China usa la diplomacia y el comercio para llegar al litio sudamericano
Las exportaciones entre el gigante asiático y América Latina crecieron un 11,2%
Sudamérica está en el centro de la geopolítica y del comercio internacional. La región está despertando el interés de los principales actores económicos mundiales por algo esencial para la electrificación de la economía: el litio.
Argentina, Bolivia y Chile contienen más de la mitad del litio del mundo. Tanto es así que ya se les denomina coloquialmente “el triángulo del litio”. Según los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, Bolivia estaría a la cabeza con 21 millones de toneladas de litio, seguido de Argentina con 20 millones y Chile con 11.
Esto hace que países como China o Estados Unidos estén en la carrera por controlar este metal clave para fabricar las baterías de los coches eléctricos, un mercado en ebullición en el que están entrando cada vez más actores.
En declaraciones recogidas por BBC Mundo, el director del Programa América Latina del Centro de Estduios Wilson Center, Benjamin Gedan, las principales potencias del mundo “están luchando por conseguir los minerales necesarios para la transición energética y América Latina es su campo de batalla principal” en materia de diplomacia y comercio.
La carrera la encabeza China en materia de explotación. El 20 de enero, la empresa Contemporary Amperex Technology (CATL) firmó un acuerdo con la empresa estatal de litio de Bolivia para colaborar en minería, refinación, procesamiento y venta de las reservas de litio del país.
A esto se suma la inversión de la empresa Tibet Summit Resources, que anunció a finales del año pasado una inversión de 2.200 millones de dólares en proyectos de explotación de litio en tierras de Argentina.
Por su parte, en Chile existe el caso de la adquisición del 24% de la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) de manos de la empresa china Tianqui Lithium en 2018 y de la licitación para exportar 80.000 toneladas de litio en territorio chileno durante siete años a la empresa BYD. Un acuerdo cuya oferta ascendió a los 6 millones de dólares.
El que China esté ganando la carrera del litio en Sudamérica no es algo casual. El gigante asiático está haciendo una campaña diplomática enorme con la región.
A mediados del mes de abril, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó a Pekín y se mostró decidido a estrechar lazos con el gigante asiático para “dar impulso al sector industrial del país al amparo de nueva plantas de firmas chinas”. Este viaje se saldó con la firma de 15 acuerdos por valor de 10.000 millones de dólares en inversión.
Pero el acercamiento más reciente fue la Firma del Tratado de Libre Comercio entre el gigante asiático y Ecuador. Un acuerdo que se suma a los que ya tenía firmados con Perú, Chile y Costa Rica. Precisamente, el establecerse como principal socio comercial de los países de la región hace que China siente un poso de confianza que le garantiza más favor en el tema de las licitaciones de explotación.
Precisamente esto se está viendo reflejado en los puertos chinos. Según los datos oficiales, el puerto de Quindao, en el este de China, abrió 38 nuevas rutas el año pasado, principalmente a países emergentes. A esto se suma que dichas cifras apuntan a que el volumen de contenedores que salen de Shanghái, especializado en América del Norte y Europa, cayó un 6,4% en el primer trimestre.
Los países de la Asociación de
Naciones de Asia Suroriental (Brunei, Tailandia, Birmania, Laos, Indonesia, Malasia, Filipinas, Camboya, Singapur y Vietnam) copan el 15,5% del comercio total de China y los envíos se incrementaron un 24,1% con respecto al año anterior. Por su parte, los envíos a América Latina se incrementaron un 11,2%, a África un 36,9%.
Otro actor importante que ha entrado recientemente en escena en el comercio chino es Turquía. Desde que empezó la guerra en Ucrania, “Turquía se convirtió en la llave para transferir bienes al puerto ruso del Mar Negro”, aseguró el fundador de Huanshi Logistics, especialista en comercio internacional, a la agencia Caixin.
Los envíos a Rusia se dispararon un 153,1 % el mes pasado desde abril de 2022 después de un salto del 136,4 % en marzo, según muestran los datos de aduanas. Este crecimiento se debió, en gran medida, a “una mayor demanda de vehículos”, dijeron economistas de Nomura Holdings en un informe a clientes.
Las señales son claras y China
Las mercancías entre Shanghái, Europa y EE UU cayeron un 6,4% en el primer trimestre
quiere penetrar en los mercados emergentes dado que Occidente está haciendo la tentativa de desconexión con el gigante asiático y quiere traer consigo a las economías emergentes.
El G-7 mueve ficha
Tal es así, Japón invitó, junto a los líderes del G-7 en la cumbre de Hiroshima, a los mandatarios de Brasil, la India o Indonesia, entre otros países del “sur global” con los que dice “compartir valores”, y con el objetivo de ampliar el frente común ante Moscú y de alejarlos de la órbita de Pekín.
Además, Estados Unidos está empecinado en desprestigiar la campaña de armas diplomáticas emprendida por China para acercarse a América Latina.
La jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, aseguró en una comparecencia en un el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes que “pareciera que China está invirtiendo cuando en realidad está extrayendo”, dijo refiriéndose al área de América Latina y el Caribe.
Además, la responsable militar reiteró que manera con la que China está entrando en el terreno y su “juego con el litio” son “muy avanzadas y muy agresivas”.
La competencia geológica y geopolítica está servida en América Latina y China lleva la delantera, con importantes inversiones en la región, igual que en África.
Antes del comienzo del conflicto militar en Ucrania, este país era considerado el más corrupto o uno de los tres más corruptos de Europa, dependiendo de las fuentes.
