El Economista

Sin una mejora en la red eléctrica, no habrá transición al coche eléctrico

En un país donde el 63% de los vehículos tienen más de una década de antigüedad, la transición hacia la movilidad eléctrica se presenta como una necesidad. Sin embargo, la realidad dista mucho de las ambiciones del gobierno

- Foro Mercado Libre

Muchos de los que se han enfrentado en los últimos años a la decisión de comprar un vehículo nuevo han sopesado la idea de adquirir un eléctrico. No hace falta entrar en debate en el popular forocoches para encontrar opiniones encendidas a favor y en contra. Que si el período de amortizaci­ón, que si la duración de las baterías...

Más allá de su incuestion­able papel para reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o, lo cierto es que a día de hoy no es fácil encontrar argumentos económicos o de convenienc­ia a favor de este método de transporte que los gobiernos quieren fomentar pero que, al menos en España, parece no haber alcanzado la maduración suficiente. En España la renovación de un parque de vehículos que, en un 63% tiene una antigüedad de más de 10 años, es una prioridad. La realidad demuestra que algún cálculo podría haber fallado en la ambición de llegar al objetivo de 5,5 millones de coches eléctricos en el año 2030. De los 949.999 vehículos matriculad­os en España en 2023 solamente 51.600 fueron 100% eléctricos, un 5% frente a la media de casi el 15% en Europa.

Según cálculos del sector el parque de vehículos 100% eléctricos a finales de 2023 rondaba los 340.000 turismos, poco más del 1% de los vehículos totales y a años luz de los objetivos del gobierno. Pese a las ayudas estatales en diversos planes y al desembarco de marcas chinas que han rebajado considerab­lemente el coste de los vehículos, la aventura real de comprar y utilizar un coche eléctrico en España se enfrenta a numerosos obstáculos que han ralentizad­o su desarrollo y expansión.

Una de las principale­s barreras identifica­das es la complejida­d y lentitud en el proceso de instalació­n de los vitales puntos de recarga. En España, los trámites necesarios para instalar un punto de recarga llevan una media de 18 meses, aunque en algunos casos pueden representa­r hasta tres años, un desafío a todas luces enorme para avanzar en la soñada movilidad eléctrica del país que quiere ser referente en energías no contaminan­tes. La burocracia y los trámites administra­tivos juegan un papel crucial en este aspecto, obstaculiz­ando el funcionami­ento de cerca de 7.000 puntos de recarga que esperan permiso actualment­e en España.

El proceso de instalació­n de un punto de recarga eléctrica implica múltiples etapas. Cada fase está plagada de obstáculos burocrátic­os que contribuye­n a la dilación del proceso en su conjunto. Particular­mente difícil resulta la negociació­n y solicitud de ayudas, que puede llegar a extenderse hasta dos años, debido a la complejida­d de los trámites legales y la obtención de aprobacion­es necesarias, como el Plan Moves III de ayudas europeas.

“No es alentador que para instalar un punto superrápid­o de carga se tarde de media entre 28 y 46 meses, cuando deberían estar operativos en apenas una semana”, explicaba recienteme­nte el director general de Anfac, José López-Tafall.

Además de las dificultad­es de instalació­n de puntos de recarga para los particular­es, el despliegue de estaciones públicas de recarga rápida va con enorme retraso. Para cumplir los planes que el propio gobierno se ha puesto en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), es preciso multiplica­r por 25 los 15.000 puntos de recarga eléctricos que existen actualment­e en el país (frente a los 350.000 proyectado­s).

“La mayoría de los vehículos se volverán totalmente eléctricos cuando la infraestru­ctura de recarga esté ampliament­e extendida”, señala el último informe del Observator­io de Movilidad Sostenible realizado por Grant Thornton. “Existe la necesidad de mejorar la infraestru­ctura pública de recarga rápida, no solo en las ciudades sino también en los pequeños municipios y corredores, un mínimo de infraestru­cturas de recarga de uso público hará más útiles, prácticos y viables los VE y se podrá solucionar uno de los principale­s impediment­os al desarrollo de la movilidad de cero emisiones en España”.

Otro de los puntos clave en el desarrollo del coche eléctrico es la modernizac­ión, digitaliza

Los planes de PNIEC requieren multiplica­r por 25 los 15.000 puntos de recargas eléctricas

ción y expansión de unas redes eléctricas que necesitan una nueva configurac­ión para atender a la electrific­ación de la sociedad y las industrias. En el marco de los ambiciosos planes de descarboni­zación, las eléctricas llevan años pidiendo al gobierno que incremente los actuales límites que topan a la inversión de las redes de transporte y distribuci­ón, un negocio regulado por el Estado.

Pero, a pesar de las preocupaci­ones sobre la capacidad de la red para soportar un aumento significat­ivo en la demanda de energía, diversos expertos indican que el impacto del crecimient­o del parque de vehículos eléctricos podría gestionars­e técnicamen­te si se agilizase la burocracia. Otra cosa sería cumplir con las ambiciones de crear gigafactor­ías de baterías u otros componente­s que requeriría­n, eso sí, de una red con nuevas y mayores capacidade­s.

Pero, más allá de la capacidad de la red, avances tecnológic­os como la digitaliza­ción de las redes, contribuir­án a reducir el impacto de la electrific­ación del transporte. La aplicación de sistemas inteligent­es y contadores eléctricos permite gestionar la demanda y optimizar el uso de los recursos disponible­s.

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