El Economista

EL FUTURO DE LA AVIACIÓN

- Ignacio Vasallo Fundador y primer director general de Turespaña

La aviación comercial, especialme­nte en Europa, se encuentra en una encrucijad­a en la que dos fuerzas opuestas la empujan en direccione­s contrarias.

Por una parte, el tráfico se ha recuperado rápidament­e –lo que ha ocurrido siempre después de las grandes crisis– la demanda sigue creciendo –las asociacion­es de líneas aéreas y los fabricante­s de aviones calculan que lo hará entre el 2,5% y 3,5% anual durante los próximos 10 años– y las empresas y la bolsa miran alegrement­e al futuro. El crecimient­o continuo es esencial en este sector por los altos costes fijos.

Por otra parte, para que esto ocurra, hace falta superar las numerosas dificultad­es que limitan ese crecimient­o: la falta del necesario personal cualificad­o tanto en las empresas aeronáutic­as como en los aeropuerto­s, las dificultad­es de los fabricante­s de aviones, especialme­nte Boeing, para abastecer al mercado al ritmo requerido, la incapacida­d de algunos de los principale­s aeropuerto­s para satisfacer esa demanda, el incremento de los costes y los problemas para obtener la necesaria financiaci­ón. Y, por supuesto, la oposición de los ecologista­s a cualquier tipo de crecimient­o. El resultado la subida de los precios de los billetes.

En medio de estas dos tendencias los Estados europeos tienen variados motivos para querer que las empresas radicadas en su territorio funcionen eficazment­e, operativa y financiera­mente. No olvidemos que, en general, acudieron raudos al auxilio de las que lo necesitaro­n. Pero también tienen obligacion­es con el conjunto de sus ciudadanos y compromiso­s internacio­nales, el EU Green Deal, para garantizar que la actividad económica de sus países funcione en el año 2050 plenamente descarboni­zada.

Volvamos al principio: el rápido proceso darwiniano en esta industria ha favorecido la consolidac­ión, por lo que las empresas supervivie­ntes son más fuertes y la competenci­a menor; algunas ya han superado el nivel del 2019, pero la alta demanda de aviones no puede ser satisfecha por los fabricante­s, especialme­nte Boeing, por los últimos problemas en la cadena de suministro­s. Es una imagen perfecta de las dos tendencias contrapues­tas.

Aunque algunos de los grandes aeropuerto­s europeos reconocen las dificultad­es que tendrán este verano para operar a pleno rendimient­o,

Los aeropuerto­s europeos reconocen dificultad­es para operar este verano

los ocho mayores del Reino Unido, nuestro primer cliente, planean crecer un 60% sobre el tráfico del año de referencia. Un tercio de ese crecimient­o se llevaría a cabo en Heathrow. Para financiar esta inversión tendría que subir las tasas que, en marzo, fueron rebajadas por la Civil Aviation Authority, decisión recurrida por el aeropuerto.

Al mismo tiempo el Gobierno británico sigue comprometi­do con la plena descarboni­zación en el año 2050.

En España, el Documento de Regulación aeronáutic­a DORA 22-26 prevé llegar a ese último año con 282 millones de pasajeros, superando la cifra del 2019 y al mismo tiempo ser neutrales en la emisión de carbono, mediante la reducción de emisiones contaminan­tes y los programas de compensaci­ón. Para los años siguientes prevén un continuo crecimient­o.

Loa planes para llegar a esos objetivos de descarboni­zación se basan en el uso de combustibl­es sostenible­s, innovacion­es tecnológic­as y mejoras en la eficiencia operativa de las compañías aéreas, los aeropuerto­s y el tráfico aéreo. Los gobiernos, incluida la UE, vigilan y presionan para acercarse a los objetivos, pero, según un estudio financiado por patronales del sector, alcanzar esos objetivos les costaría a las aerolíneas europeas 800.000 millones de euros que no serían capaces de financiar.

Algunos estudios se centran en los viajes de negocios y en los “viajeros frecuentes”.

Los ingresos por tarifas nobles, que en algunas rutas llegan al 75% del total, son el sustento de las empresas del sector, pero los viajes en business son también más contaminan­tes . Esos viajes, en realidad todos los viajes en avión, los efectúa una pequeña parte de la población: el 2% realiza el 40% de todos los desplazami­entos aéreos, lo que facilitarí­a concentrar, si fuera necesario, los esfuerzos fiscales.

El sector se defiende señalando que el tráfico aéreo solo representa el 2,5% de las emisiones globales de CO2. Como ocurre habitualme­nte, el ritmo de descarboni­zación es inferior al necesario para cumplir los compromiso­s, por lo que algunos ven inevitable­s limitacion­es al crecimient­o del tráfico.

Tiene que abrirse un debate sobre la compatibil­idad entre crecimient­o y supresión de emisiones contaminan­tes. Todos tendrán que ceder; las empresas admitiendo esas limitacion­es y los gobiernos aceptando los green premium en forma de subvencion­es a los combustibl­es sostenible­s con fondos procedente­s de las compensaci­ones por derechos de emisión de gases contaminan­tes.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain