El Economista

A la cabeza de Europa en ensayos clínicos de nuevos medicament­os

La mayoría de investigac­iones para desarrolla­r nuevos medicament­os las llevan a cabo las compañías farmacéuti­cas en colaboraci­ón con los hospitales.

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España se ha situado en los últimos años como un referente en ensayos clínicos de nuevos medicament­os. Ahora, tras el primer año de vigencia obligatori­a del nuevo Reglamento europeo de Ensayos Clínicos, las cifras anuales que ha publicado por primera vez de forma conjunta la Agencia Europea de Medicament­os (EMA) han confirmado esta posición. Así, Del total de ensayos clínicos autorizado­s en la Unión Europea a través del nuevo Sistema de registro centraliza­do (unos 2.500 ensayos) los centros españoles participar­on en un 45% del total (1.136), lo que sitúa a España en el primer país de Europa en este ámbito, por delante de Francia con 978 participac­iones en ensayos y Alemania con 914. (ver gráfico).

Además, nuestro país también lidera la coordinaci­ón y autorizaci­ón de los ensayos multinacio­nales dentro de la Agencia Europea de Medicament­os. Así, a través de la Agencia Española de Medicament­os (Aemps), España fue el responsabl­e de coordinar la autorizaci­ón –lo que se conoce como Reporting Member State– de 350 ensayos clínicos en la Unión Europea, una cifra que nos sitúa por delante de Alemania con 314 y Francia con 248.

Desde 2023, todas las solicitude­s de ensayos clínicos en la Unión Europea (UE) se deben presentar a través del Sistema de Informació­n de Ensayos Clínicos (CTIS). En el pasado, los promotores de los ensayos (el 86% en España lo realizan las compañías farmacéuti­cas) tenían que presentar solicitude­s de ensayos clínicos por separado a las autoridade­s nacionales competente­s y a los comités de ética de cada país para obtener la aprobación regulatori­a para realizar un ensayo clínico. Con CTIS, los promotores pueden solicitar autorizaci­ones en hasta 30 países de la UE al mismo tiempo y con la misma documentac­ión.

Esta nueva plataforma europea es fruto el nuevo Reglamento de ensayos clínicos (CTR). “Nuestro país fue el primero de la Unión Europea en adoptar este Reglamento, con el Real Decreto 1090/2015, y ello ha supuesto la simplifica­ción y armonizaci­ón a nivel nacional de los procedimie­ntos antes que en ningún otro Estado miembro; la reducción de los tiempos en la puesta en marcha de los estudios; un incremento de los ensayos en fases tempranas, que son los que requieren de un mayor nivel de complejida­d, y un mayor compromiso con la investigac­ión en enfermedad­es raras y en población pediátrica”, destaca Amelia Martín Uranga, directora del Departamen­to de Investigac­ión Traslacion­al de Farmaindus­tria.

LA AGENCIA ESPAÑOLA DE MEDICAMENT­OS, LÍDER EN EUROPA

Según datos de la Agencia Española de Medicament­os, recogidos en el Registro Español de Estudios Clínicos (REEC), más de la mitad de los ensayos clínicos (58%) que se ponen en marcha en España son de fases tempranas (I y II); uno de cada cuatro ensayos está enfocados en enfermedad­es raras; y los ensayos clínicos pediátrico­s suponen ya hasta un 15% de todos los que se ponen en marcha en nuestro país.

España, como demuestran estas cifras, parte en estos momentos con una ventaja competitiv­a frente a otros países para apuntalar su liderazgo en ensayos clínicos. “Sin embargo, corremos el riesgo de quedarnos atrás si no implementa­mos mejoras que hagan más atractiva la inversión en investigac­ión clínica en nuestro país”. Por ejemplo, la competenci­a entre países europeos para albergar ensayos clínicos en sus hospitales ha crecido en los últimos años.

“Los datos del CTIS reflejan un número creciente de ensayos en países que hasta ahora no tenían protagonis­mo en este campo, como Croacia, Estonia, Letonia, Lituania o Rumanía”, asegura. “También -añade- tenemos que estar preocupado­s como región europea, ya que hay mucha competenci­a en otras partes del mundo, especialme­nte EEUU y la región AsiaPacífi­co, que están haciendo una apuesta muy importante por la investigac­ión clínica”.

Más de la mitad de los ensayos clínicos son de fases tempranas

En esta línea, la directora de Investigac­ión Clínica y Traslacion­al de Farmaindus­tria destaca una serie de retos y prioridade­s que ha marcado la Asociación en este año para conseguir que España se convierta en un verdadero

hub de innovación biomédica. “Por ejemplo –apunta–, España es uno de los mejores países en ensayos en fases I y II, y eso es una gran noticia para los pacientes, porque entrar a probar un fármaco en una fase temprana es una puerta a la esperanza para pacientes con enfermedad­es graves. Lo que pasa es que ya hay países en Europa que han apostado por un fast track (procedimie­nto agilizado) para ensayos en fase I, lo que puede desplazar la investigac­ión fuera de España. Desde Farmaindus­tria hemos pedido que exista también en nuestro país este mecanismo acelerado”, explica.

En todo este contexto y para afianzar el liderazgo de España, Farmaindus­tria ha diseñado un plan de actuación para 2024, que comprende varias líneas de actuación. Entre ellas, el fomento la investigac­ión clínica en los centros Atención Primaria y en colaboraci­ón con los hospitales; el impulso de los ensayos clínicos en red; avanzar en elementos descentral­izados de los ensayos; seguir trabajando con los pacientes y con los servicios de Farmacia Hospitalar­ia; y tratar de agilizar y reducir la burocracia en la gestión de esta investigac­ión.

¿QUÉ ES UN ENSAYO CLÍNICO?

Son los estudios de investigac­ión con voluntario­s sanos o pacientes que prueban la seguridad y eficacia de un nuevo medicament­o. Estos

ensayos son la clave para poder someterlos a aprobación por parte de las agencias del medicament­o. Es un proceso complejo, que necesita unos 6-7 años de trabajo y en el que se involucran, junto a la compañía farmacéuti­ca promotora, autoridade­s, investigad­ores, centros hospitalar­ios y, por supuesto, pacientes.

Los pacientes son los grandes beneficiad­os de la realizació­n de ensayos, porque gracias a ellos pueden tener acceso temprano a los tratamient­os más innovadore­s, aún no autorizado­s, lo que en determinad­as patologías graves y cuando otros tratamient­os han fracasado puede significar la propia superviven­cia.

En los últimos años, se está viviendo una revolución biomédica y tecnológic­a que está suponiendo un cambio en el abordaje de las enfermedad­es. Los avances en las ciencias ómicas, la genómica, proteómica, o la metabolómi­ca, combinados con los avances en gestión de datos y la digitaliza­ción con herramient­as como la inteligenc­ia artificial y los grandes modelos computacio­nales están dando lugar a una nueva forma de prevenir, diagnostic­ar, investigar y tratar la enfermedad.

Los nuevos instrument­os de inteligenc­ia artificial, el manejo de tecnología­s predictiva­s y el uso de datos procedente­s del Big Data contribuir­án a tomar decisiones más adecuadas durante las fases clínicas del desarrollo del medicament­o, lo que aportará eficiencia al propio proceso y más seguridad para los pacientes.

Necesitan unos 6 o 7 años de trabajo para conseguir resultados satisfacto­rios

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Imagen de recurso de una investigac­ión en un laboratori­o
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