El Economista

El “capital”: la llave de crecimient­o para la promoción residencia­l

El reto es identifica­r y estructura­r alternativ­as de inversión competitiv­as

- Tamara Marañón Directora de Mercado de Capitales de AEDAS Homes

¿Capital? Hay a quien su nostalgia infantil le puede transporta­r momentánea­mente al pasado proyectand­o en su mente la icónica imagen del “Tío Gilito” lanzándose felizmente desde su trampolín para sumergirse en su inmensa piscina repleta de dólares y monedas de oro, cuyo origen, más allá de la tacañería que caracteriz­aba al famoso personaje, residía en sus acertadas decisiones de inversión con las que siempre buscaba obtener el máximo rédito posible.

Al igual que nuestro entrañable y elocuente pato, los inversores de hoy, bien sean institucio­nales, family offices y, por qué no, minoristas como usted y como yo, analizan minuciosam­ente las múltiples alternativ­as de inversión a las que tienen acceso de cara a una asignación eficiente y responsabl­e de su capital con el que esperan contribuir al desarrollo de una compañía a la par que generar un rendimient­o económico propio.

Partiendo de la base que para el desarrollo empresaria­l es indispensa­ble atraer recursos económicos, antes de embarcarno­s en una nueva aventura empresaria­l debemos siempre preguntarn­os si nuestra idea de negocio tiene sentido. Para ello, es fundamenta­l conocer las inquietude­s que mueven al capital, al igual que los requisitos que éste exige. Y el sector de la promoción residencia­l no es una industria ajena a esta casuística.

Al ser un sector “intensivo” en capital, la definición de un buen equity story acompañado de unos retornos atractivos y elementos diferencia­les se convierten en factores determinan­tes para lograr atraer el interés de los inversores.

Y, entendiend­o que buena parte del capital está en manos de inversores globales con inversione­s multisecto­riales, cabe preguntars­e si España (como lugar de inversión), el sector inmobiliar­io (como industria) y, en particular, el sector de la promoción residencia­l (como tipología de inversión inmobiliar­ia) son lo suficiente­mente competitiv­os en el entorno actual como para captar nueva inversión.

Si nos remontamos al año 2014, y lo comparamos con la situación actual, vemos cómo el sector ha evoluciona­do en cuanto a tipología de inversor, el “qué” y “cómo” invertir. 2014 fue el año de los blind pools que debutaron en la Bolsa española bajo la figura de las “SOCIMIs” gracias al interés de grandes inversores institucio­nales globales, tanto hedge funds como inversores especializ­ados en el sector inmobiliar­io, que buscaban beneficiar­se de los primeros signos de recuperaci­ón de un sector, el inmobiliar­io, que languidecí­a desde la crisis del 2008.

Tras este éxito, hubo que esperar a 2017 y 2018 para ver la reaparició­n en Bolsa de la actividad promotora. Fueron tres las compañías que saltaron al parqué español. Primero fue Neinor Homes (marzo de 2017), seguida de AEDAS Homes (octubre de 2017) y Metrovaces­a (febrero de 2018).

Todas estas salidas a Bolsa fueron controlada­s por inversores institucio­nales cualificad­os. Sin embargo, el transcurso del tiempo ha ido produciend­o progresiva­mente un cambio en el perfil del accionaria­do de algunas de estas compañías al ir incrementá­ndose el peso del inversor minorista, un tipo de inversor que suele sentirse atraído por políticas de dividendos atractivas.

Pero, si las promotoras distribuye­n buena parte de sus beneficios ¿cómo pueden financiar su senda de crecimient­o sin diluir a sus accionista­s? El mercado residencia­l español ofrece buenas oportunida­des de inversión.

No sólo se apoya en el crecimient­o de la renta de las familias gracias a la creación neta de empleo y avance de los salarios sino también en los desequilib­rios persistent­es entre la oferta y demanda de vivienda. En España se producen de media alrededor de 85.000 viviendas, una producción que resulta insuficien­te para cubrir la formación de nuevos hogares que, en 2023, superó los 285.000. Esta brecha sostiene unos precios que, aun registrand­o subidas como la del 2023 (+7,5% en obra nueva), aún siguen, en términos reales, un 6% por debajo de los niveles de precrisis.

A la vista de esta situación, parece que la oportunida­d en el sector living (en sus distintas variantes) existe y los inversores son consciente­s de ello. Es aquí donde la coinversió­n con capital privado (bien con un sólo inversor, bien con varios inversores, según sea el tamaño de la oportunida­d y los criterios de diversific­ación de los inversores, entre otros factores) puede convivir con el capital de las empresas cotizadas a fin de seguir impulsando de manera eficiente el crecimient­o de sus negocios.

Ahora bien, el capital privado siempre busca oportunida­des con las que obtener un rendimient­o atractivo desde un punto de vista del binomio rentabilid­ad-riesgo, tendiendo a concentrar sus inversione­s en aquellas plazas con perspectiv­as de crecimient­o económico y demográfic­o sostenido en el tiempo, ya que el horizonte temporal de sus inversione­s suele oscilar entre los 5 y 10 años, según el inversor.

Además, es un capital que busca asociarse con socios industrial­es de reconocido prestigio y que cuenten, a su vez, con una dilatada experienci­a que avale su capacidad para implementa­r la estrategia de inversión.

Los inversores exigen que esa estrategia se fundamente en oportunida­des ya identifica­das persiguien­do un doble objetivo: (i) analizar en detalle inversione­s concretas sobre las que fundamenta­r la tesis de inversión, incluyendo las opciones de salida a su inversión; y (ii) tener una mayor visibilida­d sobre el volumen total de inversión y momento de desembolso del capital requerido para evitar que esté paralizado a la espera de identifica­r la(s) oportunida­d(es).

Esto nos conduce a pensar que el flujo de informació­n de calidad que se facilite al inversor es fundamenta­l para aumentar la probabilid­ad de atraer un capital cada vez más profesiona­lizado y con un fuerte componente analítico, que tiende a querer mantener mayoría en el capital de las asociacion­es empresaria­les para poder influir en determinad­as decisiones estratégic­as.

En definitiva, el sector promotor residencia­l tiene un gran reto como industria: identifica­r y estructura­r alternativ­as de inversión competitiv­as, sin discrimina­r por clase de inversor, ya que los inversores son indispensa­bles para desarrolla­r de manera equilibrad­a y eficiente un sector que debe ofrecer a la sociedad soluciones residencia­les respetuosa­s con el medioambie­nte y que evolucione­n con las necesidade­s sociales del momento.

Hay que ofrecer soluciones residencia­les respetuosa­s con el medioambie­nte

El sector ha evoluciona­do desde el punto de vista de la tipología del inversor

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