LA FAMILIA Y LA CASA CRECEN
No era la casa adecuada para cuatro niños, por eso decidieron reformarla para darle una segunda oportunidad. Ahora es espectacular y muy cómoda.
LosLos niños lo cambiaron todo. Y no es un decir. Porque con la llegada de sus hijos Silvia y su marido no tuvieron más opción que irse de alquiler y dejar esta maravillosa casa: “No estaba preparada para una familia con niños pequeños. La piscina formaba parte del salón. Sin ningún tipo de protección. ¡Imagínate con niños pequeños gateando por aquí!”, recuerda Silvia, propietaria de Borondo Beanbags, una tienda online de pufs y complementos textiles.
Pero tanto ella como su marido le tenían demasiado cariño a la casa como para no darle una segunda
oportunidad: “La casa es grande y el barrio es perfecto para los niños, porque es muy tranquilo. Pero, si queríamos volver, no había más opción que reformarla para adaptarla a una familia que, por entonces, ya era de seis”. Y así lo hicieron. Empezaron por reducir la piscina y así ganaron más metros para el salón. La separaron del estar mediante correderas acristaladas. La zona de día se planificó abierta, con un comedor que ocupa una posición privilegiada bajo el espectacular lucernario que llena de luz natural toda la casa. “La mesa es enorme, pero es que siempre tenemos invitados inesperados. Cuando no son los amigos de los niños son los nuestros. ¡Hemos llegado a ser 30 en casa!”. Si el comedor es el centro de reunión social, la cocina lo es del familiar. La gran isla de trabajo, con la encimera volada a modo de barra, es donde niños y adultos se reúnen a la hora de las comidas. La cocina es actual y muy funcional, aunque tiene ciertos toques campestres, como los estantes y los vajilleros decapados.
¡Actual no quiere decir sin encanto! En una casa con cuatro niños la intimidad es un lujo. Quizás por eso Silvia y su marido no dudaron en instalar su dormitorio en la última planta, bajo la gran claraboya. Una claraboya que, con la reforma, decidieron cerrar con un acristalamiento, porque antes quedaba abierta. También redistribuyeron la habitación. La cama antes estaba junto al mirador. Al cambiarla de ubicación, aprovecharon para crear un sofá de Pladur a modo de chill out, que se revistió de cemento, a juego con la zona del la
vamanos. Este se integra en la habitación y hace de tocador. Vemos una solución similar en el baño de los niños, donde incluso la bañera y la ducha forman parte de la habitación, ¡es una súper habitación! De hecho, para aprovechar mejor los metros, hicieron para ellos una litera de obra muy versátil, con una tarima a modo de tatami que da mucho juego: "Basta con subir los colchones arriba para tener una zona de juegos despejada o bajarlos cuando se quedan a dormir amigos". También de obra es la estructura de las camas de las niñas, que integra dos camas extras. Y es que en esta casa el ir y venir de niños es continuo. "Aquí somos felices", se sincera Silvia. A veces, segundas partes fueron buenas.