Europa recula con las retrocesiones, pero exigirá más transparencia
Se establecerá una cláusula que permita su eliminación total más adelante
Una decisión salomónica es la que podría adoptar mañana la Comisión Europea sobre las retrocesiones de los fondos de inversión, si al final se aplican algunos de los criterios filtrados sobre la publicación de la Retail Investment Strategy (RIS), el documento que pretende reforzar la protección del inversor minorista.
Pese a que la intención de la comisaria de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Unión de los Mercados de Capitales, Mairead McGuinness, era prohibirlas totalmente, su postura se podría haber suavizado hacia un modelo en el que se mantiene el actual modus operandi pero con reforzamiento de la transparencia del coste.
Los grandes distribuidores de los fondos en Europa son las entidades financieras, que reciben de las gestoras, los fabricantes de los vehículos colectivos, un porcentaje del coste total por comercializar sus productos. Un modelo que se ha sostenido en la falta de costumbre de pagar por el asesoramiento financiero en la gran mayoría de la Europa continental.
En Reino Unido y Países Bajos las retrocesiones están prohibidas desde hace varios años y desde el sector se subraya que supuso la expulsión de una parte considerable de inversores, sobre todo los de menor volumen patrimonial, que estaban bajo el paraguas del asesoramiento financiero, aunque no fuera totalmente independiente.
Que una de las columnas vertebrales de la distribución de fondos en Europa sean precisamente las retrocesiones es lo que habría permitido matizar la intención inicial de McGuinness, quien en una reciente conferencia impartida en Suecia expresó que la RIS no recogerá de manera expresa un veto total aunque sí una prohibición específica en las transacciones de solo ejecución, es decir, aquellas que no conllevan el asesoramiento, al tiempo que exigirá una mayor transparencia en el coste de los fondos.
La comisaria también advirtió en su alocución que la industria deberá de repensar algunas de sus prácticas comerciales para que los inversores obtengan un trato más justo. Razón por la que estrategia final recogería una cláusula de revisión que permitiría introducir la prohibición total de las retrocesiones más adelante “si fuera necesario”, según remarcó. Y esto permitiría coger aire a un sector que ha estado en vilo por la repercusión que podría tener en su modelo de negocio a la hora de distribuir los vehículos colectivos.
La directiva Mifid II obligó a introducir la arquitectura abierta a la hora de distribuir los fondos de inversión para limitar los efectos perversos de los incentivos y los permitió bajo asesoramiento, siempre que se demostrara que se ofrecía valor añadido a los inversores, uno de los motivos por los que la gestión discrecional de carteras ha crecido en los últimos años, hasta alcanzar el 67% de la distribución de fondos en España. Y esta es la razón por la que el porcentaje dedicado a pagar a los distribuidores ha ido cayendo desde el 70% que representaba en 2011 hasta el 49% con que cerró el año pasado, según los últimos datos de la CNMV.
Las firmas de asesoramiento independiente y de banca privada consultadas reconocen que, aunque ahora se gane algo de tiempo, en el futuro las retrocesiones serán prohibidas en su totalidad.
Horquilla de retrocesiones
Una de las críticas más recurrentes que se hace a las retrocesiones es la pérdida de rentabilidad que supone para el inversor, ya que impide un menor coste total del fondo, porque una parte importante se dedica a pagar a los distribuidores. De hecho, puede alcanzar una horquilla entre el 0,6% y el 0,7%, en función de la tipología del producto.
En los fondos de renta variable, se sitúa en el 0,69% mientras que en los de renta fija se sitúa en el 0,51%. En los fondos monetarios, la retrocesión media baja hasta el 0,38%, y en los fondos mixtos de renta fija, se encuentra en el 0,49%. En los mixtos de bolsa, sube al 0,68% y en los globales se dispara hasta el 0,8% de media, según un reciente análisis realizado por elEconomista.es de una amplia representación de los fondos internacionales.
Las firmas de asesoramiento reconocen que terminarán desapareciendo