ESPAÑA ES UNA GRAN MIERDA PARA CUALQUIER TEORÍA CONSPIRANOICA
EL ATENTADO Y EL ABONO IDEAL PARA LA CONSPIRANOIA
En agosto de 2017 murieron en los atentados de Barcelona y Cambrils un total de 16 personas y resultaron heridas 137, ello sin contar los 15 heridos de Alcanar y los 8 terroristas fallecidos. Un atentado de tal magnitud que se deberían haber realizado todo tipo de investigaciones, políticas y judiciales, y haber demostrado que España ante todo es una democracia transparente. No solo esto no fue así, sino que todo quedó en una explicación a puerta cerrada en el Congreso de los Diputados por parte del entonces jefe de los servicios de inteligencia españoles, Félix Sanz Roldán. España demostró que lo que le va son los cuartos oscuros. Muy oscuros.
LA EXCLUSIVA DE PÚBLICO SOBRE LOS ATENTADOS DE BARCELONA Y CAMBRILS
La situación se ha vuelto insostenible cuando las exclusivas de Público y Carlos Enrique Bayo han demostrado que el principal cerebro del atentado, Abdelbaki Es Satty, fue confidente de los servicios de inteligencia españoles hasta el mismo día del atentado. Sí, los mismos que explicaron a puerta cerrada que todo era guay. Y, claro está, ello sitúa los atentados en la negligencia o en la participación y a España, de nuevo, en un país de pandereta. De mierda.
LAS CLOACAS DE FERRERAS ENSUCIANDO
Porque, aunque el propio periodista, Carlos Enrique Bayo, recalcó que el atentado en su opinión fue producto de una negligencia y no de una participación, lo cierto es que la actuación de los tertulianos de Ferreras, desde Elisa Beni hasta Antonio Maestre, organizando una guerra sucia contra el periodista y el medio, así como los del propio Estado español tratando de impedir por todos los medios realizar cualquier investigación, lo único que han hecho ha sido abonar nuevamente las teorías conspiranoicas. No hay mayor abono a la paranoia que la opacidad, la guerra sucia y las debilidades democráticas de España, porque al final los ciudadanos se preguntan, pero ¿qué quieren ocultar? En este caso, todo hace indicar que una terrible y nefasta negligencia.