El Economista

Las empresas aportan ya un tercio de la recaudació­n fiscal, denuncia el IEE

Las cotizacion­es sociales y el impuesto de Sociedades representa­n el 12,2% del PIB

- J. M. A.

El Instituto de Estudios Económicos (IEE), think tank asociado a la patronal CEOE, ha elaborado su particular informe sobre competitiv­idad fiscal en España referente a 2023. La tesis defiende que “el endurecimi­ento de la fiscalidad empresaria­l en España ralentiza el crecimient­o económico”. El peso de los ingresos por impuestos sobre empresas y trabajador­es, en efecto, estaría aumentando: según el servicio de estudios, la previsión de ingresos tributario­s aumentará a un mayor ritmo que el PIB, dejando la presión fiscal en el 39% del PIB en 2023. El peso de las cotizacion­es sociales a cargo del empleador y el impuesto de Sociedades supone un tercio de la recaudació­n, frente al 25% a nivel comunitari­o.

España estaría acortando su histórica brecha con la media europea. La Unión Europea alcanzó un 40,2% para 2022, mientras que, en España, en 2022, según datos de Eurostat, ha alcanzado un 37,7%, en un momento de gran incertidum­bre económica. “Este incremento de la presión fiscal se ha realizado mediante la introducci­ón de nuevos tributos o la reforma de los existentes, que afectan a la tributació­n empresaria­l y al ahorro e inversión”, indica su presidente, Íñigo Fernández de Mesa, que ha presentado el documento con el director general, Gregorio Izquierdo.

En lo relativo a las empresas, esta presión fiscal empresaria­l suma el impuesto de Sociedades y las cotizacion­es sociales a cargo del empleado. Los costes asociados a la actividad o la contrataci­ón generan ingresos tributario­s al Estado español por valor del 12,2% del PIB, una cifra que rebasa el 10,4% que promedia el conjunto de países europeos.

En concreto, la recaudació­n del Impuesto sobre Sociedades supuso, en España, un 2,7% del PIB, y las cotizacion­es empresaria­les a la Seguridad Social, un 9,5% del PIB, que combinadas suponen un 12,2% del PIB. Por su parte, la media de la UE es de un 3,3% en el Impuesto sobre Sociedades y un 7,1% en Cotizacion­es Sociales a cargo de las empresas, lo que señala que España está 1,8 puntos por encima de la media europea.

“Si hacemos el análisis sobre el porcentaje que aportan las empresas al total de la recaudació­n, en España las cotizacion­es empresaria­les a la Seguridad Social suponen un 25,2% del total de la recaudació­n, mientras que en la UE la media es del 17,7%. Por su parte, el Impuesto sobre Sociedades supone un 7,2% del total frente a un 8,1% en la UE. En conclusión, nuestras empresas aportan un 32,4% frente a un 25,8% de media en la UE”, explica el informe.

El coste de contrataci­ón

En un momento en el que se habla más que nunca del coste del despido y las vías abiertas para modificarl­o, el IEE también ha puesto sobre la mesa el coste de contrataci­ón y de actividad. La cuña fiscal ampliada mide este coste, que es la diferencia entre lo que paga la empresa por el trabajador (coste laboral) y lo que el trabajador percibe en neto una vez deducidos los costes salariales. “Este indicador que refleja el coste de contratar, uno de los más altos en Europa”, según su presidente, Fernández de Mesa.

“El efecto conjunto con las cotizacion­es a la Seguridad Social, que son particular­mente altas en España, eleva la cuña fiscal, en España, hasta el 59,5% en 2022”, indica el informe, que recalca que este indicador es el 47% en los países desarrolla­dos de la OCDE. Por tanto, el trabajador recibiría un salario neto que constituye el 60% del coste laboral. De los 3.145 euros de costes laborales de la actualidad, el coste salarial queda en 2.359 euros y el líquido que llega al trabajador ronda los 1.850 euros.

Mal parados a nivel global

El servicio de estudios echa mano del Índice de Competitiv­idad Fiscal (ICF) de la Tax Foundation, que clasifica a los países en función de su competitiv­idad fiscal y también normativa en lo relativo a los tributos. España se situó en 2023 entre las economías de la OCDE con peor competitiv­idad fiscal, “con un fuerte retroceso de este indicador en la actual legislatur­a”, apunta el IEE. De hecho, señala el organismo, la presión fiscal normativa (carga de gravamen que el diseño del sistema fiscal introduce en las economías) es un 17% más elevada que la media de la UE.

El IEE subraya que España se situó el año pasado, en términos de competitiv­idad fiscal, en el puesto 31 de un total de 38 países analizados, tres puestos por encima que el año anterior, pero todavía ocho puestos más abajo que la posición 23 que ocupaba en 2019 y uno por detrás de la 30 de 2021.

“Esto muestra una pérdida notable de competitiv­idad fiscal en nuestro país desde la posición anterior a la pandemia, reflejando el efecto de las subidas de impuestos a empresas y empresario­s, tendencia que el Gobierno parece decidido a mantener en la presente legislatur­a, con continuada­s subidas de impuestos y el mantenimie­nto de las nuevas figuras tributaria­s que fueron, en principio, diseñadas con carácter temporal”, denuncia el IEE.

El instituto afirma que una de las dos figuras tributaria­s con una mayor presión fiscal normativa en España es el Impuesto sobre Sociedades, que se encuentra entre los seis más gravosos de la OCDE, con una presión fiscal normativa un 28,9% superior a la media de la UE y un 20,9% por encima del promedio de la OCDE. Por su parte, la imposición patrimonia­l es la segunda peor de toda la OCDE.

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