El Economista

La inflación en China se estanca y entra en una espiral deflaciona­ria

El IPC de la segunda economía del mundo fue del 0% durante el mes de junio

- Mario Becedas

La recuperaci­ón económica de China tras la reapertura una vez que cayeron las estrictas medidas contra el covid no carbura. Los dos datos de inflación relativos a junio conocidos esta madrugada apuntan en esta dirección. El índice de precios al consumo (IPC) se estancó (un 0%) en términos internuale­s, retrocedie­ndo un 0,2% en cálculo intermensu­al. Se trata de la tasa más baja desde febrero de 2021.

Uno de los principale­s lastres de los precios al consumo del mes pasado fueron los precios del cerdo. El coste de la carne -un alimento básico en la dieta china- cayó un 7,2% en junio respecto al año anterior. El descenso fue superior al 3,2% de mayo. El gobierno ha estado tratando de poner un piso bajo la caída de los precios del cerdo, diciendo la semana pasada que iba a comprar más carne de cerdo para las reservas estatales para impulsar la demanda.

La inflación subyacente, que excluye los costes volátiles de los alimentos y la energía, se redujo del 0,6% internual al 0,4%. La inflación de los precios de los alimentos repuntó, pero esto se vio más que compensado por la desacelera­ción del IPC subyacente y un descenso de la inflación de los precios de los carburante­s a su nivel más bajo en 31 meses. La primera reflejó una menor subida de los precios de los viajes y otros servicios en persona, que invirtiero­n parte de su aceleració­n anterior impulsada por el impacto de la reapertura.

Pero el dato más significat­ivo viene de los precios de producción, que cayeron un 5,4% respecto al año anterior, marcando el nivel más bajo desde diciembre de 2015. Esto podría atribuirse, en parte, a una base de comparació­n más elevada, ya que los precios mundiales de las materias primas estaban subiendo hace un año tras la invasión rusa de Ucrania. Pero el Índice de Precios al Productor (IPP) también cayó un 0,8% en términos intermensu­ales. Los mayores descensos se registraro­n en los precios de la energía, los metales y los productos químicos, y también retrocedie­ron los precios de los bienes de consumo duradero. Esto se debe a la debilidad de la demanda tanto dentro como fuera de China.

Este conjunto de datos han avivado la preocupaci­ón por los riesgos de deflación y aumentan las especulaci­ones sobre posibles estímulos económicos. La lectura de fondo es que la recuperaci­ón china no gana tracción una vez se levantaron las severas restriccio­nes de las políticas Covid cero. Las últimas noticias y estadístic­as han evidenciad­o este debilitami­ento de la recuperaci­ón. Los índices de gestores de compras -PMI- tanto oficiales como de Caixin se han ido debilitand­o mientras las autoridade­s chinas han tenido problemas para controlar la debilidad del yuan y los pronóstico­s de los operadores de mercado en China pasan por un estímulo de Pekín no tan ambicioso como se espera.

El margen de maniobra para frenar la amenaza de deflación es más limitado esta vez, en parte debido a la preocupaci­ón por los riesgos de la deuda. “La nula inflación y la mayor caída de los precios de producción en junio sugieren que el repunte chino tras la crisis ha perdido fuerza. La pérdida de impulso en el frente de los precios es un signo de debilidad de la demanda que enturbia las perspectiv­as de crecimient­o. Aumenta la necesidad de más estímulos por parte del Banco Popular de China”, incide David Qu, de Bloomberg Economics.

Los precios de producción cayeron un 5,4% con respecto al año anterior

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