Se acabó llamarse verde o eco: qué cambia con las leyes contra el ’greenwashing’
La UE trabaja en su Directiva sobre ‘eslóganes verdes’, España, en su Ley de Consumo Sostenible, y la Esma vigila los fondos ESG
Estamos viviendo un año clave en la lucha contra el greenwashing o postureo verde. Cada vez va a ser más difícil que las empresas se autodenominen sostenibles sin demostrarlo. A nivel de la UE, esta misma semana el Parlamento Europeo ha aprobado la Directiva de Diligencia Debida o CSDDD, que multará a las empresas que socaven los derechos humanos y el medio ambiente a lo largo de toda su cadena de valor. Pero Europa trabaja en varias directivas más, incluida la Green Claims Directive, relativa a las alegaciones o eslóganes verdes que realizan las compañías. En España, el Ministerio de Consumo ya ha comenzado a tramitar una Ley de Consumo Sostenible, que transpondrá dicha Directiva y que incluye sanciones de hasta 100.000 euros, “que podrían sobrepasar esas cantidades hasta alcanzar entre cuatro y seis veces el beneficio ilícito obtenido por la práctica desleal”, según avanzó el Ministerio en marzo. Todo este engranaje normativo que se ha puesto en marcha contra el greenwashing centró el último Encuentro ESG de elEconomista.es.
Es habitual ver, en los supermercados, productos cuyos envases aluden a su carácter “sostenible” o “ecológico”, desde vasos y chocolates hasta champús, “¡e incluso cepillos de dientes!”, recalca Paula Baldó, directora de la consultora ambiental Envirall, que elaboró la Guía de Comunicación Sostenible del Ministerio de Consumo. Esto cambiará una vez entre en vigor la directiva de Green Claims y la Ley de Consumo sostenible: “Técnicamente, el término ecológico sólo se debería usar en productos derivados de agricultura ecológica, o que cuenten con el certificado ecológico, pero a día de hoy se utiliza en infinidad de productos”, lamenta Baldó. Palabras como ecológico o sostenible “sólo van a poder utilizarse si dicho uso está muy bien justificado y explicado”, advierte esta experta. “La idea es eliminar expresiones vagas como verde o eco. Volviendo al ejemplo del cepillo de dientes, en lugar de afirmar que es ecológico el fabricante tendrá que explicar que está compuesto de un 50% de madera proveniente de bosques sostenibles; eso sí se puede decir, es un dato exacto y demostrable”. Esa información deberá estar verificada (excepto en el caso de las micropymes, que están exentas).
“Ninguna certificadora va a poner su logotipo al lado del de una empresa que afirme ser sostenible, porque ese no es un dato tratable, medible ni comparable”, explica Verónica Sanz, responsable de Sostenibilidad en certificación de OCA Global.
“No tengo ninguna duda de que veremos una litigiosidad creciente en cuestiones ambientales”, explica Alberto Andreu, senior advisor de Sostenibilidad en EY. Andreu añade que todas las regulaciones verdes que se están poniendo en marcha “apuntan todas en la misma dirección: la claridad y transparencia ante consumidores e inversores”.
Aquí, en España, por primera vez una empresa del Ibex (Iberdrola) ha llevado a los juzgados a otra (Repsol) por supuesta competencia desleal en lo que respecta a sus combustibles 100% renovables (el primer veredicto, de Autocontrol, da la razón a Repsol). En otros países se han visto más casos que aquí, según explica Ángel Pérez Agenjo, socio director de Transcendent, consultora especializada en sostenibilidad: “A finales de febrero, la Comisión Europea prohibió a Zalando utilizar el término sostenible; también ha tenido que retirar todos los iconos relacionados con la sostenibilidad que utilizaba”. Otro caso reciente es el de la aerolínea holandesa KLM, a la que el movimiento ciudadano Países Bajos Libres de Fósiles llevó ante la justicia. A finales de marzo, un tribunal de Ámsterdam dictaminó que la compañía realizaba afirmaciones demasiado optimistas sobre sus esfuerzos para reducir el impacto ambiental de volar en avión. “Para bien o para mal, hay determinados sectores que no van a poder sacar pecho acerca de las acciones que están llevando a cabo para descarbonizarse, porque se encuentran todavía, por así decirlo, en un escalón muy bajo”, añade Pérez Agenjo.
