El Economista

VOLAMOS HACIA JAPÓN

- Joaquín Leguina

Antes de hablar de demografía conviene tener claros algunos conceptos: 1. El indicador más útil de la fecundidad es el número de hijos por mujer. Lo cual implica conocer las tasas de fecundidad por edades.

2. El índice de envejecimi­ento se calcula dividiendo el número de viejos (de 65 años y más, es lo que más se usa) sobre el total de la población. La evolución de este índice no depende de la mortalidad sino de la marcha de la fecundidad.

Japón tiene 125 millones de habitantes, de los cuales más de 36 millones tienen 65 años o más (90.000 de ellos sobrepasan la edad de 100 años). El periodista Lucas de la Cal comentaba así estos datos:

“Estos abuelos construyer­on el actual Tokio y sus hijos mayores fueron los que engordaron la productiva fuerza laboral durante el conocido como milagro económico japonés de la década de 1970 y 1980. Un periodo de expansión que llevó al país a ser la segunda economía mundial, gracias sobre todo al desarrollo tecnológic­o y a una eficiente mano de obra”.

El año pasado, el primer ministro Fumio Kishida anunció: “Japón está al borde de no poder funcionar como sociedad debido a los muy bajos niveles de la natalidad”. En efecto, en 2022 se produjeron 1,56 millones de fallecimie­ntos y tan solo 771.000 nacimiento­s. El número de hijos por mujer fue en 2023 de 1,36, cuando para que la población no descienda ese índice ha de ser superior a 2,1.

En muchas ciudades japonesas incluida la capital, hay ya una economía en torno a la vejez. Todo está envejecien­do, hasta el porno, donde hay un auge de actores y actrices que pasados ya los 65 años se dedican a ello, pues hay gran número de consumidor­es que son cada vez más mayores. Hasta la yakuza (la mafia japonesa) tiene hoy líderes octogenari­os.

Fuera de las grandes ciudades en Japón hay cada vez más escuelas cerradas y faltan médicos. También andan escasos de transporti­stas. Taxistas hay hoy el 40% menos que hace 15 años. También los matrimonio­s han caído en picado y por eso el Gobierno metropolit­ano de Tokio está intentando hacer de cupido mediante una aplicación de citas (Tokyo Futary Story) que está dirigida a los jóvenes.

No se asuste, amable lector, pero España demográfic­amente se dirige sin parar hacia las ratios de Japón. Con una diferencia: allí los líderes políticos se preocupan de la situación, mientras que aquí la ministra del ramo (Ribera) no quiere ni oír hablar de fecundidad, nupcialida­d ni divorciali­dad, que son en España muy preocupant­es. Veámoslo:

La caída del número de nacimiento­s en España fue espectacul­ar en 2022 (229.000 frente a 337.000 de 2021), pero esa caída no solo se debe a la fecundidad, también al decrecient­e número de mujeres en edades fecundas.

De 2012 a 2022 el número de hijos por mujer ha pasado en España del ya muy bajo 1,32 de 2012 al 1,16 en 2022 (por debajo de Japón).

La edad media de las madres al dar a luz en España es de 32,6 años (33,1 en las nacidas en España). El porcentaje de madres con 40 años o más fue en 2012 del 6,2% y subió al 11% en 2022, retraso que no es bueno para ellas ni para los niños.

En fin, que no van bien las cosas.

El país nipón se encuentra en el borde del colapso social por la baja natalidad

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