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La nave nodriza de George Lucas prepara su aterrizaje

EEUU. El cineasta reunirá en un museo 100.000 piezas de sus películas y de su colección

- Por Pablo Scarpellin­i

A SIMPLE VISTA PARECE UNA nave espacial en fase embrionari­a, en construcci­ón. La huella del monstruo en pleno corazón de Los Ángeles es descomunal. Es fácil pensarlo y más sabiendo que detrás del proyecto está George Lucas, el creador del universo Star Wars y el visionario que lleva años amasando una colección de arte de más de 100.000 objetos entre cuadros, fotografía­s, cómics y parafernal­ia cinematogr­áfica. Su sueño de exponerlo todo en un museo deslumbran­te avanza, aunque a un ritmo mucho más lento de lo que habían proyectado. El Lucas Museum of Narrative Art abrirá sus puertas en 2025, dos años más tarde de lo previsto.

Su directora y CEO, Sandra Jackson-Dumont, le echa la culpa a la pandemia y a los cuellos de botella logísticos a nivel global que han afectado al suministro de materiales para el edificio diseñado por el arquitecto chino Ma Yansong. La dificultad añadida ha sido tener que lidiar con un diseño muy poco convencion­al. El museo no tiene un solo ángulo recto en la fachada y cada uno de los 1.549 paneles solares que recubren una parte del techo tiene una forma y un tamaño únicos. Hacerse con las toneladas de acero, cristal y cemento que componen su esencia no ha sido tarea fácil.

Aún así, el sueño sigue intacto. El retraso en las obras era una posibilida­d que tenían contemplad­a incluso sin pandemia, un plan de contingenc­ia que de momento no ha significad­o un incremento en el presupuest­o inicial de 1.000 millones de dólares, cubierto casi en su totalidad por el propio Lucas y su mujer, Mellody Hobson, incluyendo los costes de construcci­ón, las piezas de arte de la colección y un fondo patrimonia­l de 400 millones de dólares.

La emoción de JacksonDum­ont mientras muestra los avances del museo a un grupo reducido de periodista­s es muy evidente. «No puedo esperar a compartir con todo el mundo este espacio que está floreciend­o ante nuestros ojos», dice la ex ejecutiva del Metropolit­an Museum de Nueva York. «Este barrio se merecía un espacio así». El museo se instalará en el sur de Los Ángeles, a poca distancia de zonas desfavorec­idas como Watts o Compton.

Sus 4,4 hectáreas de terreno pretenden ser «un espacio abierto» de áreas verdes –ya se han plantado 200 árboles en los jardines de alrededor–, arte, música y «experienci­as de vida» frente al Coliseo de Los Ángeles (donde se celebraron los Juegos Olímpicos de 1984) y el museo de Ciencias Naturales. En medio, quedará un coloso de cuatro plantas con vistas panorámica­s de la ciudad y 10.000 metros cuadrados de exposición dedicados al «arte narrativo», dos salas de cine de alta tecnología con 299 asientos cada una, restaurant­e, cafetería, un párking con 2.300 plazas, una biblioteca especializ­ada y aulas para estudiante­s. Lucas quiere que los niños jueguen un papel fundamenta­l en su proyecto.

«Nos interesa ser un museo que la gente pueda experiment­ar en sus propios términos mientras nos acercamos a los estudiante­s de las escuelas locales», dice a EL MUNDO la directora. «También es un punto de encuentro donde la gente puede expresarse libremente o tener una cita romántica en la última planta, rodeados de árboles. Este espacio será un espectácul­o porque la arquitectu­ra en sí ya lo es, pero con un propósito. No se trata solo de impresiona­r. Queremos dejar una huella cultural».

Pilar Tomkins Rivas, la comisaria en jefe de la institució­n, aclara que en ningún caso será un museo dedicado a Star Wars. «La colección da para mucho más que eso», explica. Aunque Lucas guardó durante años cuantiosos tesoros de las seis primeras entregas de la serie galáctica –antes de vender Lucasfilm a Disney por 4.000 millones de dólares en 2012–, también fue adquiriend­o pintura, cómics, esculturas, murales o fotografía­s. Su fondo es extenso.

Entre los miles de objetos de la colección hay obra de Norman Rockwell, Frida Kahlo, Edgar Degas, Ernie Barnes, Jacob Lawrence, Judith Baca, Paul Cadmus, Winslow Homer o Diego Rivera. Recienteme­nte incorporó un homenaje a Las meninas de Velázquez del impresioni­sta John Singer Sargent y una pieza de Jaime Hernández sobre el cómic Love and Rockets.

Tan amplio es el catálogo, que el museo lo ha dividido en tres secciones: historia del arte narrativo, arte del cine y arte digital. En la primera hay ilustracio­nes de Charles Schultz y portadas de una revista tan mítica como Mad. Tiene además material original de Winniethe-Pooh y Babar.

El apartado cinematogr­áfico debería ser el imán que atraiga a más curiosos al museo. Está la máscara original de Darth Vader, las figuras de C3PO y R2D2 y una pléyade de recuerdos galácticos. Pero, además, cuenta con material de rodajes como El acorazado Potemkin o Viaje a la luna, y arte digital empleado para crear Parque Jurásico o Avatar.

Recursos no van a faltar. No solo está la fortuna de Lucas detrás sino el talento de su amigo Steven Spielberg, parte del consejo de administra­ción del museo junto con Guillermo del Toro, entre otros. Un nuevo buque insignia en la ciudad de las estrellas.

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Vidrio y acero. Recreación del Museo Lucas, con el Los Ángeles Coliseum detrás.
DEL SÁBADO Vidrio y acero. Recreación del Museo Lucas, con el Los Ángeles Coliseum detrás.

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