Contra el ‘ecopostureo’ en los fondos
Los mecanismos regulatorios para evitar el greenwashing también están en marcha en lo que respecta a los fondos de inversión sostenible, aquellos que invierten en base a criterios ambientales, sociales o de gobierno corporativo (ESG). La Esma, la Autoridad Europea de Valores y Mercados, lleva más de un año trabajando en sus directrices para el uso de términos como sostenible, ESG, verde o cambio climático en las denominaciones de los fondos, con el objetivo de especificar qué porcentaje de inversiones realmente sostenibles (de forma demostrable) tienen que incluir. “El objetivo es que no se utilice la palabra sostenible en vano a la hora de nombrar esas estrategias de inversión sostenible, que respondan a ciertos criterios”, explica Claudia Antuña, socia responsable de Sostenibilidad en Afi. En España, la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) ya ha pedido a algunos fondos de inversión que llevaba la palabra sostenible en sus nombres y que no alcanzaban un porcentaje mínimo de inversiones de este tipo que modificasen sus denominaciones. Se prevé que las directrices definitivas de la Esma para los nombres se aprueben a finales de este trimestre.
Esta novedad “va a favorecer que seamos más explícitos en el uso de los términos; si me dices que esto es un fondo sostenible, explícame si es un fondo de transición, o un best-in-class, o de impacto, social, o de biodiversidad. Hace falta una mayor aclaración, asumiendo que en el nombre de un producto no podemos dar todas sus características de sostenibilidad”, añade Antuña.
Desde Tressis, Ana Jurado, responsable de Marketing y Comunicación, muestra su preocupación por el impacto de este aluvión normativo en empresas y consumidores: “Los cambios regulatorios encaminados a evitar el greenwhasing y los que vienen con la Green Claims Directive, que afectan en gran medida a la terminología, entre otros aspectos relevantes, deberían tener en cuenta la dificultad que tiene para los consumidores entender y diferenciar los matices que quieren recoger. De otra manera, se puede producir una desafección hacia lo relacionado con la sostenibilidad en sentido amplio”, advierte.
“HAY DETERMINADOS SECTORES QUE YA NO VAN A PODER SACAR PECHO SOBRE SU PROCESO DE DESCARBONIZACIÓN”
Ángel Pérez Agenjo Socio director de la consultora Transcendent
“LA AFIRMACIÓN DE QUE UN DETERMINADO PRODUCTO ES SOSTENIBLE NO ES NI MEDIBLE, NI COMPARABLE”
Verónica Sanz Responsable de ESG en certificación en OCA Global
“LA REGULACIÓN PUEDE LLEGAR A PRODUCIR UNA DESAFECCIÓN DEL CONSUMIDOR HACIA LA SOSTENIBILIDAD”
Ana Jurado Directora de Marketing y Comunicación en Tressis
“SIN DUDA, ASISTIREMOS A UNA LITIGIOSIDAD CRECIENTE EN CUESTIONES AMBIENTALES” ”
Alberto Andreu Senior advisor de Sostenibilidad en EY
“EL TÉRMINO ECOLÓGICO SE UTILIZA EN INFINIDAD DE PRODUCTOS QUE NO SON DE AGRICULTURA ECOLÓGICA”
Paula Baldó Directora de la consultora ambiental Envirall
“LA ESMA PRETENDE QUE NO SE UTILICE EN VANO LA PALABRA ‘SOSTENIBLE’ EN LAS DENOMINACIONES DE LOS FONDOS”
Claudia Antuña Socia responsable de Sostenibilidad en Afi