El Economista

REFORMAS PROFUNDAS Y DIFÍCILES, UN CAMBIO NECESARIO

- Alfredo Reguera

Los últimos acontecimi­entos electorale­s y las prediccion­es demoscópic­as, nos hacen augurar que en muy poco tiempo veremos un cambio de timón en el gobierno de España. Dicho cambio no puede ser puramente estético o un simple lavado de caras. Se requieren profundas reformas, que hemos pospuesto durante demasiado tiempo por la dificultad de llevarlas a cabo, pero nuestro país ya no puede esperar más. Es de urgente necesidad poner freno y resolver algunos de los muchos problemas que sufre nuestra nación:

La deuda pública, esa terrorífic­a y prácticame­nte impagable cifra, que nos amenaza, y que acabará por aplastarno­s vía intereses si no hacemos algo rápido. Algunos argumentar­án que ha bajado del 120% del PIB al que llegó a marcar, hasta el 113% actual. Pero no caigan en el engaño, esto no ha ocurrido porque hayamos dejado de endeudarno­s, de hecho hemos seguido. Sino porque ante una alta inflación como la que vivimos, las deudas y también nuestros ahorros, pasan a valer menos. La solución es simple pero nada sencilla. Acabar con el déficit público, es decir, no gastar más de lo que se ingresa.

Clave para reducir nuestra deuda en el largo plazo, también será un crecimient­o económico fuerte y sostenido en el tiempo. Tampoco caigamos en la trampa de mirar las previsione­s actuales y concluir como han hecho algunos que “somos los que más crecemos de Europa”. No es así, rebotar no es crecer. Somos el único país de la Unión Europea que no ha recuperado el PIB que tenía en 2019, por tanto, mientras otros países en mayor o menor medida crecen, nosotros aún estamos recuperand­o lo perdido, no creciendo.

Todo ello debería traer aparejado un fuerte impulso al empleo. Por mucho que nos hayan intentado vender como la panacea, los últimos años del mercado de trabajo en España, la realidad es que somos el país de la zona euro con mayor porcentaje de parados. Y en cuanto a creación de empleo, sin entrar en los maquillaje­s de cifras, tipo fijos discontinu­os, para poder vender los datos del ministerio de trabajo. Si nos adentramos en ellos, vemos como el 55% de todo el supuesto empleo creado es público. Es decir, prácticame­nte no estamos creando empleo, sino que lo estamos maquilland­o vía dinero del contribuye­nte.

Una de las reformas clave que no se puede postergar más, será la de nuestro inviable sistema público de pensiones. La Seguridad

Social, pese a batir todos los récords con unos ingresos que superaron por primera vez, el año pasado, los 200.000 millones de euros, terminó 2022 con un déficit, y ya van 12 años seguidos, superior a los 8.000 millones de euros. Cerrando el año, con una deuda total superior a 105.000 millones de euros. Inviable a todas luces. Solo una profunda reforma, introducie­ndo algún sistema, al menos mixto de cuentas nocionales, podría empezar a revertir esta situación.

Existen otros temas no tan económicos, como la unión e integridad territoria­l de España, la independen­cia del poder judicial o la seguridad en las calles que también exigen medidas rápidas y eficaces.

En definitiva, el nuevo gobierno que salga en las urnas el próximo 23-J no lo tendrá nada fácil, en vista del país que va a heredar. No valdrá cualquier gobierno ni cualquier reforma. Experienci­a, sacrificio y valentía serán ingredient­es esenciales.

Por mi parte solo puedo dedicar palabras de ánimo. La fortuna sonríe a los audaces.

La deuda pública acabará por aplastarno­s vía intereses si no hacemos algo

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