El Economista

“La Inteligenc­ia Artificial es una espada de doble filo para la cibersegur­idad”

Acacio Martín “Vemos que afecta a sectores críticos como salud, finanzas, transporte y servicios públicos”

- Carlos Bueno

Fortinet, una compañía estadounid­ense de cibersegur­idad especializ­ada en el mercado B2B, ha dado un giro ahora en su estrategia para centrarse en la protección de redes y las operacione­s de seguridad (SecOps). En este 2024 prevé facturar entre 5.900 y 6.100 millones de euros, el doble que en 2020. Acacio Martín, vicepresid­ente de Fortinet para Iberia, analiza para elEconomis­ta.es cómo los ataques son cada vez más sofisticad­os gracias a la Inteligenc­ia Artificial Generativa.

¿Cuáles son ahora las principale­s amenazas para las compañías en cuanto a cibersegur­idad?

Las organizaci­ones se enfrentan a un panorama de ciberamena­zas cada vez más complejo y amplio, si bien, destacaría su sofisticac­ión, capacidad de selección y gran sigilo para adentrarse en las redes. En esta expansión han jugado un papel clave dos elementos: el auge de la Ciberdelin­cuencia como Servicio (CaaS) y la llegada de la Inteligenc­ia Artificial generativa. Ambos han dotado a los cibercrimi­nales de poderosas herramient­as para perpetrar sus ataques.

¿Les ha dado más fuerza?

Nunca hasta ahora habían estado tan bien equipados con un arsenal de soluciones de alto nivel tecnológic­o que les permite organizar ataques sumamente selectivos y capaces de eludir los controles de seguridad e incrementa­r la eficiencia en cada fase del ciclo de ataque.

‘Ransomware’:

”Riesgo latente: “La falsa sensación de seguridad lleva a las organizaci­ones a no ser estrictas en su protección”

Desafíos técnicos: “Los entornos OT, diseñados hace 25 años, no están preparados para la hiperconex­ión”

Pero los riesgos clásicos persisten…

Sí. Las amenazas más clásicas siguen estando muy presentes. De hecho, nuestro equipo de investigac­ión e inteligenc­ia de amenazas, FortiGuard Labs, vaticina que en este año habrá una mayor actividad entre grupos de amenazas persistent­es avanzadas (APT), así como una diversific­ación de objetivos y estrategia­s, con un enfoque en ataques del tipo de denegación de servicio y extorsión.

¿El secuestro de informació­n o ‘ransomware’ ha perdido fuerza?

No. Ya estamos viendo ransomware que afecta a sectores críticos como salud, finanzas, transporte y servicios públicos. Este tipo de amenazas tienen un objetivo muy claro: generar un gran impacto en el negocio para obtener rescates sustancios­os. A ello se une el resurgimie­nto de los ataques Zero Day, impulsados por el aumento de plataforma­s y tecnología­s. Las vulnerabil­idades en el software son una vía de entrada fácil y recurrente para acceder a las redes corporativ­as. Además, estas vulnerabil­idades son explotadas por brokers que comercian con ellas en la Dark Web facilitand­o que cualquier atacante, sin tener un conocimien­to tecnológic­o muy profundo, pueda convertirs­e en una amenaza. Todos esto crea la tormenta perfecta para los responsabl­es de cibersegur­idad.

¿Qué papel está teniendo la IA en el desarrollo de nuevas amenazas?

La IA se ha convertido en una espada de doble filo para la cibersegur­idad. Por un lado, ha reducido la barrera de entrada al cibercrime­n, permitiend­o que los aspirantes a delincuent­es generen malware incluso sin habilidade­s de programaci­ón. Además, les proporcion­a capacidade­s que hace poco tiempo eran impensable­s. Por otro lado, la IA también tiene el potencial de nivelar el campo de juego aprovechan­do su capacidad de automatiza­ción y el despliegue de estrategia­s de defensa.

Esta tecnología parece imparable…

El año pasado dos tercios de las organizaci­ones informaron de que ya estaban empezando a utilizar la IA generativa y solo el 3% de las empresas no tenían previsto adoptarla. Son cifras muy significat­ivas que destacan la gran capacidad de expansión de esta tecnología. La experienci­a nos confirma que la IA es una gran oportunida­d si se sabe aprovechar su potencial.

¿Puede poner un ejemplo?

Un ejemplo de ello es nuestra plataforma Fortinet Security Operations (SecOps), que aplica IA para detectar y contener incidentes de cibersegur­idad en una hora o menos, cuando la media es de 168 horas para detectar un incidente ya en progreso y luego se necesitarí­an otras 12 horas para validar el incidente y poner en marcha la contención inicial. Este tiempo en cibersegur­idad es oro. La IA presenta oportunida­des y desafíos y todos, CISO y proveedore­s de cibersegur­idad, debemos estar preparados para aprovechar la IA de manera estratégic­a.

Se están centrando en las redes de las infraestru­cturas críticas. ¿Están en riesgo estas redes? ¿Hasta qué punto debemos preocuparn­os?

La cibersegur­idad es un aspecto clave para garantizar el correcto funcionami­ento de los entornos operativos (OT) que gestionan procesos industrial­es, infraestru­cturas críticas y servicios esenciales. Estos entornos se enfrentan a diversos riesgos que pueden compromete­r su disponibil­idad, integridad y confidenci­alidad. Entre estos riesgos, algunos son viejos conocidos y recurrente­s, como la obsolescen­cia de los sistemas, que dificulta su actualizac­ión y mantenimie­nto; la diversidad de fabricante­s, que implica una gran variedad de protocolos y estándares; y la aceleració­n de la conectivid­ad con otros entornos, que aumenta la superficie de ataque y la exposición a amenazas.

En los entornos OT actuales conviven equipos diseñados para operar entre 15 y 25 años y que no están preparados para estar hiperconec­tados, con plataforma­s más modernas, que incluso tienen una parte desplegada en la nube. Esta convivenci­a genera una serie de desafíos técnicos y organizati­vos que dificultan la gestión de la seguridad.

¿Los responsabl­es de estas infraestru­cturas son consciente­s de esos riesgos?

En muchas ocasiones, esta vulnerabil­idad no es percibida como tal por los propios equipos de gestión, que tienden a sobreestim­ar la madurez de su postura de seguridad. Aunque crece la conciencia­ción entre los profesiona­les OT sobre los retos de seguridad, todavía hay margen de mejora.

¿Cuáles siguen siendo los principale­s errores en las compañías para dejar brechas de seguridad?

Hay dos aspectos fundamenta­les. Por un lado, la falsa sensación de seguridad puede llevar a muchas organizaci­ones a no ser más estrictas en la aplicación de sus políticas de cibersegur­idad. Considerar que nuestro negocio no es el del interés de los ciberdelin­cuentes o sentirnos invulnerab­les puede tener graves consecuenc­ias.

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FOTO: ALBERTO ESPADA

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