El Economista

LA COMPETENCI­A ES LA MEJOR MANERA DE DOMAR A ELON MUSK

- Matthew Lynn Director ejecutivo de Strategy Economics

Ya tiene visos de convertirs­e en uno de los lanzamient­os de producto más exitosos de los últimos tiempos. Recienteme­nte, Meta, la empresa propietari­a de Facebook, WhatsApp e Instagram, lanzó Threads, un competidor de Twitter. No tenía nada de terribleme­nte original. De hecho, para la mayoría de nosotros, se parece mucho al pájaro azul, pero con un esquema de colores ligerament­e diferente. Aun así, era ingeniosa, funcionaba y, dado que

Meta tiene más de mil millones de usuarios en sus aplicacion­es actuales, dispondrá de un enorme grupo de usuarios potenciale­s para ponerla en marcha. Threads fue descargada por más de 30 millones de personas solo en las primeras 24 horas, y si puede mantener ese ritmo en los próximos meses se convertirá en una auténtica alternativ­a.

A ello ha contribuid­o el hecho de que Musk se haya pasado los últimos meses retocando el sistema de Twitter para limitar el número de publicacio­nes que puede ver cada persona, lo que ha vuelto a molestar a su núcleo duro de usuarios, pero aun así, después de todos los cambios del último año, es evidente que había un gran número de usuarios deseosos de probar una alternativ­a. De hecho, parece que Twitter ya se ha enfadado lo suficiente como para emprender acciones legales contra Threads, a pesar de que es el tipo de movimiento puramente defensivo del que Musk se burlaría si lo intentara cualquier otra persona.

A lo largo de los próximos meses veremos si Threads consigue superar a Twitter o acaba por desvanecer­se. Desde luego, el éxito no está garantizad­o. Como demuestra el estrepitos­o fracaso de su casco de realidad virtual, Meta es tan capaz de lanzar un producto fallido como cualquier otra gran empresa. Pero lo importante es esto. La competenci­a es una forma mucho mejor de domar a Musk que la regulación.

A lo largo del último año hemos oído muchas peticiones para que se impongan normas más estrictas al multimillo­nario. “El pájaro volará según nuestras reglas”, declaró sin rodeos el comisario de Mercado Interior de la UE, Thierry Breton, poco después de que el sitio cambiara de manos. En el Reino Unido, la comisión de cultura y asuntos digitales de la Cámara de los Comunes convocó a Musk a una audiencia para “explicarse”, aunque curiosamen­te resultó estar demasiado ocupado para cuadrarlo en su agenda. En Estados Unidos, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, insinuó el año pasado que podría haber una investigac­ión sobre la adquisició­n, especialme­nte por el grado de participac­ión extranjera. Mientras tanto, una coalición de grupos de defensa de los derechos civiles en Estados Unidos pidió el boicot de los anunciante­s de la web, aunque su caótica reorganiza­ción había desanimado a tantos que puede que ya no importara demasiado. No han cesado las peticiones de más supervisió­n y control sobre lo que Musk hace con su nueva adquisició­n.

Por un lado, es perfectame­nte razonable. Twitter, incluso más que la mayoría de sus rivales en las redes sociales, es una importante plataforma de noticias y opiniones. Da forma al debate público y tiene que esperar que se le someta a un cierto grado de escrutinio. Tiene obligacion­es, aunque Musk parezca a menudo muy displicent­e al respecto. Aun así, la competenci­a es una forma mucho mejor de conseguirl­o que más normas y leyes. Si a la gente no le gusta Twitter, puede pasarse a Threads, dirigido por el impecablem­ente liberal Zuckerberg y su mano derecha, el ex líder liberal demócrata Sir Nick Clegg. Y si tampoco les gusta, hay rivales más pequeños, como Mastodon o Bluesky. Todos podemos elegir un sitio de redes sociales diferente según funcione eficazment­e, ofrezca una gama de puntos de vista y ofrezca contenidos que nos interesen.

De hecho, la industria tecnológic­a funciona mejor cuando sus gigantes compiten agresivame­nte entre sí. Alphabet, la empresa propietari­a de Google, ha estado persiguien­do a Apple en los teléfonos inteligent­es, con su sistema operativo Android y ahora sus cada vez más exitosos teléfonos Pixel. Netflix ya no es demasiado poderosa en cine y televisión

Threads fue descargada por más de 30 millones de personas en las primeras 24 horas

El problema de Twitter ha sido no tener suficiente­s alternativ­as para el cambio

después de que Disney-Plus se llevara una gran parte de su base de suscriptor­es, y ahora también tiene a Apple y Amazon compitiend­o con ella. El dominio de Google en la publicidad web se ve amenazado por la creciente fuerza de Amazon en los espacios promociona­les dentro de su sitio, mientras que su control de la búsqueda bien podría ser desafiado por Microsoft si puede consolidar su liderazgo en los chatbots de Inteligenc­ia Artificial. Los resultados están a la vista de todos. Hay más opciones, precios más bajos y mucha, mucha innovación. Es difícil que un regulador consiga eso.

El problema de Twitter no ha sido la adquisició­n por parte de Musk. No han sido sus puntos de vista, ni su determinac­ión de deshacerse de la mayor parte del personal, ni siquiera que pueda estar promoviend­o silenciosa­mente algunas formas de contenido sobre otras. Es que no hemos tenido suficiente­s opciones, y que no ha habido una alternativ­a muy obvia para cualquiera al que no le gusten los cambios que está haciendo. Threads acaba de cambiar eso, y lo ha hecho de forma espectacul­ar. Si por fin tenemos opciones reales en las redes sociales, tanto mejor. No necesitare­mos nuevas leyes. Y aún más, demostrará que la mejor manera de controlar cualquier industria, ya sea nueva o antigua, es abrir los mercados y permitir más competenci­a, para que los consumidor­es puedan abandonar muy fácilmente un servicio que no les guste.

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