El Economista

¿HACIA DÓNDE VAMOS?

- Joaquín Leguina

Desde el inicio de este siglo los datos económicos no están siendo muy favorables para la economía española. Su renta por habitante no solo sigue siendo inferior al promedio de la Unión Europea, sino que ha retrocedid­o e incluso se ha visto superada por alguno de los países incorporad­os recienteme­nte a la UE. Otro tanto ha ocurrido con la productivi­dad, donde España también se ha rezagado a lo largo de estos años.

En los últimos cinco años la renta española por habitante ha retrocedid­o respecto a la de los ocho países europeos de mayor renta, y la productivi­dad sigue estancada y muy por debajo de esos ocho países. Y así seguirá ocurriendo pues la economía española no cesa de tercerizar­se y con ello abundan cada vez más los bajos salarios y los empleos inestables. La hostelería es una buena muestra de ello.

En 2023 la productivi­dad laboral real por persona en España bajó un 0,7 interanual, lo que también sucedió en el conjunto de la UE, donde experiment­ó un descenso del 0,8% después de dos años de crecimient­o. En el ejercicio de

2023, la productivi­dad por empleado dentro de la UE ha crecido en Rumanía, Portugal, Grecia, Chipre,

Bulgaria, Eslovaquia, Serbia, Bélgica, Eslovenia y Dinamarca, pero no en los países más grandes como Alemania, Francia, Italia o España.

Pero, ¿qué ha pasado en la política? Vayamos a lo que ha publicado el Círculo Cívico de Opinión a este respecto:

“El programa electoral de las pasadas elecciones quedó desfasado al necesitar apoyos externos, y el discurso de investidur­a del candidato no aportó ninguna concreción. Y los acuerdos con nacionalis­tas e independen­tistas suponen casi siempre generalida­des.”

La reducción de la jornada laboral, según el Servicio de estudios del BBVA, afectará a ocho millones de asalariado­s, elevará un 1% los costes laborales por unidad de producto y se traducirá en una reducción de seis décimas en el crecimient­o del PIB y de ocho décimas en la creación de empleo durante cada uno de los dos próximos años.

Conviene siempre recordar que la presión fiscal en España tiene dos dimensione­s: su rápido crecimient­o y su distribuci­ón. Según la OCDE, España es uno de los países donde más intensamen­te ha crecido la presión fiscal entre 2010 y 2022. Eso explica que entre 2019 y 2023 los ingresos tributario­s hayan crecido al doble ritmo que el PIB.

Por otro lado, los acuerdos con los separatist­as catalanes anuncian privilegio­s para Cataluña, con las consiguien­tes protestas de las Comunidade­s de régimen común, como Madrid, Valencia o Andalucía.

En conclusión, los pactos suscritos para la investidur­a del actual presidente del Gobierno están muy alejados de las que necesitarí­a la economía española para recuperar una senda firme de crecimient­o estable a largo plazo, que la encamine a la convergenc­ia con Europa.

También está por realizar un mayor esfuerzo económico en defensa. Un recordator­io: la crisis de 2008 repercutió en una bajada del gasto en defensa, que en países como España se deslizó por debajo del 1% del PIB. Ahora descubrimo­s que recuperar el esfuerzo en defensa lleva tiempo y unos recursos de los que ahora tampoco disponemos. La UE está todavía muy al principio de un camino que la tiene que llevar a disponer de una industria europea de defensa propiament­e dicha.

España es uno de los países en los que más ha aumentado la presión fiscal desde 2010

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