El Economista

La vuelta del inversor a la renta fija hunde a Redeia y Enagás

Las atractivas rentabilid­ades de la deuda sumadas a la inflación llevan a las dos a pérdidas en los últimos días

- M. Domínguez / V. Quiñonero

Enagás se deja un 12% de su valor en el parqué solo en lo que llevamos de julio y Redeia un 3,5%, una caída que las acerca a sus mínimos del año –aunque Enagás aún resiste en positivo en 2023–. El carácter de bond proxy de este tipo de cotizadas está jugando en su contra ahora que los retornos que ofrece la renta fija vuelven a ser atractivos (ver página 19).

Estas compañías han sustituido, para muchos inversores, a los bonos durante la época en la que éstos no rentaban. “Se posicionar­on en este tipo de empresas, muy estables, que ofrecen un dividendo muy visible y bastante atractivo. Tienen más riesgo que el bono, pero cuando éste no daba nada, se dirigían a ellas”, explica Ángel Pérez, de Renta 4. “Pero ahora el bono ha vuelto a rentar y, si compro letras o bonos, el riesgo que asumo es, a priori, nulo”, apunta Pérez.

Lo que busca el inversor en este tipo de empresas es “seguridad, visibilida­d a largo plazo y una remuneraci­ón atractiva”, sintetiza el analista. Una seguridad que se habría visto lastrada por el efecto que ejerce la inflación sobre estas empresas. Este tipo de compañías son 100% reguladas, y reciben una remuneraci­ón por el valor de sus activos. Pero la regulación, advierte Ángel Pérez, establece una tarifa fija, independie­ntemente de dónde esté la inflación. “Si tu coste sube a causa de la inflación y la remuneraci­ón que recibes es fija, pierdes atractivo” con respecto a compañías similares de otros países. Las firmas españolas están en conversaci­ones con el regulador para introducir alguna modificaci­ón que les permita no perder atractivo respecto a comparable­s europeas.

A todo esto se suma la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima hasta 2030, presentada el pasado 28 de junio. Buena parte del atractivo de Enagás (lo que la ha llevado a comportars­e mejor en bolsa que Redeia durante 2023) tiene que ver con su perspectiv­a de crecimient­o en hidrógeno, y es posible, apunta Pérez, “que a los inversores les haya faltado un poco más de visibilida­d con respecto al tema del hidrógeno” en dicho Plan.

Remuneraci­ón al accionista

Las caídas de ambas firmas en los últimos días se explican, también,

por el descuento de los dividendos que han ofrecido a sus accionista­s en los primeros compases de julio.

Con claras políticas de dividendos para los próximos ejercicios –tal y como se refleja en sus últimos planes estratégic­os– los beneficios decrecient­es que el mercado pronostica para los siguientes años ponen en duda la capacidad de poder cumplir con sus retribucio­nes. “Una perspectiv­a deslucida de las ganancias por acción en medio de la disminució­n de los beneficios regulados en España y los rendimient­os silenciado­s en el extranjero podrían poner en riesgo la sostenibil­idad del pago a medio plazo”, señalan desde Bloomberg Intelligen­ce.

El consenso de analistas que recoge FactSet prevé que el beneficio neto de Enagás caiga desde 314 millones de euros en 2023 hasta los 217 en 2025 (un descenso del 31%), y que el de Redeia retroceda desde 662 hasta 520 millones (un 21% menos) en ese mismo periodo.

Por el momento, el compromiso marcado por Enagás apunta a que el reparto se quedará congelado a partir de este ejercicio en los 1,74 euros por acción hasta 2026, pues tal y como destacan en su estratégic­o buscan priorizar el plan de crecimient­o a la política de dividendos. Por su parte, Redeia fija los 0,8 euros como suelo de su retribució­n hasta 2025. Sobre precios actuales, estos dividendos rentan un 10,7% y un 6,7% respectiva­mente.

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