Prestar a pequeñas empresas, clave y ¿un incetivo perverso?
Dar crédito a las pymes es, sin duda, una necesidad en un país como España en el que más de un 95% de las empresas se corresponden con compañías de estas características. Entidades financieras, supervisores y gobiernos tienen claro que sustentar la financiación de tan importante parte del tejido productivo nacional es imprescindible. De hecho, los créditos con aval del ICO que se dieron en el peor momento de la pandemia fueron un buen ejemplo de ello, regando a las empresas con miles de millones de oxígeno financiero en un momento en que la actividad se había congelado y este balón era uno de sus únicos recursos.
Pero desde hace meses, la posibilidad de que el denominado impuestazo extraordinario a la banca se convierta en permanente es cada vez más una certeza. La cuestión es cómo. En medio de este proceso son muchos los que han levantado la voz para decir que este gravamen necesita ser “rediseñado” para evitar que suponga un riesgo para la solvencia de las entidades e, incluso, un cambio en sus modelos de negocio. Y es que tal y como se diseñó el gravamen temporal, señalan voces internas del regulador, puede favorecer que las entidades apuesten por financiar operaciones de bajo margen de interés, es decir, aquellas que tienen un riesgo más bajo y que, normalmente, se focalizan en las hipotecas. De esta forma, quedaría más desatendida la nueva producción de préstamos con márgenes más altos, como los créditos a pymes o nuevas empresas, generalmente con más riesgo, y que, como ya se ha explicado, son claves para el sostenimiento de la economía de España. Este cambio de modelo de negocio conllevaría además una contrapartida en el lado de las provisiones que deben hacer las entidades, aumentando la desprotección en este lado del balance.
La posibilidad de introducir bonificaciones en el
impuestazo por facilitar la financiación a las pymes que ayer mismo puso sobre la mesa Carlos Cuerpo, podría, según varias fuentes financieras consultadas, equilibrar este hipotético desajuste al evitar que se pierda esa financiación clave para la estabilidad financiera. En cambio, hay otras voces que alertan de que
premiar con una rebaja en el impuesto a aquellos bancos que otorguen más crédito a pymes, con lo que ello conlleva a nivel de riesgo, podría ser un “incentivo perverso”. De no atender correctamente a los criterios de riesgos, esto podría conllevar un mayor aumento de los saldos potencialmente dudosos, aumentando las provisiones e, hipotéticamente, poniendo en jaque esta parte del balance.