La emoción del último vals
Federer dice adiós en la Laver Cup con una derrota en el ‘super tie-break’ formando pareja con Nadal / La afición londinense aclamó al helvético, que se despidió entre lágrimas
Hubo algún fogonazo de ingravidez, algún detalle del genio incatalogable. Hubo lágrimas asomando por sus mejillas, aunque sin la amargura de aquella final del Open de Australia 2009. Hubo escenas de conmovedora complicidad con Rafa Nadal, que se mostró más débil de lo habitual con su servicio. Hubo momentos de histeria colectiva, casi traspasada la madrugada londinense. Fue el último vals de Roger Federer, resuelto con derrota en el O2 Arena (6-4, 6-7 [2], 6-7 [9]).
La Laver Cup, un lucrativo torneo de exhibición, sirvió de pretexto. Después de 14 meses de inactividad, tras aquella derrota ante Hubert Hurkacz en Wimbledon, Federer saltó de nuevo a pista formando pareja con el hombre que le había noqueado en 10 finales de Grand Slam. El equipo europeo, con ventaja de 2-1, se sentía con cierto margen ante Francis Tiafoe y Jack Sock, dos sacadores de cuidado. Federer y Nadal, 41 y 36 años, sacaron el trabajo con una profesionalidad intachable.
Hubo quien había bromeado, de modo algo lúgubre, sobre la posibilidad de que este último hurra coincidiese con el primer abandono de
Roger, que jamás se había marchado de un partido por culpa de un problema físico. Y las cámaras apuntaron a esa rodilla derecha, que le hizo pasar tres veces por el quirófano, la última en agosto de 2021. Una articulación incompatible ya con las exigencias de la gran elite. Roger resistió las más de dos horas con aparente suficiencia.
El reparto de sonrisas se había iniciado en el calentamiento. Ni la hora intempestiva -determinada por el interminable pulso entre Alex de Miñaur y Andy Murray-, ni la doble falta de Nadal en el primer punto, iban a turbar los ánimos. La calidez de Mohamed Lahyani añadía otro peculiar contrapunto. En el tercer juego, el carismático juez de silla
El suizo logró un punto con una bola que cruzó por un pequeño orificio en la cinta de la red
mostró su buen juicio ante una bola de Federer que había atravesado la red por un pequeño orificio a la altura de la cinta. Uno de esos golpes super tie-break,