Usar agua desalada duplica el coste al ciudadano
Desalar agua es mucho más caro que potabilizar agua dulce natural procedente de acuíferos, ríos o lagos. Según los datos de la Asociación Española de Desalación y Reutilización, producir agua desalada para el consumo humano cuesta de media 0,56 euros el metro cúbico. Según los últimos datos disponibles en la Estadística sobre el suministro y saneamiento del agua (año 2020) del INE, el coste unitario medio de España es de 1,92 euros cada metro cúbico, por tanto, el precio se duplicaría en el caso de que nuestro país emplease única y exclusivamente agua desalada. 2030. La hoja de ruta elaborada por el Ministerio para la Transición Ecológica contempla una inversión de 2.500 millones de euros para impulsar la recuperación de 3.000 kilómetros de tramos fluviales y cumplir así con lo establecido en la Directiva Marco del Agua. El mapa fluvial de España refleja que las cuencas con peores datos son, por este orden, la del Duero, la del Guadiana y la del Júcar.
La presencia de numerosas obras transversales, la alteración que en los últimos años ha experimentado la vegetación ribereña y la creciente introducción de especies invasoras son las principales amenazas que, según el borrador, afectan a los ecosistemas fluviales.
Así, la fragmentación de los hábitats fluviales producida por obras transversales como presas, azudes o losas, cobra especial relevancia debido a los negativos efectos que estas construcciones tienen en las especies piscícolas migradoras, y también por los desequilibrios que provocan en el régimen y transporte de sedimento que acaban intensificando los procesos erosivos de las corrientes fluviales.
Según el Miteco, en los cauces españoles existen más de 18.500 construcciones transversales, especialmente azudes y presas con una altura inferior a los dos metros, seguido de obras de paso con elementos de drenaje. También calcula que hay alrededor de 14.600 obras longitudinales que impiden al agua llegar a los ecosistemas de las riberas o las llanuras de inundación.
De hecho, el proyecto Adaptive Management of Barriers in European Rivers (Amber), que recoge el número de construcciones fluviales que existen en toda Europa, afirma que España se posiciona como el tercer país del continente con más barreras en los cauces, sólo por detrás de Alemania y Suiza, con un total de 171.203 barreras, lo que supone un 14% del total europeo que, se estima en un millón.
Aunque todavía quedan muchas infraestructuras con potencial para ser eliminadas, en España se han ido retirando barreras obsoletas desde que se puso en marcha la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, hace 17 años. No obstante, en 2021 fue el país de Europa que más obstáculos eliminó: 108 presas, represas y azudes que alteraban los ríos, casi la mitad de los 239 desmantelados en el continente, según datos del proyecto Dam Removal -Eliminación de Presas-, coordinado por la organización World Fish Migration.
Por su parte, la expansión de especies exóticas invasoras se considera la segunda causa de pérdida de biodiversidad a nivel global, sólo por detrás de la destrucción o alteración de los hábitats naturales. Actualmente, los ríos de España se encuentran repletos de estas especies que, como describe la estrategia, “constituyen una amenaza para los ecosistemas fluviales, causando pérdidas importantes tanto económicas como en la biodiversidad”.
Según la “Lista de especies exóticas potencialmente invasoras en la península ibérica 2020” existen 306 especies animales y vegetales exóticas en los ríos, lagos y estuarios españoles, a las que hay que sumar otras 272 que son susceptibles de serlo en un futuro inmediato. Además de desplazar a los organismos autóctonos, especies como el siluro, el mejillón cebra, el camalote, la rana de uñas africana, el cangrejo señal o la almeja de río asiática causan graves daños a la economía nacional por los efectos que provocan en el sector pesquero y agrícola, así como en los espacios y naturales en general e, incluso, en infraestructuras públicas.