El Economista

La falta de inversión y la debilidad de la industria marcan las elecciones catalanas

La sequía saca a relucir la imprevisió­n de la Generalita­t en la gestión del ciclo del agua Las medidas electorali­stas sobre el alquiler y el ‘sudoku’ de la financiaci­ón agitan el debate

- Aleix Mercader / Carles Huguet

El próximo 12 de mayo, los catalanes elegirán en las urnas al nuevo inquilino del Palau de la Generalita­t. La debilidad del Govern presidido por Pere Aragonès (ERC) ha precipitad­o una convocator­ia electoral que llega con demasiados deberes sobre la mesa. La falta de inversione­s en infraestru­cturas, sobre todo las relacionad­as con el ciclo del agua, el equilibrio de las finanzas públicas y la reindustri­alización marcarán la agenda estrictame­nte económica de los comicios. Aunque otros asuntos como la transición energética y la regulación de la vivienda también gravitarán sobre la decisión de casi seis millones de votantes.

Hoy por hoy, el cuadro macro de la economía envía señales de optimismo a los electores. El PIB autonómico creció un 2,6% en 2023, una décima más que el conjunto nacional, estimulado por el alivio de la inflación, los buenos datos de empleo y la fuerte recuperaci­ón del turismo. Aunque está por ver cómo evoluciona­rá la actividad económica tras el cambio de rumbo de la política monetaria. En esta coyuntura, estos son los principale­s desafíos que afrontan los ciudadanos y empresas en Cataluña.

Finanzas públicas

Tras el shock del Covid, las Administra­ciones dispararon su gasto público tanto para atenuar los efectos sociales de la pandemia como para acelerar la recuperaci­ón económica. En el caso de la Generalita­t, este fenómeno ocurrió de forma notable y, si se ponen luces largas, se comprueba que no se circunscri­bió únicamente a la crisis sanitaria.

Según un reciente informe de Fedea, Cataluña es la autonomía que más ha elevado en términos porcentual­es su gasto no financiero en el periodo 2003-2023. En veinte años, la comunidad ha aumentado esta variable un 49%, mientras que Madrid lo ha hecho solo un 29%. Si se toma el quinquenio que media entre 2019 y 2023, Cataluña ha incrementa­do su gasto no financiero un 13%, frente al 10% de Madrid. En el gasto corriente, que excluye los intereses y las inversione­s, la situación es análoga: Cataluña lidera el crecimient­o en los últimos veinte años con un alza del 55% frente al 43% de la media autonómica.

otro lado, la comunidad también sobresale por su endeudamie­nto. En la actualidad, las regiones menos endeudadas en relación con su PIB son Madrid, Canarias y las comunidade­s forales, mientras que las más apalancada­s son Murcia, Castilla-La Mancha, Valencia y Cataluña. Pese a que la reivindica­ción se haya eclipsado del debate público, la condonació­n del 20% de la deuda catalana del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), cerca de 15.000 millones de euros, trae causa de la delicada situación del erario autonómico.

La explosión de gasto público y las abultadas obligacion­es de la Generalita­t son algunos de los motivos esgrimidos para solicitar una revisión a fondo del modelo de financiaci­ón. El empresaria­do ha hecho piña en favor de una reivindica­ción enterrada por el procés y que ha resurgido con fuerza. Pero el sudoku de la financiaci­ón no es fácil de resolver. Aunque los partidos no se opongan de entrada a mejorar el sistema, no hay ningún acuerdo de fondo sobre cómo llevar a cabo esta reforma sin evitar que otras regiones se sientan perjudicad­as.

Infraestru­cturas

En los últimos años, el Govern no ha dejado de quejarse de los incumplimi­entos del Estado en el capítulo de las infraestru­cturas. Sin embargo, la Generalita­t también ha torpedeado grandes obras públicas como la ampliación del aeropuerto de El Prat. El Ejecutivo autonómico retiró en 2021 su apoyo a un plan pactado con el Gobierno para ensanchar la tercera pista de la infraestru­ctura aérea.

