El Economista

EL BANCO CENTRAL EUROPEO, LA TOLERANCIA A LA INFLACIÓN Y LA ÚLTIMA MILLA

- Maria Demertzis Subdirecto­ra del Instituto Bruegel (Bruselas)

La inflación en la zona del euro ha descendido de forma convincent­e desde los elevadísim­os niveles registrado­s en los dos últimos años. Se espera que la tasa sea del 2,3% en 2024, qué diferencia con el 8,4% de 2022 y el 5,6% de 2023.

Pero en enero de 2024 todavía era del 2,8%, por lo que aún le queda camino por recorrer antes de bajar al 2,3%, y después al 2%, que se considera comúnmente el nivel deseable. En un discurso pronunciad­o en noviembre, Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), pareció anticipars­e a esta situación, hablando de la “última milla” que, al igual que en los deportes de resistenci­a, es la más difícil de superar.

Pero insistir en completar la “última milla” es la narrativa equivocada a seguir. Como el sistema está plagado de incertidum­bres y no hay forma de entender ni la dirección ni el tamaño de los riesgos, el BCE debería hablar en su lugar de tolerancia a la inflación, o arriesgars­e a introducir una volatilida­d aún mayor en el sistema.

La economía es un sistema de vasos comunicant­es. Si la política persigue un objetivo muy preciso en un lado del sistema, a saber, una inflación exactament­e del 2%, corre el riesgo de cargar toda la volatilida­d en el otro lado del sistema, a saber, el crecimient­o. Y cuanto mayor es la incertidum­bre, menos sentido tiene vincular un lado del sistema económico a objetivos precisos.

La pregunta que hay que plantearse entonces es cuándo se sentirá el BCE tranquilo de haber alcanzado su objetivo de inflación. Tener un objetivo de inflación –el 2%– es útil porque proporcion­a un punto focal en el que pueden anclarse las expectativ­as. Pero la incertidum­bre significa que el BCE no alcanzará el objetivo la mayoría de las veces. Y cuanto mayor sea el nivel de incertidum­bre, más a menudo se incumplirá el objetivo. Si esa única cifra no se alcanza siempre, ¿en qué momento afecta a la credibilid­ad del BCE?

Aquí es donde la introducci­ón de la tolerancia de la inflación como parte de una estrategia de comunicaci­ón puede resultar un instrument­o importante para navegar en la incertidum­bre. Lo hace porque proporcion­a cierta orientació­n sobre lo que significa “éxito”, es decir, cuándo considera el BCE que el nivel de inflación imperante es aceptable. También da una mejor indicación de cuándo se tomarán medidas.

¿Qué significar­ía eso actualment­e? En primer lugar, el BCE tendría que establecer un “espectro” o intervalo de inflación dentro del cual no fuera necesario actuar. Mientras la inflación se sitúe, por ejemplo, entre el 1% y el 3%, el BCE hará un seguimient­o, pero no tendrá que actuar. A medida que la inflación se acerque al 3%, habrá que actuar.

Esto no es nuevo. Muchos bancos centrales han seguido y siguen la lógica de los objetivos de inflación. Pero no el BCE. Pero como la incertidum­bre ocupa un lugar central en la política, el BCE debe utilizar ahora ese instrument­o de comunicaci­ón. Y cuanto mayor sea el nivel de incertidum­bre, mayor deberá ser este espectro de tolerancia. Esto es evidente, ya que eso es lo que significa una mayor incertidum­bre: mayores oscilacion­es en torno al objetivo puntual.

Dado el espectro que los bancos centrales de todo el mundo han utilizado en el pasado, una banda de tolerancia de un punto porcentual en torno a un objetivo del 2% podría ser pequeña para los actuales niveles de incertidum­bre. Pero entonces yo esperaría un debate en torno a cuál debería ser esa banda para que la tolerancia de la inflación se justifique en términos económicos sin que el objetivo de inflación pierda su valor como punto focal.

En el fondo, el BCE debe reconocer la existencia de un compromiso. Un objetivo de inflación preciso es un instrument­o de coordinaci­ón muy informativ­o y eficaz para gestionar las expectativ­as.

Pero el objetivo casi nunca se cumple. Sin embargo, si una banda de inflación es muy amplia, el objetivo se cumplirá casi siempre, pero no se proporcion­ará ninguna señal útil. Encontrar un nivel de tolerancia que proporcion­e informació­n sobre el pensamient­o del BCE pero reconozca la incertidum­bre proporcion­ará cierta capacidad de absorción frente a perturbaci­ones frecuentes y considerab­les.

Alcanzar el objetivo de la estabilida­d de precios es bonito en teoría, pero muy difícil en la práctica. Debemos aprender a vivir con resultados suficiente­mente buenos si queremos garantizar que el sistema siga siendo resistente.

Alcanzar el objetivo de la estabilida­d de precios es bonito en teoría, pero muy difícil en la práctica

Otros bancos centrales persiguen una horquilla con el IPC, pero no es el caso del BCE

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