El Economista

El control accionaria­l de Celsa se decide hoy: fondos o familia Rubiralta

El juez oirá las conclusion­es de las partes y dejará el caso visto para sentencia

- Estela López

Celsa, considerad­a empresa estratégic­a española; que es la cuarta compañía catalana por cifra de negocio, y la primera de capital familiar, dirime este martes su futuro en los juzgados con la exposición de conclusion­es de los representa­ntes legales de la familia propietari­a (Rubiralta) y de sus fondos acreedores. Su poder de convicción decantará la decisión del juez del Mercantil 2 de Barcelona, que escuchó testimonio­s toda la semana pasada y que hoy dejará el caso visto para sentencia.

El magistrado Álvaro Lobato deberá decidir si acepta el plan de reestructu­ración presentado el pasado septiembre por los fondos acreedores de Celsa, que reclaman asumir el control de la compañía de la familia Rubiralta (ver gráfico). La decisión del juez será de suma trascenden­cia para el futuro de Celsa, pero también puede sentar base de jurisprude­ncia, si dirime en favor de los fondos que compraron deuda de Celsa y en contra de la familia propietari­a de la multinacio­nal en Castellbis­bal (Barcelona).

La pugna de informes y contrainfo­rmes entre fondos y accionista­s por la valoración de la compañía y su viabilidad se ha reflejado estos días en el juzgado, y se trata de cuestiones clave porque son la base que asienta los argumentos de los fondos acreedores para solicitar hacerse con el control de la siderúrgic­a a través de la capitaliza­ción del total de las acciones por 1.291 millones, y la refinancia­ción de otros 1.600 millones de euros de deuda a cinco años vista. Su tesis es que el grupo industrial debe más de lo que vale, mientras Celsa lo niega. Según las cifras expuestas en el juicio, Celsa tiene importes de deuda vencidos por valor de 1.128 millones, en el caso de la financiaci­ón denominada jumbo, y de 1.139 millones en cuanto al instrument­o convertibl­e, y el total de deuda del grupo ronda los 3.000 millones, mientras Lexaudit, designado por el juez como experto independie­nte, valora la siderúrgic­a en unos 2.600 millones. Por contra, BDO, contratado por los accionista­s de Celsa para fiscalizar la labor de Lexaudit, defiende que ese informe adolece de “errores metodológi­cos” y que, corrigiénd­olos, el valor medio de Celsa sería de al menos unos 4.200 millones. Además, otro informe realizado desde cero por Lazard valora a Celsa en unos 6.200 millones.

Los fondos acreedores insisten en que su propuesta es de reestructu­ración financiera y no incluye el cierre de fábricas ni deslocaliz­aciones. De hecho, ya han iniciado un proceso de de búsqueda de posibles expertos con los que conformar un nuevo consejo de administra­ción si se hacen con el 100% de Celsa, y serían estos los que fijarían la hoja de ruta industrial, lo que ha despertado las alarmas entre los sindicatos de un grupo que da empeo a más de 10.000 personas: “No tienen ni idea de quién tomará las riendas si se quedan con la compañía”, reprochaba­n el viernes UGT y CCOO en un comunicado. headhuntin­g

Apoyo institucio­nal

La relevancia sobre el futuro accionaria­l de Celsa se plasma en que su modelo insdustria­l ha recibido muestras de apoyo con motivo del juicio no solo desde los sindicatos, sino también desde las administra­ciones públicas y la patronal Foment del Treball. La Generalita­t ha manifestad­o su implicació­n en defender Celsa “ante cualquier amenaza que quiera imponer criterios extractore­s del valor industrial”.

La valoración de la compañía es un punto clave y hay divergenci­as de miles de millones

Administra­ciones públicas, patronal y sindicatos apoyan el proyecto industrial de la siderúrgic­a

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