En este contexto de gobernanza de pobre calidad, el acceso a las armas estaba extendido en la sociedad ucraniana desde fechas previas al estallido del enfrentamiento militar actual.
Encontrar y obtener armas en Ucrania siempre ha sido fácil.
Los organizadores del putsch de 2014 contra el gobierno legítimo de Ucrania fueron abastecidos de armas por gobiernos internacionales, que no se limitaron solamente a repartir bocadillos entre los golpistas en la plaza Maidan de Kiev.
Asimismo, los actores no estatales, organizaciones nacionalistas extremas o de filiación nazi, han desempeñado un papel destacado en la política interna ucraniana durante años.
Esos grupos militares irregulares dominaron la escena a lo largo de los años y nunca quisieron devolver las armas que tanta influencia y poder les habían otorgado.
En 2017, por ejemplo, se estimaba que había en Ucrania 11 millones de armas de todo tipo y las Fuerzas Armadas y de seguridad ucranianas habían extendido la práctica de regalar armas a sus políticos favoritos con el fin de congraciarse y obtener, así, acceso privilegiado a ellos para solicitar, posteriormente, todo tipo de favores.
Al comienzo, en febrero de 2022, de la llamada Operación Militar Especial (OME) rusa en Ucrania, Zelensky ordenó la distribución sin restricciones de armas entre la población civil que estuviera dispuesta a combatir contra Rusia.
Sólo en los dos primeros días posteriores al comienzo de la OME, el gobierno de Kiev
La mitad del armamento militar de infantería que circula en el país del este es ilegal
puso 25.000 rifles de asalto en manos de los ciudadanos ucranianos y, desde entonces, Estados Unidos (EEUU) y los países europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) le están distribuyendo sistemas de armas occidentales sin ningún tipo de control.
El tráfico ilegal de armas en Ucrania era un negocio gestionado por gente muy poderosa y estaba muy extendido en Ucrania antes del estallido del enfrentamiento que comenzó en 2022.
La proliferación de armas en manos de los actores no estatales del crimen organizado ucraniano se desbordó tras el golpe de 2014 y los crímenes violentos con armas se multiplicaron por diez en Ucrania a partir en ese año.
Según las estimaciones de 2023, en Ucrania hay entre 7 y 9 millones de armas de fuego legalmente distribuidas y otros 7 millones que no están registradas y que, por lo tanto, sobre las que no existen nombres o registros oficiales de sus propietarios.
Las redes extensas y tupidas del crimen organizado ucraniano, que ya existían en el país antes de febrero de 2022, están adaptándose con rapidez a las nuevas circunstancias del entorno operativo de sus modelos de negocio y se están extendiendo hacia el sur y, de manera especial, hacia el oeste.
Desde varios países europeos, como es el caso de Polonia, llega a estos grupos ucranianos del mercado ilegal de armas una demanda creciente por acceder rápidamente a éstas y que está dispuesta a pagar el precio que se le pida por ellas.
La corrupción que existía en Ucrania, de forma específica, dentro de sus fuerzas de seguridad, antes del comienzo de la OME, continúa hoy, con la misma profundidad que antaño, y los grupos que la controlan han podido cambiar, fruto de la competencia en el mercado, pero no ha desaparecido, ni mucho menos.
Occidente ha prestado 82.000 millones y conviene preguntarse dónde va esa financiación
En definitiva, “la corrupción está en todas partes en Ucrania” es la frase más repetida por los analistas externos e internos de este fenómeno.
Queda por dilucidar cómo reaccionarán los ucranianos si el conflicto concluye, como parece que hará, con Ucrania perdiendo partes significativas de su territorio anterior a febrero de 2022, qué harán las milicias ucranianas, en ese caso, y hacia quiénes dirigirán su frustración por este hecho más que probable.
Las organizaciones ucranianas del crimen organizado están preparándose para ese momento, sobre todo, si Ucrania pierde su salida al Mar Negro, a través de Odesa y de Nikolayiev, si éstas terminan formando parte de la Federación de Rusia, dado que han sido, hasta el momento presente, la ruta de salida y de entrada logística para la exportación y para la importación de sus modelos de negocio.
Jürgen Stock, secretario general de Interpol, avisó, en junio de 2022, de que las armas que Washington y sus aliados estaban suministrando al gobierno de Kiev era probable que acabaran en el mercado negro mundial.
Esa predicción fue confirmada, por ejemplo, por Christer Ahlgren, de la Oficina Nacional de Investigación finlandesa (NBI), quien, en octubre de 2022, afirmó que las armas enviadas a Ucrania habían acabado en manos de la delincuencia, ya que habían encontrado el camino de vuelta a Finlandia, a Suecia, a Dinamarca y a los Países Bajos.
Algo similar está ocurriendo en otras latitudes, ya que responsables de la Inteligencia francesa han identificado la llegada de estas armas no sólo a las redes del crimen organizado multinacional, sino, también, a las del terrorismo yihadista, por ejemplo, en el Sahel africano.
Desde febrero de 2022 hasta el momento presente, ha llegado a Ucrania, desde EE. UU. y desde Europa, armamento por valor de más de 65 millardos de euros que está siendo, en parte, desviado hacia el crimen organizado y el terrorismo internacionales en todo el mundo.
Ante esta realidad, es legítimo preguntarse, por tanto, cuál es el destino final de los más de 82 millardos de euros que Occidente ha entregado al gobierno de Kiev y si parte de éstos, además de servir para que líderes ucranianos se estén enriquecido, están volviendo, una vez centrifugados en la lavadora ucraniana, para que el entusiasmo de algunos líderes europeos y estadounidenses en favor de la continuación de este conflicto no decaiga.