EL PAÍS VASCO EN VÍSPERAS
Ya se ha iniciado la campaña electoral en las tres provincias vascas y todas las encuestas pre electorales dan como ganadores a dos partidos separatistas, el PNV y EH Bildu. ¡Una delicia!
Pero ¿de verdad estos separatistas quieren la independencia? De boquilla, sí, en el fondo, no. ¿Por qué? Porque tendrían que pagar los altos déficits que allí generan las pensiones. Déficits que ahora les pagamos el resto de los españoles sin que los que allí viven pongan un solo euro y que si se hicieran independientes tendrían que pagar ellos.
Según el vasco Fernando Savater, lo que está en juego en las próximas elecciones es el pasado del País Vasco, porque “cuanto más espacio de poder abarquen los nacionalistas, menos lugar ocuparán en la crónica las víctimas reales de ETA –convertidos en daños colaterales de un conflicto en el que ambas partes fueron responsables de lo ocurrido, sin culpables– y más estruendosamente aparecerán los vascos a través de los siglos como víctimas imaginarias de los españoles”.
¿Y quiénes y cuántos son ellos? Allí viven 2.276.600 personas, de las cuales 1.870.000 son españoles autóctonos. El resto son inmigrantes.
En 1976 el 8,4% de los que allí habitaban tenía 65 años o más y hoy representan el 23,8% de la población. En otras palabras: aquella es una población envejecida a causa de una fecundidad en caída libre –de 2,84 hijos por mujer en 1976 a 1,16 en la actualidad–. De 41.000 nacimientos en 1976 a 13.600 en la actualidad. Pero es que si medimos la fecundidad que tienen allí las mujeres nacidas en España el índice cae al 1,10.
Conviene recordar que para que la población no decrezca es necesario que el número de hijos por mujer no baje de 2,05. Y en el País Vasco hubo en 2023 10.500 más muertes que nacimientos. En el caso de Guipúzcoa la cosa es aún peor: 4.660 muertes más que nacimientos entre una población autóctona de 616.000 personas. El número de muertes por cada nacimiento ha crecido casi el 600% entre 1976 y la actualidad.
Según el censo de 1970, el 1,1% de la población vivía sola. Hoy es el 12,1% y entre los autóctonos el 13,0%. En 1976 en cada hogar vivían 4,1 personas y hoy sólo 2,4.
En fin, una demografía catastrófica a la cual le vendría bien un buen puñado de inmigrantes, pero de impedirlo se encarga la nueva raza vasca, que no otra cosa es el euskera. Como muestra, un botón: dos niñas colombianas que sacan notables y sobresalientes y que ya planean ir a la universidad llevan 44 días sin pisar un aula porque el Gobierno vasco no permite a sus padres ejercer su derecho a elegir la lengua de aprendizaje de sus hijas y escolarizarlas en su municipio en castellano. A propósito de esto conviene recordar lo que dice el artículo 3 de la Constitución Española: El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
Los datos que aquí acabo de utilizar me los ha suministrado el ingeniero Alejandro Macarrón, motor del Observatorio Demográfico del CEU.
En realidad, los separatistas no quieren asumir el pago del alto déficit de pensiones