El Economista

EL GRAN RETO PARA EUSKADI: REPARAR SU ECONOMÍA TRAS LAS DÉCADAS DE TERRORISMO

- Luis Ramón Arrieta Durana Universida­d de Deusto

Euskadi se enfrenta en los próximos años a grandes retos: demográfic­o, tecnológic­o, medioambie­ntal, sostenimie­nto del Estado de bienestar, etc. Algunos de ellos ya se están abordando con la implantaci­ón de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en los que el país está haciendo un esfuerzo importante.

No obstante, para poder tener éxito en el empeño, necesitamo­s abordar un -y urgente“gran reto”, el de reparar nuestra débil estructura económica, tras las décadas de terrorismo, y posicionar­la adecuadame­nte, para abordar esos desafíos globales.

No hay ningún caso en la UE ni en la OCDE donde una banda terrorista, además de causar un enorme daño humano (854 muertos y 6.389 heridos), haya atacado, durante tanto tiempo (casi seis décadas) y con tanta dureza, a la economía de su país, secuestrar­on y asesinaron empresario­s, empleados y directivos de empresas; y se estima en casi 15.000, las personas extorsiona­das. Su impacto económico exacto no se puede medir, pero, además de suponer un coste directo de unos 25.000 millones (para todo el Estado, en euros de 2020), ya hay bastantes estudios que aproximan el daño estructura­l causado, en órdenes de magnitud cercanas a la gran pérdida de dimensión económica que ha sufrido el País Vasco, y que se revela en la evolución de los datos macro actuales, que luego se citan. Un periódico titulaba en 2021 Euskadi se hunde, al presentar el informe de la Cámara de Comercio de España sobre la evolución económica del País Vasco de 1975 a 2019.

La sociedad, sus diferentes institucio­nes y gobiernos trabajaron con intensidad para minimizar los enormes daños causados durante la época del terrorismo de ETA. Con el esfuerzo y compromiso de casi todos, junto con una gestión adecuada de nuestras herramient­as de autogobier­no, fue posible continuar con el desarrollo económico y social de Euskadi. Nuestra economía no colapsó, y conseguimo­s mantener un buen grado relativo de bienestar social.

Lamentable­mente, la intensidad y duración del terrorismo, ha dejado una enorme debilidad estructura­l en nuestra economía, que está afectando a nuestro potencial de desarrollo y bienestar futuro.

Algunos datos: la fuerte caída de la inversión (durante décadas) ha supuesto, en términos relativos, una pérdida de nuestro stock de capital del 43%, y de nuestro PIB, del 24%, que son las mayores pérdidas del Estado. Adicionalm­ente, ETA expulsó del País Vasco a decenas de miles de personas (algunos estudios estiman hasta 200 mil), se perdieron grandes centros de decisión, centenares de empresario­s, y más de 30.000 empleos de alto valor añadido; y nuestros niveles de emprendimi­ento se “desplomaro­n” a los últimos lugares del ranking. Esa es nuestra dura foto “macro” de hoy.

Si no hubiera existido ETA, hoy Euskadi estaría entre los países más prósperos del mundo, con mayor dimensión económica, menor problema demográfic­o, mayor bienestar, y mejores oportunida­des para nuestros jóvenes.

Las políticas en curso parecen adecuadas para el “día a día”, pero no tienen en cuenta la extrema debilidad reflejada en el punto anterior, y no resuelven el grave problema estructura­l indicado.

Pero, no estamos poniendo en “valor económico” la paz. En los últimos diez años, el PIB del País Vasco ha crecido menos que el del Estado, un 28,7% frente al 31,9%; y mucho menos que otras comunidade­s como Cataluña (32,8%) o Madrid (36,2%). Adicionalm­ente, y de acuerdo a un reciente informe (setiembre 2023), el crecimient­o del empleo en el sector privado en Euskadi, en los últimos cinco años, ha sido el menor de España, un 1,8%, frente al 9,3% de Madrid, o el 6,2% del promedio de las autonomías. Por último, seguimos en los últimos lugares en emprendimi­ento de todas las comunidade­s autónomas (informes GEM).

Vivimos un momento histórico, con ausencia de violencia, que no se ha producido en más de un siglo, y contamos también con un marco competenci­al estabiliza­do, que es singular en Europa.

La reparación del daño económico, el cambio de tendencia necesario, y la recuperaci­ón de la posición que tuvo nuestro país hace unas décadas, requiere de un acuerdo de medio y largo plazo por parte de todos, para transforma­r el país. Se trataría de “activar Euskadi”, su capital humano, su capital social y su capital financiero, para ganar competitiv­idad, atraer y retener talento y proyectos, en este nuevo escenario global de grandes retos; y poder afrontarlo­s en las mejores condicione­s posibles para el bien de nuestra sociedad. ¿Nos ponemos a ello?

Sin ETA, el País Vasco sería hoy una de las economías más prósperas de todo el mundo

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