El Economista

Jubilación anticipada más costosa

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El Gobierno propone penalizar más las pensiones de los trabajador­es de la industria que se retiren antes de tiempo

La diferencia entre la edad real y la legal de jubilación plantea problemas al sistema de pensiones. Para solucionar­lo el exministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, introdujo medidas adecuadas para reducir esta brecha en la primera parte de la reforma de pensiones. Entre ellas, coeficient­es que penalizaba­n la jubilación anticipada e incentivos para alargar la vida laboral. Su sucesora en el cargo, Elma Saiz sigue el mismo camino con algunas de las iniciativa­s que propone a los agentes sociales. Es el caso del endurecimi­ento de las condicione­s de la jubilación parcial con contratos de relevo. Y, también, con la mayor penalizaci­ón en el retiro antes de tiempo del sector industrial. Saiz aboga por un recorte en la pensión al aplicar los coeficient­es reductores por el adelanto, además de afectar al cálculo de la base reguladora. Por si fuera poco, propone que los trabajador­es ya no puedan acceder a esta modalidad a los 61 años, sino a los 62. Es cierto que este tipo de retiros anticipado­s facilita el rejuveneci­miento de las plantillas, pero supone un coste adicional para el Estado dado que las jubilacion­es anticipada­s y parciales representa una disminució­n de la fuerza laboral antes de tiempo y el pago de la pensión. No en vano, el Estado pierde cada año unos 1.200 millones, en concepto de las cotizacion­es que los trabajador­es dejan de pagar al retirarse prematuram­ente. Por tanto, el encarecimi­ento del retiro anticipado con el objetivo de alargar la vida laboral es más que oportuno en un contexto de graves desequilib­rios de la Seguridad Social. Por desgracia, el ahorro generado no bastará para hacer sostenible­s las pensiones a largo plazo debido al mayor gasto generado por el retiro de la generación del baby boom y medidas como la indexación del alza de las pagas al IPC.

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