Taylor Swift o Dua Lipa, reinas del pop en casete: regresan las cintas
Tras el furor de los vinilos y en plena era del ‘streaming’, las grandes estrellas de la música lanzan sus álbumes como lo hacía Camela hace más de veinticinco años
En la era del acceso a todo tipo de contenidos audiovisuales a un solo clic, la ansiedad por estar al día marca nuestras preferencias de consumo. El streaming hace que dispongamos de películas, series y música al mismo momento de su estreno, sin pasar por aquellos antiguos procesos de ir a comprar un disco, esperar que pusieran en la televisión tu serie favorita o que los nuevos lanzamientos musicales sonaran en la radio. Además, la posibilidad de elegir cuándo y dónde consumirlos allana las comodidades de nuestro día a día. Pero todavía quedan románticos que demuestran que las modas terminan volviendo. En la música pasa con otros soportes alejados de plataformas como Spotify, Amazon o Apple Music. Hablamos de los vinilos, que incluso han superado las ventas de cedés en España. Los casetes también cogen impulso.
En cuanto a los primeros, la nostalgia es evidente. Desde hace años, basta un paseo por las secciones musicales de superficies como Fnac o El Corte Inglés para comprobarlo. En 2022, en Estados Unidos se vendieron 41 millones de vinilos frente a los 31 millones de cedés y aquel año también se produjo el sorpasso en España. Se vendieron 1,7 millones de vinilos según datos de Promusicae, la asociación de productores de música en España, y en 2023 se mantuvo la senda de crecimiento, incrementando un 4% las unidades vendidas.
Respecto a los casetes, que dominaron el mercado en los años 80 y los 90, estas cintas lograron democratizar la música y, a pesar de la calidad de su reproducción inferior, fueron toda una revolución que desbancó a los elepés como soporte físico más vendido. Poder grabar la radio, duplicar casetes, y que las compañías fueran capaces de producir álbumes de una forma más barata permitieron que el alcance de la música fuera mayor. Su tamaño pequeño y la aparición del walkman permitieron escuchar canciones con mayor autonomía. Cuándo y dónde quisieras, fuera o dentro de casa, y en aquellos viajes en coche con la familia gracias a los reproductores de sonido. El casete, en España, fue el principal soporte físico más vendido hasta 1992, y en 2001 todavía se vendían unos 7 millones de copias al año. La llegada del CD y posteriormente de los MP3, volvió a cambiar el rumbo.
En España también surgió el fenómeno popularmente conocido como –casetes de gasolinera–, conformado por aquellos grupos que se autoeditaban por costes irrisorios y distribuían su obra por los expositores de carretera. Uno de los casos más destacados se dio con Camela, grupo que recientemente le confesó a Jordi Évole en laSexta aquello de “se habla de música indie, pero más indie hemos sido nosotros”. Los grupos que no tenían cabida en lo comercial, bien por denostación cultural o el rechazo de las grandes discográficas, encontraban en las gasolineras el lugar donde venderse para que el boca a boca hiciera el resto. Desde hace unos años los casetes han vuelto a tocar a la puerta de los amantes de lo retro y lo vintage. En parte, motivados por el fenómeno fan que han despertado las bandas sonoras de Guardianes de la Galaxia o Stranger Things y, aunque en países como España están resurgiendo –por el momento– sin hacer tanto ruido como en Estados Unidos o Reino Unido, lo cierto es que se está convirtiendo en un artículo cada vez más demandado.
En Reino Unido, según el estudio más reciente de la patronal del país, las ventas de casetes alcanzaron las 195.000 copias en 2022, datos que no se alcanzaban desde 2003. En los últimos años, desde 2015, la cifra ha aumentado un 443% y la tendencia sigue al alza, pues la comercialización ha ido creciendo de forma constante durante los últimos diez años.
Artistas como Harry Styles, Lady Gaga y Dua Lipa también han contribuido a la subida de ventas de casetes. Universal –con precios que oscilan los 10 y 20 euros– también apuesta por el casete gracias la reedición de grandes clásicos de Bon Jovi, The Beatles, U2, Spice Girls, Paul McCartney, Guns N’ Roses, Elton John, The Rolling Stones o Queen, entre otros muchos, como Camarón de la Isla, Enrique Morente & Lagartija Nick o Miguel Ríos. El mismo sello también relanza en casete a fenómenos actuales como Taylor Swift, Ariana Grande, Billie Eilish o Aitana y Amaia Romero. Bandas sonoras de clásicos como ABBA también se distribuyen en este soporte. Las bandas emergentes también encuentran en este soporte un recurso económico para tratar de hacerse un hueco. Además, la pandemia y la cancelación de conciertos hizo que muchos artistas recurrieran a este formato gracias a la capacidad de los casetes de producir música a menor coste.
Para coleccionistas
Como ocurre con el vinilo, los coleccionistas ven en los casetes un gran atractivo. Según un estudio de Discogs: la Base de Datos y el mercado online de la música, el casete de Grimes Geidi Primes –edición limitada de 30 unidades– puede estar valorado en más de 63.000 euros; el de Just Push Play de Aerosmith –sin abrir y sin la etiqueta play– en 45.000; o el de Demo 1994 de Mörk Gryning –con la grabación original de dos pistas– en 25.000. Le siguen otros como el de Xero de Linkin Park –que fue grabado de forma casera por la banda– y está valorado en 4.000. Entre los casetes con más oferta y demanda en páginas como eBay, se encuentran Nevermind de Nirvana, Dangerous de Michael Jackson o el primer álbum de Madonna, lanzado en 1983.*