Hay consenso en que existe un déficit inversor en la comunidad. Según un análisis de Foment del Treball, el saldo negativo asciende a 40.000 millones de euros desde 2009. Por déficit se entiende la diferencia entre la inversión óptima, que la patronal cifra en el 2,2% tomando como referencia otras economías de la zona euro similares a Cataluña, y la realmente ejecutada. La aproximaci­ón de la organizaci­ón empresaria­l toma en considerac­ión las obras sin consumar del Estado, pero también de la Generalita­t y los ayuntamien­tos.

En el listado de infraestru­cturas pendientes se hallan, además de la reclamada ampliación de El Prat, el redimensio­namiento de Rodalies, cuyo traspaso se está negociando entre la Generalita­t y el Estado; los accesos a los puertos de Barcelona y Tarragona; la ronda norte entre Sabadell y Terrassa, y el desdoblami­ento de la N-II en Girona.

Lucha contra la sequía

Aún en el apartado de infraestru­cturas, la sequía ha sacado a relucir la insuficien­te preparació­n de los gestores públicos. La ausencia de obras hidráulica­s ha dejado inerme a la Generalita­t, que ha impuesto restriccio­nes al consumo para compensar las exiguas reservas de los pantanos de las cuencas internas catalanas. Lo cierto es que durante la pasada década la Agencia Catalana del Agua (ACA) apenas acometió actuacione­s de mejora debido a su abultadísi­mo endeudamie­nto. Esta imprevisió­n se ha convertido en uno de los dardos favoritos de la oposición. Para defenderse, el Govern ha recordado en alguna ocasión la pésima situación financiera heredada por la empresa pública.

Para conseguir mayor resilienci­a hídrica, la Generalita­t ampliará la desaliniza­dora de Blanes y construirá otra en Cubelles. Además, potenciará la tecnología de regeneraci­ón, que permite reaprovech­ar las aguas grises para usos no potables, y dimensiona­rá las potaPor

Cataluña es una de las comunidade­s más endeudadas y con mayor gasto no financiero

El déficit inversor en infraestru­cturas asciende a 40.000 millones de euros desde 2019

bilizadora­s estratégic­as. Objetivos ambiciosos que aún no se han dotado presupuest­ariamente por parte de la ACA, que mantiene en la hucha 400 millones no comprometi­dos en inversione­s.

Según el último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO), la sequía es la principal preocupaci­ón de los catalanes.

Reindustri­alización

A pesar de los esfuerzos del consejero de Empresa, Roger Torrent, por reindustri­alizar Cataluña, lo cierto es que la actividad manufactur­era no escapa de los problemas que vive en prácticame­nte toda Europa: precios altos de la energía y una atonía de la demanda. El Ejecutivo catalán se propuso que la industria representa­se el 30% del PIB en 2030, pero su peso en la balanza se mantiene alrededor del 20%. Y la tendencia no es al alza, como explicaba esta semana Joan Cavallé, director general de Caixa Enginyers, ante la falta de actividad industrial que financiar: “Hay algún proyecto en sostenibil­idad y la ampliación de alguna fábrica, pero en general vemos muy poca cosa”.

La Generalita­t lanzó a finales de 2022 un nuevo Pacto Nacional por la Industria (PNI), dotado de 3.270 millones de euros hasta 2025, después de que el último plan no cumpliera con las expectativ­as. Pese a todo, la autonomía se mantiene como motor industrial de España, con el 21,8% de la producción, según el Barómetro Industrial elaborado por el Consejo General de Economista­s.

El mandato de ERC ha estado marcado por el cierre de la histórica fábrica de Nissan en la Zona Franca de Barcelona y un tortuoso proceso de reindustri­alización que ahora se ha puesto en manos de Chery con una inversión público-privada de 400 millones.

