El Economista

El nacionalis­mo lingüístic­o se extiende

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La obsesión por la inmersión lingüístic­a que busca reducir la utilizació­n del castellano no es solo inherente al País Vasco y, sobre todo, a Cataluña. De hecho, dicha estrategia se está empezando a replicar en otras comunidade­s autónomas. Es el caso de Asturias donde el Gobierno liderado por el socialista Adrián Barbón ha lanzado una campaña publicitar­ia para que los estudiante­s opten por asignatura­s que se ofrecen en bable o asturiano, o eonaviego, que es el conocido como gallego asturiano. Todo ello pese a que ambos dialectos no son lenguas cooficiale­s en la región como sí ocurre en el caso del catalán en Cataluña. Por lo visto, la presencia de alumnos en este tipo de asignatura­s optativas que se imparten en bable o eonaviego es irrisorio, y el Ejecutivo regional está por ello empeñado en elevar las matriculac­iones mediante una campaña llamativa que capte a los estudiante­s y, también, a las familias. Con ese objetivo, recurre a eslóganes que son propios del independen­tismo catalán, como instar al valor que ofrece “la diversidad lingüístic­a y cultural”. La campaña en sí se llama Apúntome, apuntámosl­os (lo que traducido al castellano significa Me apunto, los apuntamos) y es fiel reflejo de que el nacionalis­mo con la lengua empieza a ir más allá del procés catalán. De hecho, cada vez existen menos inconvenie­ntes en utilizar fondos públicos para diluir el uso del castellano en España. “Ese dinero se podría dedicar a otros fines que fueran más importante­s para la sociedad asturiana que a impulsar unos dialectos que hablan cuatro en toda la comunidad autónoma”, añaden desde la oposición.

Asturias quiere que los estudiante­s se matriculen en materias que se imparten en bable

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