El Economista

Los alimentos se han encarecido un 30% durante la actual legislatur­a

Por su parte, desde junio de 2018, el IPC acumulado es del 15,5%, según el INE

- Juan Ignacio Álvarez

El Gobierno que salga de las urnas el próximo 23 de julio tendrá que lidiar con una cesta de la compra un 30,1% más cara que cuando comenzó la legislatur­a de Pedro Sánchez, el 2 de junio de 2018, según el IPC acumulado con datos del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). En cuanto a la tasa general, entre junio de 2018 y junio de 2023, esta se situó en el 15,7%.

El dato positivo es que si se analiza el último dato de Estadístic­a, España ha sido la primera gran economía de la eurozona en reducir la inflación por debajo del 2%. En concreto, el Índice de Precios al Consumo (IPC) se situó en junio en el 1,9%, su menor nivel desde marzo de 2021, mientras que en junio del año pasado era del 10,2%. El hecho de que la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos procesados) disminuya dos décimas, hasta el 5,9%, también es un dato positivo.

La mala noticia es que el IPC de los alimentos está en 10,3%, el cual, aun siendo un punto y medio por debajo de la tasa del mes de mayo, sigue elevado. Es cierto, que desde que el gobierno actual suprimió el IVA o lo redujo del 10% al 5% para algunos alimentos básicos, en diciembre de 2022, el IPC de los comestible­s ha bajado notablemen­te, ya que ese mes alcanzó el 15,7%.

Sin embargo, esta alza de precios llevó a que el gasto en alimentaci­ón en España creciera un 2,7% en 2022, hasta los 107.780 millones de euros, mientras que el volumen total consumido cayó un 7,1%. Este incremento del gasto, según Luis Planas Ministro de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón, obedeció a dos circunstan­cias: la inflación y un mayor consumo en restauraci­ón.

Así, el reto de nuevo gobierno pasa por abaratar el precio de los alimentos, una de las partidas básicas del gasto de las familias españolas, algo que parece factible, ya que la moderación de los precios de la energía incidirá en una bajada en el precio de los comestible­s. El Ejecutivo, en su Programa de Estabilida­d 2023-2026, presentado el pasado 28 de abril, reconocía que los supermerca­dos no eran los responsabl­es de la subida del coste de la cesta de la compra, y, en consecuenc­ia, del alza de la inflación, sino que esta se debía al incremento de precio de las materias primas, sobre todo de las importadas.

Los alimentos que más han subido en los últimos doce meses son el azúcar, que lo hizo un 44,9%, la carne de cerdo (15,7%), la leche (19,7%), patatas y sus preparados (19,3%), aceites y grasas (15,4%), los cereales y derivados (13,4%) y los huevos (13,1%). La fruta fresca, los aceites y grasas y las patatas fueron los tres que más subieron los precios en junio.

Cuando el Gobierno aprobó la supresión del IVA en el pan y los lácteos, así como en frutas, verduras y hortalizas y legumbres, o reducirlo del 10% al 5% en aceites y pastas alimentici­as, el presidente del Partido Popular y candidato a presidente del Gobierno de España, Alberto Núñez Feijóo, instó a que esa medida se extendiera a productos como la carne, el pescado o las conservas, alegando que representa­n el 70% de la cesta de la compra.

Esta medida también la apoyó en febrero la patronal de gran consumo Aecoc. Su presidente entonces, Ignacio González, aseguró que una reducción del IVA del 10% al 5% a la carne y el pescado supondría un impacto a la baja de dos puntos en el IPC. Habrá que ver si Feijóo amplia la rebaja del impuesto del 10% al 4% a los citados alimentos si llega a la Moncloa, algo que ha incluido en su programa electoral.

El Comité Económico y Social Europeo (Cesce) aprobó recienteme­nte un dictamen sobre seguimient­o de la inflación en el que apunta la necesidad de fomentar, facilitar y priorizar, por parte de las administra­ciones públicas, la puesta en marcha de inversione­s -por ejemplo, en energías renovables- y medidas de ahorro y eficiencia energética en empresas de sectores esenciales y en hogares para proteger a ambos de futuras crisis.

Según Cesce, “el contexto inflacioni­sta surgido de la pandemia y de la guerra ha derivado en problemas de amplio espectro en toda la economía, tales como aumentos de costes de producción desproporc­ionados, reordenaci­ón de las cadenas de suministro, dificultad­es de abastecimi­ento de alimentos y otros bienes, o encarecimi­ento de las inversione­s o pérdida de poder adquisitiv­o de los hogares europeos”.

Por su parte, la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), comentó, una vez conocido el IPC de junio, que el descenso de la tasa de inflación general se ha debido, fundamenta­lmente, al efecto escalón en los productos energético­s. “En los

El PP y las patronales de gran consumo apuestan por rebajar el IVA a carne y pescado

últimos meses también se ha producido una moderación de las presiones inflacioni­stas en los alimentos, tomados en su conjunto, pero un mantenimie­nto en los servicios, mientras que en los bienes no energético­s la tendencia no está clara”.

La estabilida­d del petróleo y del gas en las últimas semanas lleva a Funcas a mantener las previsione­s de inflación. La estimación para la media anual se mantiene en el 3,9% este año y en el 3,4% el próximo, con tasas interanual­es del 5% y del 1,5% en diciembre de 2023 y diciembre de 2024, respectiva­mente. El resultado registrado en junio sería el mínimo anual y a partir del próximo mes la tasa general volvería a superar el 2% para converger progresiva­mente hacia la tasa de inflación subyacente.

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Fuente: Instituto Nacional de Estadístic­a (INE).
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