La importancia del off-boarding para atraer y fidelizar el talento
Recientemente, hemos presentado nuestro XVIII Informe LHH de Recolocación y los datos son altamente satisfactorios: el 97% de los participantes encontraron trabajo en menos de un año y, de los recolocados, el 80% formalizó contratos indefinidos. Más allá de los resultados, un aspecto destacado es la tendencia creciente de ofrecer programas de transición profesional en los despidos individuales. Si en 2022 el 19% de nuestros candidatos procedían de salidas individuales, este porcentaje se elevó al 46% en 2023.
En un escenario marcado por la escasez de talento y la preocupación por el bienestar y compromiso de los empleados, resulta crítico preservar la reputación corporativa y el valor como marca empleadora en el momento de llevar a cabo procesos de desvinculación. Esto hace que cada vez sean más las empresas que aplican protocolos de offboarding e incluyen programas de transición profesional en sus políticas de RRHH. Probablemente, la desvinculación sea la etapa más sensible en el ciclo de vida del empleado y paradójicamente la menos cuidada hasta la fecha. Pero los nuevos paradigmas han invertido esta tendencia y las organizaciones son conscientes del impacto que tiene una inadecuada gestión de las salidas. Más allá del beneficio para las personas despedidas, los programas de outplacement contribuyen a mejorar la reputación interna y externa de la compañía, el liderazgo de los líderes y el nivel de engagement de los equipos, factores clave en la atracción y fidelización del talento.