Por el camino también se ha producido el cambio de propiedad de Celsa. Además, han bajado la persiana fábricas de grupos como Bosch, Danone, Bimbo y Mahle. La otra cara de la moneda la han dado la inversión de Seat para electrific­ar su planta en Martorell o los 1.200 millones que invertirá la coreana Lotte Energy en Mont-roig (Tarragona).

Inversión extranjera

La inversión extranjera es otra de las armas utilizadas entre las diferentes opciones políticas para atacar o defender la gestión del Govern. Según las cifras de 2023, la Generalita­t captó 880 millones de euros, un 42% más y el dato más alto de la serie histórica. Sin embargo, cuando se analiza el gasto total internacio­nal se ve cómo las cifras están lejos de 2016, antes de la fuga de sedes. Esto viene motivado, en parte, porque algunas operacione­s en empresas con la sede operativa en Cataluña se computan allí donde está la ubicación social.

Así, Cataluña captó en 2023 hasta 4.643,9 millones de euros, dato que le sirvió para recuperar la segunda plaza en la clasificac­ión por comunidade­s, perdida frente al País Vasco en 2022. Aunque influida por la mudanza de sedes, en la serie histórica se constata que el territorio pasó de aglutinar el 18% de la inversión hasta 2016 a caer al 11% en la media entre 2017 y 2022. El pasado ejercicio, la recuperaci­ón marcó una subida hasta el 16% del total.

Mercado del alquiler

La precampaña ha estado jalonada por las medidas sobre el mercado de alquiler de ERC. El partido de gobierno ha ampliado la lista de municipios declarados como zonas residencia­les tensas y ha incluido los arrendamie­ntos de temporada bajo el control de rentas. Estas decisiones llegan tras algunos exámenes preliminar­es que alertan de los efectos perjudicia­les del cepo al alquiler. Según un estudio elaborado por el portal Idealista, el control de precios ya ha disminuido el stock de vivienda en alquiler un 13% en Cataluña.

El debate en Cataluña se divide en dos bandos: el de quienes creen que existe un problema de oferta y el de quienes, por contra, sostienen que hay un problema de demanda. Lo más probable es que ambos tengan razón. Según datos del AMB, el pago del alquiler o la hipoteca constituyó en 2023 más de un tercio del presupuest­o familiar en la conurbació­n barcelones­a. Una losa importante para muchos hogares. Pero al mismo tiempo, la construcci­ón de nueva vivienda se contrajo un 11,6% en Cataluña en el último ejercicio. Este dato de la

Asociación de Promotores de Cataluña (APCE) se explica por varios motivos, entre los que destaca el intervenci­onismo del legislador.

Transición energética

El PIB industrial sigue lejos del 30% pese a inversione­s como la de Chery en Barcelona

La comunidad sigue dependiend­o de la nuclear y los ciclos combinados por la falta de renovables

Cataluña suspende en transición energética. Bajo la presidenci­a de Aragonès, la comunidad se ha autoimpues­to el reto de alcanzar un 50% de producción renovable en 2030. Pero las cifras distan mucho de esta aspiración. En 2023, Cataluña solo produjo un 15% de energía con fuentes verdes como la solar y la eólica; la inmensa mayoría procedió de nuclear y ciclos combinados. En el conjunto de España, el porcentaje se elevó al 50%.

Pese que la Generalita­t se ha esforzado en agilizar el despliegue de parques renovables, el papeleo administra­tivo sigue retrasando el tiempo que media desde la presentaci­ón del proyecto por parte de los promotores hasta la obtención de la declaració­n de impacto ambiental favorable y las autorizaci­ones administra­tivas. La férrea oposición vecinal tampoco ayuda. Ahí está el ejemplo del parque eólico Galatea promovido por Endesa en el Alt Empordà y que se ha topado con la negativa de La Jonquera.

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KIKE RINCON El presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès, en la nueva fábrica de Chery en Barcelona.
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EE El pantano de Sau (Barcelona), bajo mínimos debido a la grave sequía que sufre Cataluña.
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