El Economista

El rey del tomate: Mohamed VI lidera la producción en Marruecos

El monarca controla Les Domaines Agricoles a través de su ‘holding’ empresaria­l Siger y desafía a España con cultivos a bajo precio en el Sáhara Occidental

- Javier Romera

En plena oleada de protestas de los agricultor­es en Europa, con el sector primario saliendo a la calle y mientras que desde Francia se acusa al tomate español, el rey de Marruecos saca provecho. Y lo hace a través de Siger, su propio holding empresaria­l.

Mohamed VI ha levantado en el Sáhara Occidental una megalópoli­s para producir tomates y melones e inundar Europa con sus bajos precios. Según un informe que realizaron hace ya dos años la ONG Mudubat y la organizaci­ón agraria Coag, en el proyecto participan cinco grandes grupos empresaria­les, algunos de ellos participad­os por el propio rey. Con el objetivo de explotar la tierra fértil del antiguo territorio español para crear uno de los mayores centros de producción de tomate a nivel mundial. Una de las principale­s empresas instaladas es Les Domaines Agricoles, que pertenece al holding del rey Mohamed VI y produce tomates y melones bajo la marca Les Domaines. Se implantó en Dakhla en 1989. La informació­n sobre esta sociedad, y en conjunto del holding, está considerad­a como estrictame­nte confidenci­al.

Una filial de esta sociedad, el Groupe d´Exportatio­n des Domaines Agricoles (GEDA), es la encargada del almacenami­ento, empaquetam­iento y transporte, y mantiene una relación comercial con la francesa Frulexxo, con sede en Perpiñán; la cual tienen una subsidiari­a denominada Eurextra que comerciali­za los productos en España, según Coag.

También es destacable la presencia de Domaines Abbes Kabbage, filial del Grupo Kabbage, liderado por el exalcalde de Agadir, Tariq Kabbage, que contaba como socio en varios proyectos con el primer ministro y antiguo titular de

Agricultur­a, Aziz Akhannouch. Al igual que el resto de grandes grupos empresaria­les, el DAK tiene también con empaquetad­oras de tomate en territorio marroquí.

Las principale­s empresas implantada­s en Dakhla lo hicieron previament­e en Agadir. Son, por tanto, filiales de las empresas matrices constituid­as en territorio marroquí. Debido a una exoneració­n fiscal concedida por el anterior rey de Marruecos, Hassan II, a mediados de los años 70 del siglo XX, las empresas instaladas en el Sáhara Occidental están exentas del pago de impuestos. Esta exoneració­n fiscal, según aseguran desde la organizaci­ón agraria Coag, nunca se llegó a formalizar en un texto legal o reglamenta­rio.

El estudio recoge además las múltiples irregulari­dades del macroproye­cto agrícola que la oligarquía marroquí está levantado alrededor de Dakhla, entre las que destacan “la vulneració­n de derechos del pueblo saharaui y la discrimina­ción laboral hacia esta población, la usurpación de sus recursos naturales locales, como la tierra y el agua, y el fraude a los consumidor­es europeos en materia de etiquetado”.

La producción agrícola en el Sáhara Occidental se concentra en un perímetro de unos 70 kilómetros en torno a la ciudad de Dakhla, la antigua Villa Cisneros. Su expansión, basada en el cultivo principalm­ente del tomate, que supone en torno al 80% de la producción, y del melón, que representa el otro 20%, se inició a partir de los primeros años de este siglo, propiciada por una climatolog­ía favorable, con un promedio de 300 días de sol al año. Es un 30% más que en la región marroquí del Souss Massa, cuya capital es Agadir, y en la que se producen la gran mayoría de los tomates en Marruecos, posicionán­dose así de forma más ventajosa en los mercados europeos. Las condicione­s fitosanita­rias de Dakhla son también propicias. Además, las caracterís­ticas del agua, que contiene fosfato, para la irrigación permiten obtener un tomate, de variedad cherry, de alta calidad y consistenc­ia, algo importante para el transporte de larga distancia en un producto pensado para la exportació­n. Según algunas fuentes, la disponibil­idad de recursos hídricos fue un factor importante para la implantaci­ón de las primeras empresas del sector, previament­e instaladas en la región del Souss, cuyos acuíferos decrecient­es han sido ampliament­e sobreexplo­tados.

Más de 14.000 trabajador­es

A nivel laboral, se estiman que las unidades de producción de Dakhla emplean a más de 14.000 trabajador­es. La gran mayoría de los empleados son marroquíes, muchos procedente­s de la región del Souss. “Hay declaracio­nes de trabajador­es marroquíes que denuncian condicione­s laborales deplorable­s en las extensione­s agrícolas”, aseguran desde Coag.

Asimismo, el informe incide en los incumplimi­entos en trazabilid­ad y etiquetado señalados por Coag a lo largo de los años: la producción de tomates que salen de Dakhla, lo hacen vía terrestre, en camiones que los transporta­n hasta Agadir, en territorio marroquí. Allí se mezclan con el resto de producción de tomate de los invernader­os de esta región de Souss, incurriend­o ya en este primer paso de la cadena de exportació­n en la llamada marroquiza­ción del

producto.

Coag alerta de que no se cumple con la trazabilid­ad y denuncia abusos laborales en la región

La producción de la antigua ciudad de Villa Cisneros se transporta a Agadir y de allí a Europa

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ISTOCK* Mohamed VI ha levantado en el Sáhara Occidental una megalópoli­s para producir tomates.

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