Masacre en un ataque contra un convoy humanitario en Zaporiyia
Un bombardeo ruso mata al menos a 25 personas que acudían a rescatar a familiares
Un enorme socavón en la escena del crimen da cuenta de la magnitud de la tragedia. La ráfaga mortal lanzada ayer presuntamente desde territorio ruso sembró el caos, hizo añicos cristales y metal y provocó un reguero de víctimas. Los afectados formaban parte de un convoy civil de vehículos que iba a recoger a familiares que huían de los territorios anexionados por el régimen de Putin para trasladarlos a un lugar más seguro. El convoy fue bombardeado, dejando al menos 25 personas muertas y alrededor de 50 heridos, incluidos niños. Algunas fuentes elevaban a 62 el número de hospitalizados.
Después de la lluvia de proyectiles, se cree que 16 procedentes al menos en parte de una batería S-300 rusa, el asfalto quedó cubierto de cadáveres. El convoy se encontraba a las afueras de la ciudad de Zaporiyia y se dirigía a Jersón, ocupada por los rusos, con la intención de regresar de inmediato a territorio ucraniano. «Llegamos a una línea, para unirnos a la columna que iba a Jersón», relató una testigo a la cadena BBC. «Salimos a ver qué número teníamos en la cola. El primer cohete impactó, tras los vagones».
Andriy Yermak, jefe del gabinete presidencial de Volodimir Zelenski,
Tras la lluvia de proyectiles, el asfalto quedó cubierto de cadáveres
«No fue un ataque accidental, sino perfectamente deliberado»
acusó a Rusia de «terrorismo de Estado». «Las personas que fueron atacadas se encontraban mayormente dentro de sus coches o al lado», detalló Sergey Ujryumov, jefe de la unidad de explosivos de la policía de Zaporiyia, en declaraciones recopiladas por el medio Al Yazira. Ujryumov señaló que el ejército ruso «sabía las coordenadas del convoy». «No fue un ataque accidental, sino perfectamente deliberado».
A lo largo de estos meses de guerra, Zaporiyia, a orillas del río Dniéper, ha recibido a los miles de desplazados de otras partes del este de Ucrania. Aunque la localidad permanece en manos ucranianas, el presidente ruso, Vladimir Putin, no ha dudado en incluir el óblast al que pertenece la ciudad como parte de los territorios anexionados. Bajo control ruso queda la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, que se encuentra río abajo.
A pesar de que los convoyes de civiles se encuentran protegidos bajo las leyes de la guerra, Rusia no ha tenido reparos en ordenar que parte de su operación especial consista en atacarlos, en ocasiones con la justificación falsa de que albergaban combatientes. Durante los meses de marzo y abril, numerosos coches de ucranianos que intentaban huir del asedio de Mariupol sufrieron ataques constantes con proyectiles y fusiles de los soldados rusos.