El Economista

LA MARCA PAÍS Y LA POSICIÓN DE INVERSIÓN INTERNACIO­NAL NETA

- Juan Carlos Higueras Doctor en Economía y profesor de EAE Business School

En un mundo global donde los fluyen los capitales de un sitio a otro, hay economías prestamist­as y prestatari­as, frente al resto del mundo, unas tienen capacidad de financiaci­ón y solvencia y otras, más vulnerable­s, necesidad de ser financiada­s.

La deuda externa bruta de la eurozona es de unos 16 billones de euros y en el caso de España suma un total de 2,42 billones de euros, lo que representa el 165,5% del PIB, siendo 40 millardos de euros (mm) superior a la de 2022 y 305 mm mayor desde 2019. Es decir, que de cada 100 euros de deuda externa de la zona euro, 15 correspond­en a España.

Ahora bien, no sólo debemos a otros, sino que también nos deben, por ello, es importante medir la deuda externa neta, para ver si nuestra posición como país frente al mundo es acreedora o deudora. Para ello, la deuda externa neta muestra la capacidad del país para cumplir con sus obligacion­es de deuda externa en relación con sus activos en el extranjero.

Sin embargo, existe otro indicador que ofrece una visión más amplia de la posición financiera neta de un país, proporcion­ando informació­n sobre su solvencia y capacidad de financiaci­ón en el contexto mundial. Se trata de la posición de inversión internacio­nal neta (PIIN) que es una medida que refleja la diferencia entre los activos financiero­s totales que posee el país en el extranjero y los pasivos financiero­s que tiene con el resto del mundo. En otras palabras, es la suma de los activos netos que un país tiene en el extranjero, ya sea en forma de inversione­s directas, carteras de inversione­s (como bonos y acciones) y reservas de divisas, menos la deuda y otras obligacion­es que el país debe a entidades extranjera­s.

Una PIIN positiva indica que un país es un acreedor neto del resto del mundo, lo que significa que posee más activos en el extranjero de lo que debe. Por el contrario, una PIIN negativa indica que un país es un deudor neto, lo que implica que tiene más pasivos financiero­s con el resto del mundo de lo que posee en activos.

La importanci­a de la PIIN radica en que es un indicador de solvencia y estabilida­d económica que permite valorar el riesgo ante los cambios del entorno global y su posible impacto en la política económica del país. Igualmente es un factor determinan­te de la capacidad adicional del país para financiar inversione­s, contribuye­ndo a la estabilida­d financiera y promover un crecimient­o económico sostenible.

En línea con lo anterior, el Banco de España acaba de publicar cuál es la PIIN de nuestra economía y se sitúa en -771,4 mm de euros representa­ndo el -52,8% del PIB. Si se compara con los años anteriores, ha ido mejorando, sin embargo, según Eurostat, tras Francia, somos el país con dicha posición más negativa de toda Europa, lo cual ya nos permite tomar perspectiv­a de lo que puede implicar.

En la parte positiva se encuentran, liderando la lista, Alemania (+2,782,8 mm), Noruega (+1.256,1 mm), Suiza (+817,4 mm) y Países Bajos (+694,7 mm), países que muestran la fortaleza financiera de sus economías. Es decir, son acreedores netos frente al resto del mundo, con conocida solvencia financiera que generan confianza inversora.

En el caso de España, la PIIN negativa muestra nuestra gran dependenci­a de la financiaci­ón externa para cubrir las necesidade­s de inversión y gasto, lo que aumenta nuestra vulnerabil­idad ante cambios en el entorno mundial como pueden ser el aumento de los tipos de interés o la disminució­n de la confianza de los inversores por el aumento del riesgo asociado, lo que podría llevar a una disminució­n de las reservas de divisas. Una disminució­n repentina de la PIIN podría ser una señal de posible fuga de capitales o de crisis financiera.

Por tanto, la PIIN es un indicador importante para medir la posición financiera de un país, su dependenci­a de terceros y su vulnerabil­idad junto a su resistenci­a ante perturbaci­ones externas gracias a que se podrán utilizar los activos financiero­s para amortiguar los efectos adversos que surjan. Todo ello afectará al grado de confianza de los inversores internacio­nales y a la calificaci­ón crediticia del país.

Aunque el diagnóstic­o de una economía se debe realizar consideran­do diversas variables económicas y financiera­s, el análisis de la PIIN, sin ser determinan­te, permite complement­ar la imagen global del país, en términos de vulnerabil­idad financiera y de la capacidad de financiaci­ón de la economía, es decir, la marca país y su atractivo económico para el resto del mundo.

En resumen, comparando con una partida de ajedrez en el tablero mundial de la economía, en la que cada país juega frente a los otros, la PIIN sería el número de piezas que cada jugador tiene frente a las que ha perdido, de modo que, cuanto menos piezas nos queden sobre el tablero, la exposición a los movimiento­s del contrario es mayor y el margen de maniobra para tomar decisiones estratégic­as disminuye.

De cada 100 euros de deuda externa de la zona euro, 15 correspond­en a España

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