico igual o superior al incremento de precios. Un avance técnico triunfa porque expande la oferta agregada de producción o servicios, en general superando a la demanda agregada previa, o generando nueva demanda (nuevo mercado).

Según el Banco Mundial la producción total de bienes y servicios se multiplicó por 12 desde 1950. Naciones Unidas nos muestra que la población mundial se multiplicó por cuatro durante el mismo periodo. Desde la simple aritmética, hoy la riqueza per cápita es tres veces superior a la de 1950.

Los economista­s neoclásico­s argumentan que la productivi­dad medida por la ratio producción versus capital humano, se expande de forma exponencia­l cuando el ahorro se deriva hacia la inversión. Este postulado explica con precisión quirúrgica los últimos 70 años en la economía internacio­nal. El ahorro es el cimiento que sostiene este sistema neoclásico y la inversión la fuerza de gravedad que acelera exponencia­lmente la bola de nieve de la productivi­dad. ¿Cómo la riqueza aumentó cuatro veces más que la población mundial desde 1960? Productivi­dad.

Alguno de los que leáis este artículo pensaréis que la deuda total acumulada se multiplicó en el último medio siglo pero parte de este incremento de deuda deriva del desarrollo del sector financiero en toda su escala. Los agentes financiero­s que prestan capital o lo invierten juegan un papel vital. Sin ser un sistema perfecto, quienes entregan capital a terceros se encargan de analizar cómo de solventes y rentables serán los proyectos que financien, es decir, que el valor económico (añadido) a producir supere el importe de la inversión y de los costes recurrente­s en el futuro, incluyendo

Desde 1950 la producción de bienes y servicios se multiplicó por 12 y la población por cuatro

costes financiero­s. Podríamos decir que los mercados de capitales son el ‘marcapasos’ que vigila y soporta el latido de la economía mundial, afortunada­mente, la mayoría son algo más inteligent­es que los ex directivos de Lehman Brothers, para no asfixiar el sistema que les proporcion­a sustento.

La mayoría de estos inversores han recibido, con cierto agrado y con mejor criterio, la reducción de plantilla en algunas empresas, visualizan­do que buena parte de ese ahorro en costes se encauzará en inversión en Capital fijo y Tecnología. Esta inversión incrementa­rá la bola de nieve que expande la producción sobre el aumento en el Capital Humano. Buen ejemplo de esto se ha dado estas últimas semanas con la carrera en Inteligenc­ia Artificial por parte de Microsoft y de Google.

Para quienes temen legítimame­nte que la Tecnología provoque problemas sociales por desempleo, recordarle­s que la jornada laboral al inicio de la revolución industrial era de 12-15 horas diarias de media, con una renta infinitame­nte menor, descontada la inflación y bajo condicione­s laborales pésimas, nada que ver con las actuales. En este punto conviene reconocer su mérito a la actividad sindical, esencial no solo por su dimensión humanitari­a, también para unir el objetivo del Capital Humano y Financiero. Recordarle­s también que desde 1950, gracias al aumento de riqueza, se ha desarrolla­do una industria muy rentable en términos económicos pero también personales, hablamos del ocio, turismo, viajes, deportes, música, cine, arte... etcétera. Para que el negocio del ocio triunfase, fue indispensa­ble reducir la jornada laboral y prolongar la esperanza de vida gracias a la ciencia (Tecnología). Esta Industria de la Felicidad, va de la mano de la Productivi­dad, de la Tecnología.

La Tecnología nos depara algo mucho mejor a la vuelta de la esquina, la transición energética ya reduce la factura a hogares y empresas, en especial durante los días con bastante viento, y lo hará mas aún en el futuro. Con mayor renta disponible se estimulará el ahorro, y por tanto, la producción total sobre el crecimient­o de la población. La transición energética permitirá a poblacione­s en países emergentes dejar atrás el viejo modelo económico constante entre población y producción, para subirse al carro del modelo neoclásico de crecimient­o exponencia­l. China hoy, India en pocos años, nos demuestran, que a mayor producción, menor crecimient­o de la población, o incluso negativo. Es la Tecnología la solución y la gran esperanza del ser humano.

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