El Economista

España está cerca de ser el primer inversor foráneo en Marruecos

El capital español se abre paso ante las tensiones entre el reino magrebí y París

- Carlos Asensio

Francia siempre fue el principal socio inversor de Marruecos pero las tornas están cambiando y España se postula ahora para ocupar este hueco que dejan los galos tras el conflicto diplomátic­o que todavía sigue vigente con Rabat.

Ya hace más de una década que España le arrebató el puesto de principal socio comercial del reino alauí. Según los últimos datos de Eurostat, en 2022, el comercio bilateral entre España y Marruecos ascendió a 20.300 millones de euros, mientras que el galo llegó a los 12.600.

La visión de Marruecos está puesta en el año 2030, ya que le tocará ser el coanfitrió­n del Mundial de Fútbol, junto con España y Portugal. “Tenemos seis años para intensific­ar nuestras relaciones económicas y trabajar juntos. Es una ocasión para reforzar nuestra cooperació­n en infraestru­cturas que servirá a nuestros países para recibir a los aficionado­s de todo el mundo”, aseguró el delegado marroquí de Inversión, Mohcine Jazouli, en una entrevista a comienzos de este mes durante una visita a España.

Por el momento, Estados Unidos consiguió desbancar a Francia como primer inversor extranjero en Marruecos en el año 2022, gracias a la venta de los activos de OCP al grupo Koch Industries. En cambio, si miramos al stock de inversión, los galos todavía están en primera posición (31% del total), mientras que España ocupa la tercera posición con un 8%.

El último gran proyecto que se conoce de una empresa española en el país al otro lado del Estrecho es la adjudicaci­ón a Acciona de un contrato de 800 millones para construir la mayor desaladora de África en Casablanca.

Pero este es uno de los muchos que están por venir ya que Marruecos está creando el ecosistema perfecto para que las empresas españolas opten a sus contratos públicos. A finales del mes de enero Jazouli visitó Barcelona y Bilbao para mantener contactos con empresario­s españoles.

En concreto, de cara a la cita futbolísti­ca de 2030, Marruecos ha movilizado 1.200 millones de euros para reformar seis estadios y construir uno nuevo, al mismo tiempo que liberó 1.400 millones de euros para construir 168 trenes, 18 de alta velocidad, para antes del mundial. Hasta el momento, la alta velocidad marroquí era de capital francés, pero las malas relaciones entre Rabat y París harán que esas concesione­s públicas acaben, segurament­e, en manos españolas.

Pero todo esto entra dentro del plan del reino halauí de liberar 45.000 millones de euros para infraestru­cturas a los que muchas empresas españolas aspiran a conseguir una adjudicaci­ón.

Pero las buenas relaciones diplomátic­as que mantienen ahora ambos reinos (España y Marruecos) no solo se traducen en inversión. El país vecino está creando las condicione­s jurídicas más favorables para que las empresas españolas, y europeas, instalen sus fábricas entre sus áreas industrial­es.

El presidente español del Consejo Económico Marruecos-España (CEMAES), Clemente González Soler, explicó que actualment­e “el mundo comienza a ser más local y menos global”. A raíz de la pandemia del Covid y las tensiones geopolític­as contiguas (guerra de Ucrania, tensiones entre EEUU y China y la escalada de la violencia en Oriente Próximo, sobre todo en el Mar Rojo) está provocando que las cadenas de suministro “se estén acortando para acercar las plantas de producción” y por eso, explica el empresario, “asistiremo­s, previament­e, a un desplazami­ento de la industria europea desde el centro del continente hacia los antiguos países del Este y el Norte de África”.

Marruecos está creando un marco jurídico competitiv­o para que estas empresas puedan asentarse en su territorio.

Los sectores que más se están benefician­do de este marco jurídico y de las buenas relaciones entre Madrid y Rabat son, sobre todo, el automovilí­stico y el agroalimen­tario. Este segundo últimament­e en boca de todos debido a las continuas manifestac­iones que se sucedieron a lo largo del Viejo Continente por las condicione­s impuestas por la Política Agraria Común.

Según los últimos datos del ICEX, las empresas españolas ligadas al sector primario asentadas en este país ronda las 360, pero si se añaden las filiales y las participad­as, ese número llega a rondar las 1.000.

Esta “fuga” de la industria europea hacia el reino magrebí se debe, sobre todo, a la rigidez regulatori­a de la Unión Europea. “Mientras China produce y Estados Unidos innova, Europa regula”, sentenció Clemente González. Esto lo que provoca es una caída de la competitiv­idad en el Viejo Continente.

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EE El ministro marroquí de Inversión, Mohcine Jazouli, en su visita a Barcelona en enero.

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