REFUGIO DE CUENTO
Por fuera, piedra y madera. Por dentro, la luz intensa del blanco y unas vistas increíbles: un prado sin fin y caballos. El fin de semana aquí es perfecto
Por fuera, madera y piedra y, por dentro, es una casa abierta bañada por el blanco y con unas vistas increíbles. El refugio perfecto para el fin de semana.
SiempreSiempre digo que esta casa es como un paraíso. Cuando estábamos decorándola, de repente, pasaban unos caballos por delante de las ventanas... Es increíble”, explica la diseñadora Carla Catalán, de Alto Interiorismo. Construida con materiales típicos de la Cerdaña catalana, por dentro no es especialmente rústica. Los propietarios, una pareja con tres niñas, querían una vivienda abierta, “donde el blanco fuera protagonista”, cuenta Carla. Esta es la razón por la que todo está pintado de blanco, hasta las vigas. Este color tan luminoso y la pared de piedra son el hilo conductor de toda la casa. “Para no quitar protagonismo ni al blanco ni a la piedra, decoramos con tonos grises y naturales”, dice. Hay
pocos muebles, para no interferir con las vistas e incluso crearon un banco de obra bajo los ventanales para disfrutar de ellas y tener más asientos. La chimenea es otra protagonista. “Nos encantan las librerías porque crean ambiente, pero aquí no teníamos dónde ponerlas, por eso aprovechamos los laterales de la chimenea con unas hornacinas para colocar algunos pocos libros y dar calidez a ese gran bloque blanco”, comenta. Poco pero bien elegido es la clave de esta casa.
En el comedor, la reina es la gran mesa de madera de castaño, que merece la pena no cubrir con manteles para poder disfrutar de sus maravillosos nudos. Junto a ella, sillas tapizadas con la misma tela de los sofás que hacen de nexo
de unión entre los dos espacios. Mejor dicho, entre los tres, porque el gris se repite en la encimera de la cocina, donde, por cierto, no hay campana. “Elegimos un sistema de extracción Bora, que recoge el humo desde la encimera y así no hay obstáculos visuales”. Las habitaciones también son muy ‘despejadas’. En el cuarto de las niñas, las camas forman una U para que puedan dormir juntas, y en un pequeño rincón se ha creado un estudio para las tres con una balda y un tablero de pared a pared. Un arrimadero de papel gris claro protege la pared de las camas y un pequeño estante de 22 cm de profundidad lo remata. Perfecto para que las niñas exhiban sus dibujos. Pero lo que más les gusta (por su
puesto) es el altillo. Entre el escritorio y el armario, colocaron una escalera de gato que lleva hasta un altillo: “Es como una pequeña cabaña. Bajito pero ideal para colocar unas colchonetas y leer, jugar o ver la tele”. La habitación principal es muy sencilla, como toda la casa. Solo la decoran unos bancos a pie de cama, de roble, como el suelo, y un cabecero de lino. Y así, tal cual lo vemos, lo vieron los propietarios por primera vez, porque viven en el extranjero y seguían la obra a través de fotos. “Cuando se la entregamos era Navidad. Llegaron una noche y les habíamos hecho las camas, preparado la mesa, encendido el fuego, las velas... ¡No faltaba de nada!”. Toda una postal.n