SI LA OBESIDAD TAMBIEN ES POLITICA
LaLa obesidad infantil es un problema moderno, un problema del s. XXI, el cual entraña un engaño sociológico de grandes proporciones. Siguiendo nuestro instinto, suponemos que cuanto más gordos, mejor vivimos y mayor poder adquisitivo tenemos. Y oiga, no, al menos no desde hace 40 años.
Vaya usted, querido lector, a una franquicia de comida rápida y observe. El prototipo de consumidor de estos sitios es una familia de bajos ingresos que consume, por un precio razonable, una cantidad de calorías igual o mayor a la generada por Chernóbil en sus buenos años.
A diferencia del hedonismo romano o el señor feudal, los nuevos gordos son pobres.
No se purgan ni contraen la gota, sino que consumen mierda porque no tienen tiempo para cocinar.
Y eso no significa que vivamos mejor, significa que comemos peor.