El Economista

Wall Street pierde frente a la deuda

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El escenario prolongado de tipos altos es el caldo de cultivo perfecto para que la renta fija mejore su atractivo

El S&P 500, de referencia en EEUU, acumula ganancias del 13% en el año, que borran el abaratamie­nto que presentaba respecto a su media de años anteriores. Así, la renta variable americana se compra con un PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción) de 20 veces, lo que deja al indicador con una prima del 19% frente a las últimas dos décadas. A la vista está que Wall Street está cara, pero, además, su alto precio coincide con un deterioro de casi el 4% de las previsione­s de beneficio por acción (BPA) para 2023 por el impacto de las subidas de tipos en las cotizadas. Todo ello resta atractivo a la bolsa estadounid­ense frente a la europea. No en vano, las bolsas del Viejo Continente siguen manteniend­o un descuento del 15%. Pese a este mayor potencial, ni la renta variable europea, ni mucho menos la americana, son ahora muy atractivas para los inversores, especialme­nte para los conservado­res. La razón está en el buen momento de la renta fija. Un activo que seguirá ganando atractivo tras las últimas reuniones de la Fed y el BCE, donde ambos bancos han dibujado un escenario prolongado de tipos de interés altos, lo que es un caldo de cultivo perfecto para que la deuda mejore aún más sus retornos. De hecho, los bonos a corto plazo europeos están tocando máximos. Asimismo, el T-Note estadounid­ense a diez años ya ofrece una rentabilid­ad superior al 4,4%. Unas ganancias que convierten a la renta fija en apuesta ganadora frente a la bolsa. De hecho, solo un mayor endurecimi­ento en la política monetaria, descartado ahora por la práctica totalidad de los analistas, podría generar pérdidas a corto plazo. Pero, aunque dicho endurecimi­ento tuviera lugar, la alta rentabilid­ad de los cupones permitiría cubrir los números rojos que la deuda pudiera generar.

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