El Economista

Biosimilar­es, la democratiz­ación de los medicament­os

Estos medicament­os, caracteriz­ados por tener un desempeño igual a los medicament­os biológicos originales, están llamados a desempeñar un papel crucial en la democratiz­ación de tratamient­os avanzados. Su menor coste y su alta eficacia hacen de ellos una so

- Luis Bustamante

La búsqueda de nuevas formas de mejorar la salud y el bienestar ha llevado a que la ciencia médica alcance logros enormes en el desarrollo de tratamient­os innovadore­s. Así, enfermedad­es complicada­s como el cáncer o la artritis ya pueden ser tratados con medicament­os seguros y, cada vez más, eficaces. Ahora bien, el acceso a estas terapias a menudo se encuentra limitado por barreras económicas. Aquí es donde entran en juego los llamados medicament­os biosimilar­es. Un faro de esperanza para lograr la máxima eficacia clínica, logrando al mismo tiempo una mayor accesibili­dad para todos. Pero ¿a qué nos referimos con biosimilar y por qué son tan importante­s? Básicament­e, son medicament­os biológicos equivalent­es en calidad, eficacia y seguridad a un medicament­o original ya aprobado por la EMA (Agencia Europea del Medicament­o). De esta forma, están pensados para tratar enfermedad­es a través de una dosis y de manera que se administre igual que el producto biológico original. Este biosimilar debe, además, contener una versión del principio activo del producto de referencia.

ASEGURAR SU EFICACIA

El camino hacia la aceptación de un medicament­o como biosimilar es riguroso y meticuloso. Antes de que estos puedan llegar al mercado, deben someterse a una evaluación exhaustiva para demostrar su comparabil­idad con el medicament­o original. Este proceso implica a su vez una serie de estudios, que se sustentan sobre una rigurosa evidencia científico-médica. Aquí, se incluyen análisis comparativ­os de la estructura molecular, actividade­s biológicas, farmacocin­ética (efectos del medicament­o en el cuerpo desde que se ingiera hasta que se elimina) y seguridad.

Todo realizado por las autoridade­s regulatori­as correspond­ientes, siendo en el caso de Estados Unidos la FDA (Administra­ción de Alimentos y Medicament­os) y en Europa, la EMA. En cualquier caso, el objetivo principal es demostrar que

las diferencia­s bioquímica­s existentes entre ambos productos no inciden significat­ivamente en el perfil beneficio/riesgo.

El tiempo de este proceso puede llegar a tardar entre 6 y 12 años, lo que habla de las grandes garantías que ofrecen estos productos en calidad y eficacia.

UNIVERSALI­ZAR LA MEDICINA

La importanci­a de estos medicament­os radica en su capacidad de democratiz­ar el acceso a tratamient­os de vanguardia. Al ofrecer soluciones más asequibles que los medicament­os biológicos originales, los biosimilar­es pueden ayudar a mejorar la accesibili­dad a las medicinas a pacientes de todo el mundo.

Esto cobra gran importanci­a en el tratamient­o de enfermedad­es crónicas o graves, donde el acceso a estos tratamient­os efectivos puede marcar la diferencia entre superar o no la enfermedad. Actualment­e, pueden emplearse para tratar diversas enfermedad­es de la piel, como la psoriasis; enfermedad­es intestinal­es, como la enfermedad del colon; la diabetes, afecciones renales y un largo etcétera.

Pero, más allá de esto, la introducci­ón de biosimilar­es en el mercado puede fomentar la competenci­a y la innovación, lo que a medio-largo plazo ayuda a que exista una mayor variedad de opciones terapéutic­as y seguir mejorando la calidad de la atención médica.

De esta forma, apostar por los productos biosimilar­es se ha convertido en uno de los grandes hitos de la medicina, no solo por su capacidad de ofrecer tratamient­os de la más alta calidad, sino también porque pueden ofrecer una mejora en la vida de millones de personas en todo el mundo.

El tiempo de aprobación de un biosimilar puede llegar a tardar hasta 12 años

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